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Cádiz

Los restos de los canónigos Aranda y Vallejo en la Catedral

  • Ambos sacerdotes diocesanos fallecieron en los años 2000 y 2006, respectivamente

Los restos de los canónigos Francisco Vallejo Acosta y Antonio Randa Fernández, fallecidos los años 2006 y 2000, respectivamente, ya reposan en la cripta de la Catedral, donde fueron trasladados el pasado miércoles, día de los difuntos, a continuación de una misa capitular que presidió el obispo diocesano, Rafael Zornoza.

El padre Vallejo había nacido en San Fernando el 2 de enero de 1928 y fue ordenado sacerdote el ocho de mazo de 1952, falleciendo el 5 de septiembre de 2006, a los 78 años de edad, en la clínica de San Rafael, en la que se encontraba internado, siendo traslado entonces al cementerio de San Fernando. El mismo año de su ordenación el padre Vallejo fue nombrado coadjutor de la parroquia de San Lorenzo, puesto que desempeñó también en la de San José, así como ecónomo de las del Carmen, Santo Tomás y San Severiano.

En enero de 1976 asumió la Delegación Diocesana de Hermandades y Cofradías, así como el arciprestazgo de Cádiz Extramuros y la párroquia de San José de la que estuvo al frente desde 1986 hasta su jubilación .En marzo de 1977 fue nombrado canónigo de la Catedral, siendo primero penitencia y luego maestrescuela del Cabildo.

Fue también director espiritual de la hermandad del Rocío y su primer y único hermano de honor, al igual que hermano mayor honorario de la cofradía de la Oración en el Huerto. También poseía el Senatus, máxima distinción del Consejo Local de Hermandades, y el galardón Emilio L. Bartús, de la cofradía de la Borriquita.

El padre Antonio Aranda había nacido el 27 de febrero de 1930 en La Carolina (Jaén) y falleció a principios de diciembre del año 2000, a los 70 años de edad, siendo enterrado entonces en el cementerio de San José y más tarde depositados sus restos en la capilla de San Pedro, en la parroquia de Santa Cruz, hasta su traslado a la cripta catedralicia.

En la capital fue coadjutor de las parroquia de Santa Cruz, la Merced y San Severiano, así como canónigo de la Catedral. La música era su segunda vocación lo que le llevó a ocupar el puesto de maestro de capilla del Cabildo Catedral.

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