Cádiz

Un hospital en lista de espera

  • San Rafael mantiene abiertas dos de sus cinco plantas y cuenta sólo con 30 pacientes ingresados y más de 200 camas a la espera de una solución al conflicto entre Pascual y la Junta

Metros y metros de pasillos, controles sin control, desconcierto sin concierto, habitaciones sin habitantes, quirófanos sin pacientes ni impacientes. El hospital de San Rafael, sus cuatro paredes, sus médicos, celadores, enfermeros y personal administrativo aguardan preparados para volver a servir de algo en cuanto Junta de Andalucía y sus responsables encuentren un camino para salir del estancamiento.

José María Manzano, el portavoz de las plantillas que dan servicio en los seis hospitales que José Manuel Pascual mantiene en Andalucía, recuerda que el mes de octubre de hace un año significó un antes y un después en sus expectativas, tanto personales como profesionales. En aquel entonces se rompía un débil puente que siempre unió a la Junta y a esta empresa del sector sanitario con presencia hospitalaria en las provincias de Cádiz (Cádiz capital, Villamartín, Sanlúcar y El Puerto), Huelva y Málaga.

A día de hoy, un año después, el puente sigue roto y 900 puestos de trabajo se han precipitado ya por la borda.

Por un lado, la Junta de Andalucía ha puesto sobre la mesa un modelo de concierto que, según Manzano, presidente del comité intercentros de las Clínicas Pascual, no garantiza ni el futuro de los centros sanitarios ni, por consiguiente, de sus puestos de trabajo. Propone la Administración andaluza un modelo de gestión basado en la subasta de servicios y un esquema en el que tan sólo habría espacio para los centros de Villamartín, El Puerto y Sanlúcar, precisamente los únicos hospitales que hasta hace un año mantenían sus Urgencias concertadas con el Servicio Andaluz de Salud (SAS).

Ni Pascual ni sus trabajadores contemplan un concierto en el que no haya lugar para San Rafael, Blanca Paloma (Huelva) y Dr. Pascual (Málaga). Y ahí se atora el conflicto.

Mientras, un personal de brazos cruzados, en unos centros más que en otros. En Huelva y Málaga, ni un solo paciente. En San Rafael de Cádiz, 30 personas ingresadas, todas ellas procedentes de compañías privadas y ni una sola derivada desde el SAS.

Un alto cargo de la Junta de Andalucía confesaba en días pasados que definitivamente "se ha roto el puente entre Pascual y la Junta". Sus trabajadores empezaron pensando que éste era uno más de los enfrentamientos entre los políticos y su jefe, pero "no es una más, tiene peor pinta que nunca y ahora nos toca luchar con uñas y dientes", según José María Manzano, que ayer acudía al hospital de la mano de representantes sindicales de los seis hospitales andaluces.

Para el día 27 de este mes tienen programada una nueva manifestación y concentración en Sevilla, frente al edificio del Parlamento andaluz. Pero antes quieren protagonizar distintas protestas. "Sabemos que si no salimos a la calle a concienciar a la ciudadanía, el tiempo se nos echa encima y cada minuto que pasa es cada vez más valioso", según Manzano, que recuerda que "muchos compañeros se quedaron en la estacada y, aún así, siguen apoyándonos en esta lucha".

Tres de las cinco plantas del hospital de San Rafael, en pleno centro de Cádiz, están ya cerradas. "Mantenemos dos abiertas por no mezclar a pacientes de pediatría con los de trauma o con el resto, por pura vergüenza profesional, pero con una planta tendríamos más que suficiente", según José María Manzano.

Pero el resto del hospital está de guardia. "En el momento que nos digan que está todo solucionado, en una hora ponemos las plantas en servicio, ojalá", comenta desolada Reyes Ragel, presidenta del comité de empresa del centro sanitario de Cádiz capital.

Desolado pero limpio, ordenado y preparado para volver a cubrir las necesidades de los pacientes que ahora no pueden hacer uso de San Rafael y que, muchos de ellos, aguardan en lista de espera de hospitales como el Puerta del Mar.

"Es difícil explicarle a un paciente que llega a este hospital que tiene que dirigirse al Olivillo o a Residencia". "No entienden lo que pasa", insiste Ragel, que alerta de que los trabajadores no son las únicas víctimas de este "desconcierto". "El bar que está aquí en la esquina, junto a San Rafael, tenía siempre gente hasta la puerta. Pásese por allí y pregúntele si echa de menos el convenio".

Demoledora resulta la imagen de un TAC o una resonancia magnética preparados para funcionar, pero sin usuarios, cuando, según recuerda Reyes Rangel, para hacerse un TAC o una resonancia en el Puerta del Mar "hay que aguantar listas de esperas de más de un mes". "Antes teníamos turnos de mañana y tarde para dar servicio a todos los pacientes lo antes posible". "Cada vez creemos menos eso del 'aquí no pasa nada nunca'", insiste Manzano.

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