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Cruzada judicial de una mujer de Cádiz de 50 años

Una herencia de 2 millones de euros, pendiente de una exhumación

  • La solicitante es una gaditana, nieta biológica de un alemán que residía, hasta 1961, entre Alemania y Cádiz | El presunto abuelo falleció cuando esperaba la documentación en la que le otorgaba sus apellidos

Imagen actual de la ciudad de Hamburgo, donde el abuelo de la denunciante vivía parte su tiempo.

Imagen actual de la ciudad de Hamburgo, donde el abuelo de la denunciante vivía parte su tiempo.

Una gaditana de 50 años de edad ha puesto en manos del Bufete de abogados Osuna de Madrid los trámites judiciales para la exhumación del cuerpo del que, según esta mujer, era su abuelo biológico. La cuestón no sólo estriba en el mero reconocimiento de unos apellidos sino que ahora, después de años, necesita que reconozcan su parentesco, ya que hay en juego una jugosa herencia de dos millones de euros.

Según cuentan desde el Bufete de abogados Osuna, todo sucedió a principios del siglo XX "y es la historia de amor que hubo entre el abuelo biológico y la abuela de la gaditana". Tuvieron 4 hijos  y una de ellos, Lucía, era la madre de la reclamante.

Fue en  Cádiz sobre los años 1912-1914 aproximadamente, Pilar era una joven natural de Barbate, trabajaba en Cádiz en la casa de la familia alemana y vivía en ella. En esta casa vivía el abuelo biológico de la demandante, era casado y vivía unos meses en Alemania y otros en España, más concretamente en Cádiz capital. 

En la casa de la familia alemana , residente en Cádiz, fue donde se conocieron sus abuelos, aquí comenzaron su relación y nacieron sus hijos. Toda la familia alemana y sus amistades eran conocedores de esta relación ya que no la ocultaban y hacían vida de pareja ante la sociedad.

Cuando los hijos fueron creciendo, según relata la nota remitida por el Bufete Osuna, el abuelo biológico tomó la decisión de ir a Alemania, a Hamburgo, a llevarse en un principio a su hijo menor. Esto sucedió en 1953. Desde tal año la familia del abuelo biológico, residente en 1953 en Alemania, "manifestó su desacuerdo por reconocer a su hija biológica, no matrimonial, es decir a la madre de la demandante gaditana", protagonista de esta cruzada judicial.

El abuelo, desde su ida a Alemania siempre volvía a Cádiz periódicamente (3 o 4 veces al año) y pasaba largas estancias en la casa de su familia biológica .

Ya en 1961 y por razones de salud, no pudo volver más a Cádiz, comunicándose con la madre de la gaditana reclamante, que era hija del abuelo biológico, por carta.

 A final de verano de 1964 el abuelo biológico quiso ponerles a su hija y también a su nieta , la reclamante gaditana, en Alemania, los apellidos y hacerlas súbditas alemanas. Mientras se arreglaba esta situación, falleció el abuelo biológico alemán en 1964.

 Y esta es la principal razón, según el Bufete Osuna, por la cual la demandante gaditana siente un deber moral y sentimental para volver a encauzar por el camino de la justicia la filiación materna y así se haga cumplir la voluntad del abuelo biológico alemán. 

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