"Te levantas un día por la mañana y, de pronto, te ves sin nada". Así resume Mª Carmen lo que le pasó ayer. Esta joven vive con su pareja y la hija de ambos, de siete meses y medio, en el segundo piso del número 4 de Cristo de la Misericordia, en una de las pocas fincas de esa calle que está sin rehabilitar o, como dice su pareja Israel, que "está en ruinas".

Mª Carmen cuenta que se despertó a las seis de la mañana porque la niña tenía que comer y vio arenilla en la mesita de noche. Entonces, despertó a Israel y vieron que el techo estaba agrietado y un poco hundido, pero siguieron durmiendo. Al levantarse, vio que el techo había cedido más y a las doce del mediodía llamó al administrador de la finca. "Me dijo que era viernes, que los albañiles hoy -por ayer- sólo trabajan hasta las tres y no tenía a nadie para mandarme", expresa la joven. "Al rato vi que el techo se iba hundiendo más -continúa- y no me atrevía a que la niña durmiese otra noche ahí, así que retiré la cuna y todos los muebles y volví a llamar al administrador. Él me dijo que seguro que el techo aguantaba y que no se me iba a caer en el fin de semana".

Viendo que seguía cayendo arena del techo, volvió a llamar al administrador a las 14:10 horas, "y ya no estaba en la oficina". Entonces, decidieron llamar a los bomberos. "Comprobaron las vigas y todo lo que está encima, y nos dijeron que el techo estaba podrido. ¡Hemos tenido suerte de que sólo se nos haya caído un poquito!", comentaba Israel.

Los bomberos precintaron el dormitorio y la azotea. "Nos dijeron que en el resto de la casa podíamos estar pero que el domingo caería agua, y que si teníamos donde ir, mejor que nos fuéramos. También nos dijeron que el lunes tenemos que ir a Urbanismo para que venga un perito", señala Mª Carmen. Así que se han ido a casa de los padres de Israel, que están de viaje, pero el lunes tienen que buscarse otro alojamiento.

"No sé qué vamos a hacer el lunes. Queremos hablar con el dueño para que nos facilite otra vivienda, porque ahora estamos los dos parados y no podemos pagar otro alquiler mientras arreglan el techo. Y no nos podemos quedar en la calle", se lamentan. Esperan que se arregle pronto la situación, "aunque como van las cosas en Cádiz, esto va para largo", comenta Israel.

Dicen que menos mal que tienen a la niña, que es la que les levanta el ánimo.