Cádiz

Las llamas devoran el salón de una vivienda de La Viña

  • El incendio, que se origina a las seis de la mañana, sólo provoca dos heridos por inhalación de humos y uno por un ataque de ansiedad

Cenizas, escombros y una fachada ennegrecida por la acción de las llamas. Una simple mirada hacia el cierro del 1ºA del número 2-4 de la calle Trinidad, en la esquina con la calle de la Rosa, sirve para hacerse una idea del infierno en el que se convirtió el salón de esta vivienda al originarse un incendio en esta estancia sobre las seis de la mañana de ayer. Por suerte, todo quedó en un susto mayúsculo que despertó al barrio de la Viña antes del amanecer. Además de quedar este piso totalmente inhabitable, solo hubo que lamentar dos heridos leves por inhalación de humos que tuvieron que ser trasladados al hospital de Puerta del Mar y otro que tuvo que ser atendido en la calle por un ataque de ansiedad. 

 

La hora a la que se produjo el suceso, del que se desconocen las causas, pudo provocar una tragedia mayor al estar dormidos en ese momento los habitantes de este inmueble de cuatro plantas. En la vivienda en la que tuvo lugar el siniestro estaban en ese instante tres adultos -una pareja y un familiar- y dos niños. Todos pudieron salir por su propio pie de la casa hacia el exterior mientras que el fuego se extendía por el domicilio.  Juan José, el padre de la familia, fue el que dio la voz de alarma. "Él se levantó para ir al baño y vio que había luz en el salón. Era el fuego. Intentó apagarlo, pero no pudo, por lo que  la mujer,  mi tío y  los niños se vinieron para abajo", relató José Luis, hermano del afectado. 

 

Con el sobresalto, se mezcla el temor de lo que pudo haber pasado con un leve atisbo de alegría por poder contarlo. "Dios le ha alumbrado con una vela", sentenció José Luis, que se encontraba en la calle junto con su padre y más personas allegadas a la familia. Y es que la panorámica de la casa no podía ser más desalentadora: "Había arreglado la casa hace menos de un año. El salón está siniestro total, la cocina está reventada... Está todo para tirarlo y levantarlo de nuevo". 

 

Un dato que ejemplifica la importancia de la actuación que tuvieron que realizar los nueve efectivos del parque de Cádiz del Consorcio de Bomberos de la Provincia de Cádiz es que se utilizaron unos 1.500 litros de agua para la extinción del incendio. Entre los daños materiales, quedó muy afectado el forjado del salón del 1º A, aunque el fuego no ha incidido en la capacidad portante, tal y como explicó el jefe del parque de la capital gaditana, Juan Carlos Rojas, por lo que no se teme que el techo se vaya a desprender.

La lengua de fuego llegó a romper los cristales y a fundir la carpintería de aluminio del cierro de la vivienda siniestrada. Las llamas buscaron el piso superior, pero, tal y como señaló el propio Rojas, "la ventana de doble acristalamiento evitó que se propagasen" al servir como cortafuegos para la vivienda de la segunda planta, ya que "se fracturó el cristal exterior, pero no el interior", lo que evitó que entraran dentro de este hogar, que en ese momento estaba vacío. 

 

En esta casa que se salvó tiene su hogar Paqui Rodríguez, que acudió tras ser avisada del fuego. "El incendio me ha pillado en Jerez. Mi hijo me llamó. Nos avisó que el piso estaba ardiendo y que nos cogía a nosotros". Además de los cristales rotos, los únicos efectos visibles de este suceso en este domicilio están en el olor a hollín y el suelo rajado del salón. "Gracias a que dejé las ventanas cerradas el fuego no ha entrado. Hasta hace un rato el suelo estaba muy caliente. Me han dicho que puedo pasar al salón, pero por si acaso no quiero entrar", comentó Paqui. 

 

Un aspecto vital dentro del rescate se produjo en los instantes después a que se declarase el suceso. Parte de los vecinos salieron por la propia casapuerta, mientras que otros decidieron subir a la azotea y cruzar a la finca colindante para poder descender a la calle, a pesar de la gran humareda que había en los pasillos. Esto motivó que dos personas se quedaran encerradas en una vivienda de la tercera planta, por lo que los bomberos tuvieron que acceder con una cámara térmica y dos caretas de autorrescate para proceder al desalojo de este piso. 

 

En la otra vivienda del tercer piso vive Vanesa Martínez, que consiguió salir por su propio pie del edificio. "Escuché golpes y vi el humo. Lo primero que hice fue coger al perro y el móvil, y abrir el portón. Parecía que iba volando porque con el humo no se veía nada. Si llego a saber que venía de abajo, me subo a la azotea", afirmó. Con todo, apuntó que "el susto nos lo hemos quitado, pero el olor va a durar tela". 

 

Reacción distinta fue la que tuvo Miguel Camacho, que vive en la cuarta planta. "Escuchamos mucho ruido. Me asomé al balcón y vi el fuego, por lo que tuvimos que salir por la azotea mi mujer, las dos niñas, los dos perros y yo. A dos personas mayores del tercero las tuvimos que ayudar a saltar". Con todo, Miguel se quejó de la tardanza de los bomberos en llegar al edificio, aunque, finalmente, todo se quedo en un gran susto.

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