Cádiz

Los puertos españoles se transforman

  • La mayoría de las ciudades portuarias españolas se adaptan a los nuevos tiempos mientras el Puerto de Cádiz continúa sin dilucidar su integración

Los puertos españoles se están transformando. Existe un proceso de adaptación a las exigencias que los nuevos tiempos están imponiendo en lo relativo a la convivencia entre la actividad portuaria y la vida ciudadana. Todo, en gran medida, forzado por el aumento del tráfico de cruceros en cada puerto y la entrada en los muelles de turistas y ciudadanos que obliga a humanizar las instalaciones y a ofrecer un servicio lúdico y comercial. Muchos de los puertos españoles ya han realizado estos cambios o están en proceso de cumplir con estos ambiciosos proyectos mientras en Cádiz queda aún por decidir cuándo se van a sentar todas las partes implicadas para sacar en claro los pros y los contras de esta gran operación urbanística.

De todas formas, las condiciones específicas del Puerto de Cádiz hace que afrontar este reto se complique. La falta de espacio, determinado por las condiciones geográficas de la capital, y la cercanía de los muelles a la ciudad plantea dificultades a la hora de decidirse por un modelo en concreto. El Puerto de Cádiz tiene que saber conjugar su futuro uso lúdico con la actividad y la seguridad de la operativa portuaria. Pero en todo este proceso, quizá sea bueno conocer los proyectos de otras ciudades y adaptarlos a las características de Cádiz, al margen de las iniciativas propias que se puedan aportar.

En Barcelona, desde las Olimpiadas, el puerto ha ido abriéndose paulatinamente al municipio. Un gran evento para los barceloneses que cambió la relación muelle-ciudad. Permite, por ejemplo, acceder desde La Rambla por la plaza Colón a un nuevo paseo marítimo construido sobre suelo portuario. Todo sin que el paseante note el cambio de propiedad de suelo.

Desde entonces se ha ido añadiendo el Maremagnum, los cines Imax, un acuario, varios museos marítimos, el Museo de Historia de Cataluña, un puerto deportivo público y dos clubs marítimos privados, dos clubs de natación, dos paseos marítimos, el hotel M Barcelona (edificio emblemático en la fotografía arriba a la derecha), la sede corporativa de la firma Desigual -en proceso- que dará trabajo a 1.000 personas, otro nuevo puerto deportivo, dos paseos públicos más con un gran rompeolas para pasear y un mirador desde donde se podrá ver el tráfico de los ferrys y cruceros de la Bocana Norte. Tras esta enumeración es evidente el espacio del que disponen en Barcelona en comparación con las posibilidades de Cádiz.

No obstante, en el proceso de debate que está pendiente de abrir en la capital gaditana sería positivo poner sobre la mesa las experiencias de otros puertos y aplicarlos al caso de Cádiz. Como uno de los nuevos proyectos de reforma integral que se va a hacer ahora en las instalaciones pesqueras. Se va a construir un paseo hasta la llamada Torre del Reloj y se va a instalar un paso elevado en la lonja para ver el proceso de subasta desde el exterior junto a un nuevo restaurante. Desde la Autoridad Portuaria de Barcelona explican que el puerto "es un gran motor económico y tiene que revertir parte de su beneficio en la sociedad".

El Puerto de Málaga, como publicó Diario de Cádiz la semana pasada, ha abierto una zona de ocio y comercio que integra el Muelle Uno en la ciudad. Esta iniciativa se suma a la realizada en el Muelle Dos en un proceso que ha tardado en ser una realidad trece años. Sebastián Camp, director gerente de Málagaport, detalla como el proceso "ha sido complicado porque son dos muelles que están muy metidos en el centro de la ciudad". Al referirse a los trabajos previos de elaboración del proyecto indica que "hay muchas opiniones a las que hay que escuchar" y reconoce que "no ha sido nada fácil congeniar los intereses portuarios con los del Ayuntamiento y los de la sociedad civil".

Sebastián Camp explica como en todas las ciudades con estas características se recrimina "tanto que la ciudad vive de espaldas al mar como que el puerto vive de espaldas a la ciudad". Desde su experiencia en el Puerto de Málaga, "al abrir el puerto a la ciudad cambia espectacularmente la manera de entendernos, es importante que no haya barreras de otro tipo al margen de las verjas". El hecho de que se inunde el puerto de ciudadanos "nos abre y hace que nos aprecien con una mirada más amable", estima Camp.

El Puerto de Santander es otro de los que paulatinamente se está liberalizando y está cambiando su relación con la ciudad. Aunque hay zonas que ya han sufrido la transformación, la finalización del proyecto se perfila de aquí a unos 20 años. Actualmente hay una parte de terreno portuario absorbido por la ciudad que es propiedad del Estado a la espera de otra parte más que se va añadir. Hay una nueva estación marítima y también se ha ubicado un centro de arte de la Fundación Botín.

Desde el gabinete de comunicación del Puerto de Santander, Guillermo Ortiz valora que "al liberar terreno portuario se tiene que renunciar al tráfico en ese muelle". Es el precio que hay que pagar, si se quiere mantener la actividad, "nos guste o nos disguste, hay que tener en cuenta que los puertos son zonas fronterizas", por eso "tienen que tener un control de acceso con barreras más o menos bonitas, más estéticas, pero tiene que haberlas". En la misma línea se encuentran otros puertos como Vigo, Cartagena, La Coruña o Valencia que ya llevan la delantera al puerto gaditano en un terreno de máxima competitividad.

modelos de terminales

Otra de las iniciativas que se han planteado respecto a los muelles gaditanos es la construcción de una terminal que reciba el tráfico de turistas de los cruceros. Una terminal o varias que den servicio a cada embarque. Entre el resto de los puertos españoles se pueden tomar como modelos los casos de Málaga y Barcelona. El puerto de Málaga tiene una estación marítima con dos terminales dentro. Un edificio común pero que está capacitado para funcionar de forma independiente y separar la operativa. Está preparado para buques de 7.000 pasajeros y puede ser unificado para atender a los grandes cruceros. Hay que tener en cuenta que el Puerto de Málaga ha recibido 700. 000 pasajeros este año.

El Puerto de Barcelona está acondicionado con siete pequeñas terminales independientes que dan servicio directo a cada crucero. Cinco de ellas son de uso público y gestión privada y están pendientes de sacar a concurso la construcción de una octava. Desde la Autoridad portuaria de Barcelona insisten en que "es un proceso de reflexión que tiene que llevar a cabo el puerto en cuestión". En la actualidad en Barcelona reciben dos millones y medio de cruceristas al año.

Esta claro que el factor geográfico condiciona la transformación del suelo portuario gaditano y que muchos de estos proyectos se hacen sobre terrenos ya inutilizados. De todas formas, las obras en otros puertos ya han concluido o están inmersos en largos procesos de transformación. Cualquiera que sea el modelo que se elija para implantar en Cádiz va a mantener el Puerto en obras durante un amplio periodo de tiempo en un sector que tiene una alta competencia.

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