Cádiz

La procesión eucarística se prolongó durante casi tres horas

  • El obispo de Cádiz y Ceuta concelebró el pontifical con el cabildo catedral y una veintena de sacerdotes · Numerosas personas llenaron el templo y luego las calles del itinerario del cortejo

A las dos de la tarde, desde el altar mayor de la Catedral, el obispo diocesano Antonio Ceballos, impartía la bendición con el Santísimo, concluyendo de manera oficial la solemnidad del Corpus Christi, iniciada cuatro horas antes en el mismo lugar con el Pontifical presidido por el prelado, que concelebró con el Cabildo, con el deán Enrique Arroyo al frente, y una veintena de sacerdotes, actuando como maestro de ceremonias el canónigo Rafael Vez.

Ocuparon lugar destacado la Corporación Municipal, encabezada por la alcaldesa, Teófila Martínez, que llegó bajo mazas al templo, siendo recibida por una representación de los capitulares, así como del subdelegado de Defensa, capitán de navío Vicente Pablo Ortells, el presidente del Secretariado Diocesano para las Hermandades, Alfonso Caravaca, y el del Consejo de hermandades, Martín José García.

Numerosas personas llenaban los bancos de la Catedral, entre ellas representantes de la asociaciones y hermandades que iban a participar en la posterior procesión eucarística, cuya cruz de guía salía por las puertas centrales quince minutos después de las once de la mañana.

Un grupo de niños y niñas de primera comunión la seguían por las calles, con más público en las zonas de sombra, cubiertas con tomillo y romero para la ocasión, así como representaciones de instituciones religiosas, entre ellas la de la cofradía de la Vera-Cruz, en la que Ramón Fernández portaba una bandera pontificia en señal de apoyo al Papa Benedicto XVI.

Diez minutos después bajaba la rampa el nuevo Simpecado de la archicofradía del Rosario y detrás el paso con la imagen de la Patrona, dirigido por Juan Pidré, cuya imagen vestía el terno del cincuentenario, obra de Miguel Ángel Franco, coautor del estandarte antes citado con Francisco Pizano y Alejandro Montes de Oca, y artífice también del exorno con gladiolos color salmón y tulipanes rosa.

La Virgen, con el bastón de alcaldesa en el frontal, llevaba una medalla del sacerdote Antonio Ternero Pérez, la de Alfonso X El Sabio del dominico Ramón González Mesa, y un alfiler de Magdalena Ternero Pérez, madre de tres sacerdotes diocesanos, con motivo del Año Sacerdotal. Llevaba una escolta de marinería y la seguía la banda de música Maestro Dueñas, de El Puerto de Santa María.

A continuación se situaban más representaciones de asociaciones y hermandades, que en el caso de las sacramentales portaban cirios rojos y en las demás blancos, así como de la Adoración Nocturna y el Consejo Local.

Precedida de un grupo de Cáritas, el coro de seises, seminarista y sacerdotes, y un lábaro eucarístico, que portaba José Ramírez, de la Esclavitud, cinco minutos antes de las doce del mediodía, a los sones del himno nacional interpretado por la banda de música de Gailín, de Puerro Serrano, salía la custodia con el Santísimo, adornada con flores blancas, espigas y racimos de uvas.

José Julio Reyeros dirigía la carroza, escoltada por marineros de la fragata Santa María, en cuyas maniguetas se situaban los sacerdotes Rafael Fernández, Marco Antonio Huelga y los marianistas Ignacio Sánchez y Rafael Iglesias, respectivamente.

Detrás se situaban el obispo y el cabildo catedral, así como un palio de respeto, y a continuación la Corporación Municipal bajo mazas, portando el pendón de la ciudad la concejala Clara Posadas, el subdelegado de Defensa y damas y caballeros hospitalarios.

Pasada la una y media de la tarde, la Patrona regresaba a la Catedral, y diez minutos después la custodia, impartiendo luego el obispo la bendición final desde el altar mayor.

A las siete y media de esta tarde, en San Antonio, comienza el triduo de la Esclavitud del Santísimo a cargo del vicario Alfonso Bemejo, cantando el coro de San Martín.

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