Cádiz

"Es lo mejor que se ha hecho en Cádiz"

  • Se acaban de cumplir diez años del soterramiento de la vía del tren y la mayoría de ciudadanos piensa que fue un acierto · Destacan la integración de todos los barrios y las mejoras estéticas, de limpieza y seguridad

Todo el mundo coincide. El soterramiento de la vía del tren "es lo mejor que se ha hecho en Cádiz, lo mejor en lo que se podía haber invertido el dinero". Los vecinos de los alrededores de la actual avenida Juan Carlos I aseguran que han ganado "al cien por cien" e incluso "al mil por cien" en todos los sentidos: limpieza, seguridad, comunicación, estética y más vida en la zona. También todos coinciden en que debería haberse hecho antes.

Antes de esta gran obra, la ciudad estaba dividida por la vía del tren y muchos barrios estaban aislados. Había cuatro pasarelas peatonales -"muy incómodas para cruzarlas, sobre todo los niños y las personas mayores", según los ciudadanos-, dos pasos subterráneos para los vehículos, tres pasos a nivel y dos puentes.

Para ir a la playa desde Puntales, la barriada de la Paz, Guillén Moreno, Loreto, Segunda Aguada o el Cerro del Moro "era una odisea", expresa Pilar García, presidenta de la asociación de vecinos de Puntales, quien cuenta que desde su barrio, tenían que cruzar la pasarela con las sillas, las mesas, las sombrillas, los niños... Ella está convencida de que el soterramiento "es la mejor obra que se ha hecho en Cádiz". Y dice que, desde que se hizo la avenida Juan Carlos I, "parece que todo está más cerca, antes se hacía más cuesta arriba ir al otro lado de la ciudad".

Muchos ciudadanos, para no tener que cruzar las pasarelas, -algunas daban muchas vueltas-, pasaban andando por los subterráneos destinados a vehículos, con el consiguiente riesgo. Y otros, cruzaban directamente la vía. La imprudencia o el despiste hizo que muchas vidas se quedaran entre los raíles.

Para Antonio Peinado, presidente de la asociación de vecinos de Segunda Aguada, lo más importante que se ha conseguido con el soterramiento es "las vidas que se han salvado. En estos diez últimos años, no se han conocido accidentes por el paso del tren, y si el proyecto se hubiese hecho diez años antes, se hubieran evitado muchas más muertes", comenta.

En cuanto a barreras arquitectónicas y a incomodidades para ir de un lugar a otro de la ciudad, las mujeres que entonces tenían niños pequeños pueden contar muchas historias. Chari Rossi, por ejemplo, vive en Avenida Marconi y tenía que cruzar la pasarela con sus hijos para llevarlos al colegio, que estaba al otro lado de la vía del tren. Pero a la niña "le daba pánico" la pasarela y muchas veces tenía que coger el coche para llevarla a través del túnel. Como ella, muchas madres que vivían en la misma calle y llevaban a sus hijos al colegio Amor de Dios, que está enfrente, tenían que hacer una pequeña excursión cada mañana.

Paqui Naranjo relata que ella llevaba a sus niños al colegio por el paso a nivel de la calle Trille. "Cuando bajaba la barrera, se formaba una cola que llegaba hasta la mitad de la calle y, cuando se levantaba, parecía una manifestación con tanta gente cruzando la vía del tren".

Ahora estos inconvenientes se han saldado. La ciudad está unida, todos los barrios conectados y, como apunta José Aragón, presidente de la AVV de Loreto, "se ha acabado con el aislamiento de muchos vecinos", que ya no tienen que pensárselo dos veces para ir a la playa, al hospital o a la avenida principal.

Hay comerciantes a los que les ha beneficiado este cambio en la ciudad. Entre ellos, los de la Laguna, donde ahora llegan los vecinos de Loreto y el Cerro del Moro en pocos minutos, y viceversa. Otros, como Saneamientos Rossi o el Salón de Belleza Atenea, no han notado mucho el cambio en cuanto a clientela. Pero sí en otros aspectos. "Antes teníamos una tapia delante y ahora la vista es más bonita, pasa más gente, hay más luz...", señala Paqui Naranjo, del Salón de Belleza Atenea, situado frente a la estación de tren de Segunda Aguada. Uno de sus clientes, Diego Mena, apunta que "los más antiguos jamás podían pensar que podría haber una avenida sobre la vía del tren". Añade que la zona "ha ganado muchísimo porque hay menos ruido, más seguridad, más limpieza... Yo llevo 55 años viviendo en la calle Mirabrás y antes me despertaba por las mañanas con el ruido del tren. Ahora no se escucha nada".

