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Que no nos falte la ilusión

  • La Cabalgata de Reyes vuelve a dejar un regusto amargo con solo siete carrozas de escasa altitud, con poco ornamento y sin brillo. El itinerario por el casco antiguo suple las carencias del cortejo

Qué poco lucen las cabalgatas de Reyes en Cádiz. O qué poco se lucen con las cabalgatas de Reyes en Cádiz. Si a lo único que aspiramos es a decir: "ha estado un poquito mejor que el año pasado" es que algo falla.

En los últimos años este evento, uno de los más esperados por los gaditanos, ha dejado un regusto amargo en aquellos que lo han presenciado en directo. Esta ocasión no iba a ser menos. Sí, ha estado un poquito mejor que en 2016, pero eso no es suficiente.

Solo siete carrozas se antoja un número escaso, y si lo acompañamos de un cortejo también 'cortito' y dispar, la cosa se queda en un quiero y no puedo, en el que al final lo más importante es matarse por coger caramelos.

Porque de eso no podemos quejarnos. Caramelos había, y muchos. Tantos, que han sido protagonistas de la cabalgata sin quererlo. En cada una de las carrozas varias cajas de cartón que guardaban las golosinas estaban situadas alrededor de los protagonistas, desluciendo el montaje y ofreciendo una imagen bastante cutre.

Tampoco es que las carrozas estuvieran perfectamente decoradas. Para empezar llamaba la atención la altura. Eran carrozas muy bajas, en las que los reyes, estrella y el cartero no eran fáciles de ver si te tocaba estar un poco lejos. Además de su altura destacaba que son pequeñas y no hay mucho espacio para colocar figuras o adornos espectaculares.

Quizá ese sea el motivo de que apenas destaque ningún ornamento en ellas: no había brillos y los motivos eran pocos, sosos y algo tristes. Si un espumillón es lo que más resalta, mal vamos.

Por el lado positivo, el nuevo recorrido por el casco antiguo, que repite tras el año pasado. Una cabalgata como ésta desluciría por la avenida principal de Cádiz, porque sus carencias serían aún más visibles. Ya pasó hace dos años con la última cabalgata organizada por el equipo de Teófila Martínez, aquella que pasará a la historia de la ciudad por los trailers.

Aunque sin duda lo que hay destacar es el ambiente festivo vivido a lo largo de toda la jornada. La ilusión de los niños, sus caras de alegría y felicidad por contemplar a aquellos que les traerían sus anhelados regalos no tiene precio.

Los gritos ante el paso de las carrozas era la nota dominante a lo largo de todo el recorrido, con especial relevancia en la plaza de San Juan de Dios, punto final del desfile, donde se concentró un gran número de personas esperando a Sus Majestades.

La salida tuvo lugar diez minutos después de lo previsto desde el Paseo de Santa Bárbara, en cuyos alrededores estaban situados muchos gaditanos.

La agrupación musical Sagrada Cena era la encargada de abrir el cortejo a ritmo de samba, animando a todos los presentes.

Tras ella, una furgoneta de hinchables entorpecía la vista del cortejo, que seguía con varios personajes infantiles muy reconocibles como las tortugas ninjas, la Patrulla Canina, Masha y el Oso, Mickey, Minnie, Peppa Pig o Pocoyo, entre otros.

La primera carroza, la de la Estrella de Oriente (encarnada por Elena Medina), lucía tonos blancos y celestes, con dos estrellas y varios espumillones como únicos adornos. La joven saludaba y tiraba caramelos ataviada con un vestido blanco, con el que tuvo que pasar bastante frío, a diferencia del cartero y los reyes, que sí iban bien abrigados.

Tras ella desfilaron varios hadas y duendes pertenecientes a Afanas, quienes precedían a la carroza de la Patrulla Canina, aunque solo estaba formada por Rocky y Ryder. ¿Dónde quedaron Skye, Zuma, Rubble, Chase y Marshall? ¿Es que ellos no tenían derecho a desfilar por la ciudad de Cádiz?

Más personajes infantiles televisivos formaban parte del cortejo, porque el siguiente pasacalles era el de Peppa Pig y muchos de los protagonistas de la serie, como Danny Dog, Rebeca Rabbit, George, Mamá y Papá Pig.La carroza del cartero (encarnado por Miguel Clares) se notaba algo más elaborada. Contaba con un buzón de correos y una carta, que recordaban vagamente al mundo de Alicia en el país de las maravillas, y el trono con el color azul como tono predominante.

Otro nuevo desfile de personajes infantiles daba la bienvenida a la carroza de La Gran Casa de Chocolate, muy lograda con un bebé gigante llorón y una casita dulce muy bien montada. Piruletas, barquillos, chupa-chups, bastones de caramelo y chocolate componían el paisaje de esta propuesta, a la que seguía un desfile de duendes y un árbol otoñal mágico, denominado por los organizadores como Bosque Encantado.

Era ya el turno de uno de los más aclamados por los niños: el Rey Melchor (encarnado por José Luis García Cossío), que saludaba al público en una carroza con tonalidades doradas y naranjas, a las que se sumaba el azul del traje de Su Majestad.

Al igual que el resto del cortejo, se trataba de un vehículo con pocos adornos y en el que lo más llamativo era ver al propio rey, quizá un poco serio en esos primeros instantes del recorrido.

El pasacalles Feliz Navidad antecedía al Rey Gaspar (encarnado por Rafael Fernández Bernal), en un espacio ornamentado con unas columnas moradas y doradas y algunas estrellas de papel.

El desfile Día de Regalos era el último y estaba compuesto por muñecos de jengibre, un gran soldadito de plomo hinchable, regalos, un árbol de Navidad...

Tras él, el Rey Baltasar (encarnado por Carmelo García Muñoz), en una carroza inspirada en Egipto, con efigies, obeliscos y motivos que recordaban a la ciudad del Nilo.

Tras ella, acababa otro año más la cabalgata dejándonos con una pregunta en el aire: ¿Será la del año que viene un poquito mejor?

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