Cádiz

Una parte del Cádiz abandonado

  • Diversas administraciones públicas mantienen edificios vacíos en la ciudad desaprovechando el potencial económico que supondrían. Aportan una sensación de dejadez en las calles

Es solo un paseo por las calles de Cádiz, y la ciudad tiene muchas, pero en ellas están cada vez más presente una especie en aumento y que de momento parece que tiene porvenir. Son los grandes edificios abandonados, vacíos y en algunos casos sin un claro uso futuro. Una especie de lastre que arrastran estos viejos adoquines y que figuran como viejos y colosales mastodontes difuntos que en tiempos de bonanza económicas hubieran sido tesoros de incalculable valor o tasados por encima de su valor. Visión de la realidad que vivimos, de la falta de crédito, de la escasa liquidez, de la inmovilización de las inversiones, de los recortes de los presupuestos públicos y de lo fácil que es vender humo con el viento a favor.

El recorrido comienza en pleno Paseo Marítimo. Centro de la industria turística local, donde se sitúa la residencia Tiempo Libre de la Junta de Andalucía. Se tenía intención de renovarla en 2007, un nuevo proyecto que incluía oficinas administrativas con vistas al mar, y fue cerrada dos semanas antes de lo previsto tras la detección de un brote de legionela en el mes de noviembre de ese mismo año. A día de hoy, cuatro años después, sigue cerrada y el proyecto sigue siendo un estupendo documento virtual que queda en el recuerdo de las hemerotecas. Desde la calle cada vez son más la ventanas que se divisan sin cristales, a merced de las palomas y los temporales, y las cubiertas de las pérgolas instaladas en la antigua piscina ya no protegen tanto del sol como antes.

El antiguo edificio de la Caja Nacional de la Seguridad Social, es una de las primeras visiones que se tiene al atravesar las murallas de la Puerta de Tierra gaditana. Es otro de los edificios administrativos que no tienen uso. En el debate, su reutilización o la intención pública municipal de hacer una gran plaza que libere a las murallas. En su puerta dos carteles, uno en cada hoja, que rezan a la par: "Nos hemos trasladado".

La milla de oro del abandono arquitectónico gaditano se concentra en el tramo que comprenden las avenidas Duque de Nájera y Gómez Ulla, es decir La Caleta y el Parque. Allí se encuentran el tan de actualidad Varcárcel, la Escuela de Naútica, el antiguo edificio del Olivillo y el colegio mayor Beato Diego. Naútica, por ejemplo, presenta un aspecto característicos en este tipo de edificios. Son cornisas destruidas con riesgo de desprendimiento de cascotes, una malla que recubre la fachada y ventanas sin cristales. Lo de las ventanas abiertas resulta curioso, en muchos de los casos no es que estén abiertas es que solo está el marco sin hoja que aparentemente proteja el interior.

Alejado del mundo urbano y de la fecha de su construcción se encuentra en la Punta San Felipe el edificio de Puerto América. Desde 1992 observa frustrado su propia existencia. No ha tenido ningún uso y tampoco tiene claro su futuro. En su retina aún mantiene grabadas las velas desplegadas de los grandes veleros de aquella Gran Regata. La regata del 92, la de 2000 y la de 2006. Este año tiene una cuarta oportunidad de ser testigo de otra gran concentración naval. Mientras, su fachada muestra los tapiados y las pintadas de aquellos que si le han dado un uso en este tiempo, de mural. El instituto Rosario, entre la calle San Francisco y San Agustín, el Casino Militar o el futuro uso cultural de los Depósitos de Tabacos son otros de los miembros de este catálogo que incluye esta parte de Cádiz abandonada. Una ciudad que adolece tanto de espacio y que está tan desaprovechada.

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