Proyectos para la ciudad tras la pandemia

La tormenta perfecta cae sobre Cádiz

  • El nuevo curso ciudadano se inicia con todas las incógnitas sobre nuestro futuro que ha dejado una pandemia que aún sigue dañando a Cádiz

Cádiz en la maqueta del Museo de las Cortes.

Cádiz en la maqueta del Museo de las Cortes. / D.C.

Cada año, en septiembre, hablamos de cómo debe ser el nuevo curso político, de los proyectos que el Ayuntamiento, la Junta o el Estado tienen pendientes de desarrollar en la ciudad.

Hablamos de las broncas en el Consistorio, de la falta de acción de la administración regional, del necesario apoyo al comercio y la hostelería, de la eterna espera de promociones de viviendas sociales... De la falta de empleo.

Este año, por ejemplo, en la agenda estaba el inicio de la gran reorganización de los aparcamientos en el casco antiguo y su relevancia dentro del objetivo de conseguir una ciudad más sostenible. O recordar que la Junta sigue sin aclararse sobre el Hospital Regional. O ver qué iba a pasar con la pérgola del parque Genovés, así como los avances en la relación muelle-ciudad.

Todos estos temas serán noticia para bien o para mal. Pero este septiembre es muy diferente a los anteriores, incluso en los años más duros que siguieron a la última crisis de 2008. La pandemia del coronavirus nos ha tocado de lleno no solo en el plano sanitario, sino también en el económico y social.

Cádiz, no lo olvidemos, está en crisis desde hace cuarenta años, cuando comenzó el desmantelamiento de su industria naval. Nos habremos recuperado en sectores como el comercio y habremos crecido en otros como el turismo, pero los pilares de la ciudad nunca se han recuperado, lo que nos sitúa ahora en una posición mucho más delicada que otras grandes poblaciones del país a la hora de iniciar la recuperación.

Un hotel cerrado durante el estado de alarma. Un hotel cerrado durante el estado de alarma.

Un hotel cerrado durante el estado de alarma. / Julio González

Por si fuera poco, la pandemia ha tocado de lleno, con especial dureza, al turismo y a la hostelería que en los últimos años estaban jugando el papel, en otro nivel y con menos potencia generadora de empleo y riqueza, que tuvo la industria en sus buenos tiempos.

Así que llegamos a este septiembre tan incierto que nos obliga no sólo a plantear nuestro futuro a corto y a medio plazo, tapando los huecos que ha dejado y seguirá dejando la pandemia. Estamos obligados, como sociedad que intenta progresar, a plantear medidas que nos permitan afrontar con más garantías de las que hemos tenido ahora una próxima catástrofe sanitaria o económica pensando en el Cádiz de las próximas décadas.

Está claro, y así se lo ha manifestado el alcalde José María González en más de una ocasión, que es un error centrar nuestras esperanzas en un único nicho de empleo. Ni solo el turismo-hostelería-comercio, ni solo la industria, ni solo el puerto.

Pero tampoco significa que se apueste a la vez por los tres sectores sin contar con una estrategia de desarrollo lógica y global, primero con una mirada esencial a la Bahía (siempre de espaldas para todas las ciudades que la conforman), y afrontando la modernización de todos ellos, en su organización, en su gestión y en sus contenidos.

Es decir: Cádiz debería de aprovechar la catástrofe provocada por la pandemia para redefinir con claridad su modelo de ciudad para las próximas décadas. Si para una revolución de este tipo es necesario una tormenta perfecta, aquí la tenemos. Y ante tantas desgracias como nos ha traído tenemos que aprender muchas lecciones.

Una esencial, muy esencial porque si no se cumple será imposible salir a flote de la forma adecuada, es buscar un acuerdo común sobre qué queremos y cómo queremos hacerlo entre todas las instituciones públicas y privadas.

No es una novedad. En estas décadas se ha hablado en infinidad de ocasiones de la necesidad de la unidad, pero ahora estamos obligados a dar un paso más allá y poner sobre la mesa nuestro futuro en todos los ámbitos. Sobre un papel en blanco, limpio de ideologías, de perjuicios, de enfrentamientos, para plasmar la ciudad de su tercer milenio.

"La crisis de liderazgo provoca incertidumbre"

José Ruiz Navarro es catedrático emérito de la Universidad de Cádiz. Ha sido uno de los grandes promotores del emprendimiento y participa activamente en la elaboración de estudios sobre nuestra realidad y de propuestas sobre nuestro futuro y el de toda la región.

A él me dirijo para que refuerce este análisis. En su primera reflexión deja claro un concepto que se repetirá también en otros comentarios: "Hay una crisis de liderazgo que provoca incertidumbre. Y en momentos de incertidumbre como los que estamos viviendo la sociedad necesita un liderazgo claro y fuerte. Pero que no sea unipersonal, sino compartido, en el que se implique la política, pero también el mundo académico, el empresarial, el social, el intelectual, los medios de comunicación".

A partir de esa fase tan lógica pero, visto nuestro pasado, tan complicada de conseguir: "hay que apostar por el talento en cuanto a inteligencia colaborativa".

Considera que el diagnóstico sobre nuestra situación está muy claro y ya lo trasladó hace unas semanas el Colegio de Economistas, pero su desarrollo choca con lo que considera como “excesiva ideología en muchos políticos, que supone un freno en la conexión con la realidad”.

"Cádiz necesita dar un giro de timón rápido. Necesita un diálogo más eficaz entre todas las administraciones priorizando cuestiones como, por ejemplo, la educación y la formación. No puede ser que tengamos altas tasas de paro y, sin embargo, exista una alta demanda de empleo para técnicos especializados que no se puede cubrir. Es esencial ya poner en marcha programas de formación digital".

