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70 años de la tragedia del polvorín

Dos libros para hacer memoria

  • José Antonio Aparicio ha ampliado su primer librol La primera novela sobre la explosión, escrita por Manuel Devesa, se ha publicado este mismo mes

La tragedia de la explosión de 1947 ha dado lugar a lo largo de los años a libros de investigación y documentales, pero nunca hasta este año se había publicado una novela sobre el tema. La noche que miramos al cielo, de Manuel Devesa, es el primer libro de ficción ambientado en ese contexto, y llega justo a tiempo para el 70º aniversario de la catástrofe.

"La idea surgió precisamente por eso, porque nadie lo había hecho antes", cuenta Devesa, a lo que añade que, aunque el libro estaba ya listo hace dos años, por problemas editoriales se ha retrasado, así que ha llegado en el momento justo. Para el escritor, lo atractivo del suceso es "la desinformación que le rodea aún a día de hoy", pero también las posibilidades que le ha dado como escritor: "El hecho ya da por sí solo para novela: tiene intriga, misterio, drama...".

Al ser una tragedia que todavía daña sensibilidades, Devesa afirma haber sido muy cuidadoso al plasmarlo en su historia. Ha intentado "que el lector se sumerja en ese Cádiz de los años 40, pero me he centrado más en la construcción de los personajes, con la tragedia de fondo, que en la tragedia en sí", porque, afirma, "hay una especial sensibilidad en torno a este tema". Sensibilidad que se antoja necesaria cuando se tiene en cuenta el silencio en el que han vivido los familiares de víctimas durante muchos años. "Había muchas teorías, que en la novela quería plasmar, y lo he hecho a través de algunos de los personajes, pero la gente no sabía muy bien qué y cómo había pasado", apunta el escritor. Él mismo cuenta que se ha enterado hace poco de que un familiar suyo fue uno de los que acompañó a Pery Junquera al segundo polvorín para evitar otra explosión. "Todavía hay bastante desconocimiento al respecto", afirma. El escritor también quiso ambientar el libro en Cádiz "como una forma de agradecimiento" a la acogida de su primera novela, también ambientada aquí; además, le proporcionaba "una forma de contribuir a los actos del 70º aniversario".

La novela (en la que ni los personajes ni las tramas son reales) le ha acarreado una larga labor de preparación, a golpe de mucha hemeroteca y de muchas horas consultando documentales, reportajes y libros de investigación, para encuadrar a sus personajes ("es una novela coral, centrada en una familia gaditana y en sus amigos y vecinos", señala) en una época y una tragedia "muy peculiares, enmarcadas en la posguerra, en la dictadura, donde había mucho miedo, mucha hambre y sobre todo mucho secretismo". A la tragedia y el dolor, señala, se añadía el "que nadie les explicaba nada"; en eso se ha querido él basar en parte para construir a sus personajes.

Manuel Devesa señala a José Antonio Aparicio como figura clave en el esclarecimiento de todas esas teorías sobre la explosión y en el relato de las historias: "Sin sus datos y sus investigaciones constantes se sabría muy poco sobre el tema". El filólogo y experto ha conseguido por fin inaugurar una exposición sobre la explosión en Santa Catalina, que es el resultado de muchos años de trabajo en torno al suceso. Este año él también ha publicado libro, 1947. Cádiz, la gran explosión, el cual es una ampliación de su libro del año 2009, La noche trágica de Cádiz. En él relata lo ocurrido aquel día, investiga sobre sus posibles causas y homenajea a las víctimas.

La labor incansable de investigación de Aparicio hace que "la historia continúe, que me vaya encontrando constantemente con nuevos nombres y nuevas historias", cuenta el experto; de ahí el nuevo libro. Historias como la de la cocinera de la Casa Cuna, que vino desde Córdoba con sus dos hijos a buscar trabajo y murió en la explosión, dejando a los niños huérfanos, son algunas a las que él quiere rendir homenaje. Coincide con Manuel Devesa en ese silencio y la falta de responsabilidades que hay en torno al tema: "Ojalá algún día la Armada tuviera un detalle con las víctimas, un reconocimiento; fue un accidente, pero digámoslo así". A esto, Devesa añade que "sería un gesto de solidaridad con el pueblo de Cádiz". Ambos tratan las historias de las víctimas con sumo respeto; Aparicio intentando contarlas con la mayor fidelidad posible y Manuel Devesa alejándose de ellas a través de la ficción, "para no herir sensibilidades". El escritor ha ubicado a sus protagonistas en un barrio típico gaditano sin nombre "porque no quería situar la historia en un lugar concreto".

Son dos maneras de acercarse a un suceso que marcó una época de Cádiz: desde la investigación y la veracidad y desde la ficción y la construcción de personajes. Dos formas de homenaje necesarias para, como señala Aparicio, "mantenerlo en el recuerdo".

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