Cádiz

Se está perdiendo y es una pena

ACE 30, 40 años, no había almuerzo de verano que no se rematase con una buena barra de helado. Los chiquillos de la casa le hacían la ola a ese lingote bicolor o tricolor, según los sabores. Entre dos galletas cuadradas se colocaba el corte de 'helao'. La madre se disponía a cortar y la prole rezaba porque se le fuera la mano en la medida. Si el suculento bloque era generoso, uno se veía obligado a abrirse la boca con un gato hidráulico. De no lograrse introducir en la boca a la primera, la opción era desgastar con la lengua los cuatro lados del irregular y refrescante hexaedro. El corte aún no se ha perdido, aunque está en desuso. Siguen vendiéndose las barras y las galletas, pero han sucumbido ante tanto helado sofisticado que entra por los ojos. Pruebe usted este verano tras un almuerzo a sacar de forma ceremoniosa (como cuando éramos chicos) la barra y las galletas. Los niños contemplarán este dúo con la cara más descolgada que la puerta de un iglú. El único corte será el que usted se lleve.

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