Otro de los comerciantes beneficiados con la nueva avenida es Juan Ares, dueño de la pastelería-cafetería Las tres ranas, situada en la avenida Juan Carlos I a la altura de La Laguna, en un local propiedad de su padre que lo tenía abandonado por el lugar en el que se encontraba. "No veíamos futuro aquí, junto a la vía del tren, en un sitio donde no pasaba nadie. Pero al observar la vida que iba teniendo la zona tras el soterramiento, le propuse a mi padre montar un negocio aquí. Y la verdad es que no va nada mal porque hay un trasvase constante de gente entre Loreto y la Laguna", cuenta Juan Ares.

Pero si hacemos un recorrido por toda la avenida Juan Carlos I, podemos encontrar pocos comercios nuevos. Esto es debido a que la mayoría de los edificios se construyeron de espaldas a la vía del tren, sin dejar espacio para locales comerciales. "Y esto sigue siendo la trasera de los edificios", comentan en la tienda de alimentación y frutería Juanmi, a la altura de La Laguna.

Otra de las mejoras que todos los ciudadanos destacan es la limpieza. "Ahora esto es una maravilla. Antes aquí no había nada más que hierba, juncos, muebles viejos que tiraba la gente y muchas ratas. Era un vertedero. Cuando nos asomábamos a la terraza, veíamos a la gente drogándose o haciendo sus necesidades, y ahora vemos a la gente paseando... No tiene nada que ver. Hemos ganado al cien por cien o al mil por cien", expresa un vecino de los antiguos grupos Fariñas Ferreño.

Y toda la basura que se acumulaba en los alrededores de la vía junto con la que generaba los propios trenes provocaba un hedor que todavía recuerdan muchos de los ciudadanos que vivían por la zona.

Además, con el soterramiento de la vía del tren se ha ganado "un pulmón verde en la ciudad" -como expresa Manuel Masón, de la AVV de la barriada España-, gracias al jardín Cinco Continentes, en el que se han instalado tres locales de hostelería y cuenta con dos parques infantiles donde los niños pueden jugar con total seguridad. Algunos vecinos de los alrededores recuerdan cuando ellos eran pequeños y jugaban en ese mismo lugar, en los terraplenes que había junto a la vía del tren por Guillén Moreno o en la huerta que había donde ahora está el colegio Argantonio, y tomaban las vinagretas que crecían junto a las vías. "Ahora nuestros niños juegan en el jardín con más seguridad", señala uno de ellos.

Y no sólo han ganado en seguridad los niños en sus juegos, también el resto de ciudadanos. "Antes apenas pasaba por aquí la policía y ahora lo hacen con frecuencia", comenta Juan Miguel, de Alimentación Frutería Juanmi.

La única nota negativa de esta transformación de la ciudad la ponen algunos vecinos que se quejan del ruido de los coches que pasan por la avenida Juan Carlos I. "Los trenes hacían ruido, pero pasaban cada cierto tiempo y por la noche paraban, pero el tránsito de coches es constante. Yo he tenido que poner ventanas dobles en mi casa porque ni se escuchaba la televisión", relata una vecina, que añade que desde que se hizo el soterramiento se ven más aparatos de aire acondicionado en las viviendas "porque antes, cuando hacía calor abrían las ventanas, pero ahora con el ruido no puedes tenerlas abiertas". A pesar de esto, piensan que el cambio ha sido a mejor: "La vista es más bonita, se puede pasar de un lado a otro de la ciudad con comodidad y barrios como Loreto o el Cerro del Moro ya no están incomunicados".

Todo esto ha hecho que los pisos de la zona se hayan revalorizado. En la inmobiliaria Román, de avenida Portugal, señalan que algunas viviendas que dan a Juan Carlos I que antes costaban entre ocho y diez millones de pesetas, han llegado alcanzar los 40 millones de pesetas. "Ahora con la crisis han bajado mucho, pero ninguno hasta el precio de antes".

La apertura de esta nueva vía ha provocado, también, la mejora de muchas de las calles que desembocan en ella. Sobre todo en La Laguna, según señala el presidente de la AVV, Rafael Barberi.

En definitiva, el soterramiento de la vía del tren ha supuesto una mejora para Cádiz y, sobre todo, para los gaditanos que ahora pueden transitar por una ciudad unida en la que ya ningún barrio se encuentra incomunicado.

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