Tiene claro Ruiz Navarro que "uno de nuestros agujeros negro es el fracaso escolar y la huida de los jóvenes, frente a lo cual se ha ido apostando por el turismo, que se ha ido al traste con la crisis de la pandemia".

En el otro platillo de la balanza constata la potencia histórica de la economía marina y el desarrollo de plataformas logísticas en las que tendría un papel relevante la Zona Franca y el puerto en la actuación pendiente en el antiguo suelo de Las Aletas.

Para ello afirma que es esencial "elaborar proyectos de calidad que puedan presentarse a las líneas de apoyo que va a poner en marcha la Unión Europea". Ya tendríamos que estar en esta fase que nos evite no perder, también, este tren. Y para ello asume como esencial "reforzar la capacidad de gestión, porque uno de nuestros puntos débiles es la ausencia de gestores, tanto públicos como privados".

Considera que la apuesta de Europa irá por proyectos relacionados con el ecosistema "donde Cádiz puede liderar la economía azul, en la que ya trabaja la Universidad", además de las nuevas tecnologías, el ámbito climático y un desarrollo marítimo más sostenible.

La importancia de la Zona Franca

En todo este proceso la Zona Franca deberá de jugar un papel relevante. Primero porque cuenta en Cádiz con mucho terreno libre, lo cual siempre es un tesoro en esta ciudad; segundo, porque el Consorcio ha ido expandiéndose por toda la provincia y tal vez sea hoy la única institución de potencial económico con un claro concepto de Cádiz como un territorio amplio y diverso; y tercero, porque quien lo gestiona aún siendo un político adscrito a una partido, también acostumbra, si trabaja bien, a estar por encima de las ideologías.

Fran González, recién estrenado en este cargo, aporta su reflexión en este debate sobre la capital y su futuro inmediato y coincide con Ruiz Navarro en la necesidad de un liderazgo compartido.

"Cádiz no puede estar basándose en un único modelo productivo. Necesita dar más atención al tejido empresarial, aunque con un nuevo escenario en el que éste esté vinculado a la economía medioambiental, a la economía azul y a las nuevas tecnología", poniendo como ejemplo el espacio que se está habilitando en la antigua Ibérica Aga, en el polígono exterior.

Asume que esta nueva etapa que se debe abrir en Cádiz "tiene que estar sustentada en la colaboración institucional, no en un liderazgo personal, que sea capaz de plantear proyectos viables. Hay que convertir esta crisis sanitaria, económica y social en una oportunidad en la que si cada uno va por su lado no se logrará nada. Debemos dejar a un lado nuestras discrepancias y si todo va bien dirigido y organizado no nos equivocaremos".

Lo cierto es que esta transformación del modelo urbano, en una ciudad que con tres mil años a su espalda ha vivido muchos grandes baches, no es cosa de un día y, además, no puede dejar a un lado los históricos problemas de Cádiz que se han acentuado en estos meses de pandemia.

Así, mientras se perfila qué queremos ser y hacer, habrá que ponerse a trabajar en la consecución de viviendas públicas que reduzcan el grave problema habitacional que tenemos, donde la Junta tiene un papel decisivo que parece que ha olvidado desde hace años (tanto con el PSOE y con el PP-Cs) y en la búsqueda de empleo para reducir los 14.000 parados que tiene la ciudad, una urgencia en este caso con un gran calado social, que choca con la obligación de la mejora de la formación, un proceso más lento.

A la vez hay que avanzar por caminos ya iniciados con un crecimiento armonizado de la planta hotelera, la apuesta por un casco histórico peatonal y por ello más atractivo y por cuestiones que, ignoradas y despreciadas por el Ayuntamiento, deberían de ser también relevantes como es la puesta en uso de nuestro rico patrimonio histórico, y el cuidado de la propia imagen de la ciudad.

El alcalde, José María González, junto al vicepresidente de la Junta, Juan Marín. El alcalde, José María González, junto al vicepresidente de la Junta, Juan Marín.

El alcalde, José María González, junto al vicepresidente de la Junta, Juan Marín. / Julio González

Aunque se asuma la necesidad que tiene Cádiz de concretar un liderazgo compartido, no debemos obviar el papel relevante que en nuestro día a día tiene el Ayuntamiento de Cádiz.

En las últimas semanas hemos visto la total ruptura del equipo de gobierno de José María González con la oposición, lo que le puede dificultar la gestión de los años de mandato que le quedan. Frente a ello, vemos con envidia como en Sevilla todos se ponen de acuerdo para elaborar un ambicioso plan de recuperación del turismo (plan que ya está terminado y confeccionado por técnicos municipales mientras que aquí aún carecemos del mismo), un plan de recuperación de la ciudad apoyado por los partidos de la izquierda y la derecha y, también, un proyecto de protección del patrimonio histórico comercial, que aquí tanto se ignora.

Es cierto que Kichi ha ofrecido "acuerdos de ciuda"” que no han salido adelante por la desconfianza entre unos y otros; incluso ha fracasado en el intento de reunir a los alcaldes de la Bahía en defensa de la industria naval, algo que parecía de obligado cumplimiento. Pero estos fracasos no deberían de anular nuevos intentos. Si, por lo que parece, hay una buena conexión, pensando en clave ciudad, con la Zona Franca y con la Autoridad Portuaria, hay que exprimir al máximo esta capacidad de diálogo con otros entes públicos y privados.

Y en esta ecuación no se debe olvidar a la Junta que, a pesar de tantas firmas de convenios y apretones de mano tanto con Teófila Martínez como con José María González, tiene una larga lista de proyectos pendientes en la ciudad, algunos de desarrollar como la continuidad de su plan de vivienda o la Ciudad de la Justicia, o de aclarar si se quiere o no construir el Hospital Regional de Cádiz.

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