Política municipal La duración de las sesiones de la Corporación

El pleno se debate a sí mismo

  • Los portavoces de los grupos reconocen que cada sesión no puede alargarse tanto · El PP culpa de ello a la oposición y esta arremete contra la alcaldesa

Los concejales del Ayuntamiento se sentaron el viernes a las nueve y cuarto de la mañana y abordaron un pleno que no concluyó hasta las seis menos veinte de la tarde. Ocho horas y media de sesión. En el del mes de enero, comenzó a las nueve de la mañana y no terminó hasta alrededor de las cinco. Ocho horas de pleno.

La amplia duración de las últimas sesiones están convirtiendo al primer viernes de mes en el más temido para los 27 concejales que conforman la Corporación Municipal. Para ellos y para los que asisten a los plenos, bien como trabajadores (funcionarios, policías, medios de comunicación,...) bien como público asistente (dos o tres, salvo protestas o intervenciones de colectivos). El pleno municipal se debate a sí mismo. Y los resultados no son nada positivos. ¿Es normal que se alarguen tanto las sesiones? ¿Hay fórmulas que reduzcan el tiempo de debate?

El portavoz del equipo de gobierno, Ignacio Romaní, cree que la base de toda la problemática está en la "bronca" que preside el salón de plenos. "Es la fase más bronquista que he conocido", comentaba ayer el concejal del Partido Popular al ser preguntado por este periódico, considerando también que hay "muy mala educación". Ese es el motivo principal que Romaní achaca a la demora del pleno, aunque defiende que las sesiones "durarán lo que haga falta", entendiendo "que es bueno para la ciudad" si ese tiempo se emplea en debate "y no en buscar bronca, como hace la oposición".

Al mismo tiempo, el concejal manifiesta que han sido dos plenos puntuales, no siendo normal que se alarguen tanto. Y defiende que cada grupo tiene la oportunidad de defender sus propuestas e ideas el tiempo que necesiten. "La alcaldesa tiene por costumbre no moderar el tiempo porque quiere que todos se expresen cuanto necesiten. Por eso no entendemos las broncas", asevera. Para el portavoz del PP, en definitiva, no es la duración lo que debe debatirse, "sino el tono y el sistema de bronca" en el que se ha convertido cada sesión.

Esta postura choca frontalmente -como todos los debates en el Ayuntamiento- con las opiniones que manifiestan los portavoces de los dos grupos de la oposición, que muestran su desacuerdo con la extensión de las sesiones y culpan de ello a la alcaldesa, Teófila Martínez, y a sus largas intervenciones en cada punto.

"La alcaldesa consume la mitad del tiempo que duran los plenos", asegura el portavoz de los socialistas, Rafael Román, que se pregunta por qué Martínez habla "el doble que el resto". El concejal explica que su grupo tiene como norma intervenir una sola vez en aquellos puntos que no son suyos, "como medida de prudencia política para no repetir argumentaciones". Para Román, lo que viene ocurriendo en los plenos "es un escándalo", no encontrando comparaciones con otros ayuntamientos, y "una barbaridad desde el punto de vista democrático", criticando que en cada punto el debate se derive hacia Zapatero, Chaves o Carlos Díaz.

El portavoz del grupo mixto, Sebastián Terrada (de Izquierda Unida) también tacha como culpable de la duración de los plenos a la alcaldesa, "que no modera sino que es juez y parte". Terrada cree que los últimos plenos están siendo "caóticos" y que a la alcaldesa "se le va de las manos y los utiliza como discurso", lo que él entiende como "una falta de respeto no sólo a los concejales, sino también al público y a vosotros los periodistas". Además, lamenta "los insultos y el desprestigio" que muchas veces convierten la sesión "en un patio de colegio".

Como solución, el concejal de IU propone "mesura en las intervenciones y discursos más breves", además de hacer una llamada a la reflexión, "sobre todo a la moderadora para que no haga un mal uso de los plenos".

Pese a reconocer que las sesiones plenarias se extienden en demasía sin causa justificada, ninguno de los tres portavoces plantea medidas como la reducción del número de propuestas (como hace Diputación). Tienen claro que lo que sobra en los plenos no son las propuestas, sino las extensas intervenciones partidistas y las discusiones innecesarias.

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