'La luz de Cádiz en Hernán Cortés' brilla en Madrid
La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid acoge la proyección del documental producido por la Diputación Provincial gaditana
El gran retratista de la presencia y de la esencia
Resulta revelador descubrir que con una línea horizontal y otra vertical Hernán Cortés no solo defina un paisaje, sino también la personalidad de sus retratados. Que de aquellos primeros apuntes de la Bahía de Cádiz proceda el trasfondo conceptual y artístico de toda su obra, que rociada por el halo mágico de su luz determine un resultado tan único y magistral. Porque Hernán es Cádiz, como él mismo reconoce, y porque Cádiz tiene todo que ver en Hernán Cortés.
Y de esto habla el documental ‘La luz de Cádiz en Hernán Cortés’, del Servicio de Vídeo de la Diputación Provincial de Cádiz, que ha sido dirigida y guionizada por el periodista Fernando Santiago, documentada y montada por el también pintor Pepe Baena, y que ayer se presentó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, tras su estreno el pasado mayo en la institución provincial gaditana.
La cinta ahonda en el protagonismo indiscutible del azul del cielo y la luz inspiradora que plasmó en sus primeros cuadros de la Bahía, la misma que posó sobre aquellas primigenias vistas del mar, en su muelle pesquero y barquitas –con las que se formó cromáticamente–, y que influyó definitivamente en una brillante e irremediable carrera que hoy lo encumbra como el mejor retratista del panorama artístico nacional.
Una trayectoria de la que han sido testigo muchas de las personas que lo arroparon en el nutrido encuentro de la capital madrileña, muchos gaditanos y gaditanas entre los que no faltaron amigos, familiares y conocidos del mundo de la política, arte y la cultura. Entre ellos el presidente del Grupo Joly, José Joly; Pedro Pérez-Llorca; el ex ministro Juan Carlos Campos; y al frente de la presentación el vicepresidente de la Diputación de Cádiz, Juan José Ortiz, que definió este documental como el “reflejo” de un legado y de una vida consagrada al arte, así como del “orgullo como gaditano”; el alcalde de Cádiz, Bruno García, que habló del “gran privilegio” que como alcalde le reporta conocer a personas tan influyentes en la historia de la ciudad; Fernando Santiago, que lo definió como el mejor pintor de Cádiz y al que el protagonista se dirigió como el alma de este documental “que habla más de pintura que de mi persona porque lo ha montado un pintor”, dijo en alusión a Pepe Baena; así como José Ramón Encinar Martínez, que dirigió el acto en nombre de la Academia a la que pertenece el propio Hernán Cortés.
Un documental que recoge el carácter del gaditano, una suerte de “isleño”, al que el pintor quiso hacer alusión parafraseando al que fue canónigo de la Catedral de Cádiz, Antón Solé, cuando decía aquello de “todo se presta en esta isla gaditana a las historias y los sueños. En esta dulce prisión de agua y nostalgia”.
Porque probablemente no pudiera escapar el artista de las garras de su dulce tierra, ni de la luz de su cielo, con el que arranca la cinta, “que es lechosa, que baña todo como una reverberación, porque la luz no es nítida, es como vaporosa…”. Una luz compleja pero inspiradora y apabullante, con la que fue componiendo una trayectoria a golpe de vocación, formación y la ilusión eterna que desprenden sus palabras al otro lado de la pantalla.
También ahonda en los por qué de una obra que ha llegado tan lejos desde la sencillez y sabiduría del personaje. Porque Cortés es sin duda el mejor retratista del momento, pero igualmente un espléndido paisajista, hipnotizado en sus primeros cuadros “por esa luz del cielo sobre las tapias blancas del colegio de San Felipe”; la belleza de la cúpula de la Catedral que pintó haciendo rabonas un día en el que “mi vocación se fraguó por completo”; la inmensidad de la atmósfera que envolvía la Punta de San Felipe y que reproducía mientras protegía su cuadro del viento, “con aquella sensación de tu pequeñez frente a la creación y de donde creo que nacen estos gustos míos por los planos grandes”, describió el pintor del alma.
Aunque todo arrancó mucho antes, cuando su madre le regaló a los seis años aquella paleta de colores que muestra orgulloso en el documental, siendo la primera en descubrir el talento de su hijo para los retratos (“prométeme que serás retratista, que la vanidad humana es infinita”, acertó a aconsejarle); y cuando emborronaba con pinturas de procesiones las paredes de la consulta de su padre, que finalmente sucumbió a las palabras de Dámaso Alonso, uno de sus valedores junto a Pedro Laín, “pues le dijo a mi padre: Antonio, déjese de tonterías que un buen pintor gana más que un médico mediocre”, rememora. A lo que sucedió la imparable carrera de Hernán Cortés en Madrid, donde se formó, se curtió entre las paredes del Museo del Prado, aprendió de los mejores retratistas como Rubens y Velázquez y se convirtió en su sucesor actual, “el retratista de la corte de ahora”, pues ha “levantado acta” de los más ilustres personajes de todas las esferas de la vida pública y social del siglo XX y XXI. ¿La clave?, “dos componentes que son la psicología del retratado y un buen dibujo, se tiene que parecer y lo tiene que ver el espectador, que es el que certifica la veracidad”, sentenció.
De su talento, dominio técnico, profunda formación académica y reconocida carrera artística hablan en la ‘La luz de Cádiz’ el crítico de arte Bernardo Palomo, cuya pintura “no se puede hacer mejor”; José Joly, para recordar que ‘Diario de Cádiz’ supo reconocer el talento del artista apoyándolo a través de sus páginas desde aquella primera exposición en Cádiz; Inmaculada Jiménez y Fernando Pérez Mulet, como analistas y autores de una hermosa semblanza artística en la que destacan la esencia y talento “vampírico de una obra que absorbe la personalidad del retratado”, y “que por un lado muestra y por otra reserva”; y la retratada Almudena de Arteaga y Pedro Pérez-Llorca, hijo de su gran amigo, José Pedro Pérez-Llorca, al que pintó hasta en dos ocasiones.
Una producción en la que tampoco falta el eterno agradecimiento a la ciudad que lo vio nacer y que alumbró con esta luz su exitosa trayectoria. “Tengo la medalla de oro de la provincia, soy hijo predilecto de la ciudad, fue aquí donde hice mi primera exposición hace 47 años. Cádiz conmigo ha sido generosísima y me ha regalado su Bahía. ¿Te parece poco?”, repite desde la que es ahora su casa, Madrid, donde su luz y su obra no dejan de brillar.
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