Aunque Cádiz ha perdido más de 25.000 habitantes en los últimos años, no es una cifra que preocupe especialmente en una ciudad tan densamente poblada, especialmente al integrarse en un área metropolitana. "Esas familias que se han marchado a otras localidades cercanas hacen casi toda su vida en Cádiz y ese es uno de los grandes potenciales de una capital que difícilmente puede recuperarlas como residentes por sus limitaciones de espacio", advierte Martínez que, en todo caso, sí lamenta una menor presencia "de la antigua burguesía gaditana, que apenas está presente en la vida social y cultural de Cádiz. Es algo que se echa de menos, pero que también ocurre en El Puerto o en San Fernando".

Esta dejación de un sector de la sociedad no debe considerarse, según el análisis de la alcaldesa, como un ejemplo de pasividad hacia su ciudad por parte de los vecinos. "Es cierto que desde una administración se puede intentar cambiar el sentimiento general, pero no puede meterse en el individual. Éste es un cambio más lento, pero que se consigue si se ve efectividad y cumplimiento en los compromisos".

Considera como positivo que el gaditano "es ahora más crítico con su ciudad. Se es consciente de que a nadie se le regala nada y que su Ayuntamiento ha demostrado que con trabajo se consiguen las cosas, y que cumplimos lo que prometemos. Eso le anima a implicarse, cada uno en su manera, en el desarrollo de la propia ciudad. Se asume que sólo se consigue algo cuando se es exigente y no se desaprovechan las oportunidades".

Esta es otra de las bases del Cádiz que pretende Teófila Martínez. Considera en todo caso, que a las nuevas generaciones "es necesario trasmitirles cómo estaba antes Cádiz, lo que se ha mejorado para así afianzar su creencia en la capacidad de seguir transformándonos. Que aprendan y comprendan el esfuerzo que se ha realizado en estos años para mejorar la ciudad y ponerla en rumbo a su futuro".