Sanidad

Un gran paso en la ortopedia infantil

  • Gabriel es el primer niño de la provincia al que se le implanta un fijador externo para corregir los problemas que tiene en una pierna, estrenando así nueva tecnología incorporada al Puerta del Mar

El traumatólogo Juan José Domínguez ajusta el sistema de fijación externa que Gabriel lleva en su pierna.

El traumatólogo Juan José Domínguez ajusta el sistema de fijación externa que Gabriel lleva en su pierna. / Jesús Marín

Gabriel tiene espina bífida y en sus diez años de vida, ha tenido que someterse a varias operaciones para corregir diversos problemas en la columna vertebral, en el aparato digestivo y en el pie. Caminaba con cierta dificultad debido a un problema en el aparato locomotor que iba empeorando con el tiempo por un desequilibrio que tiene entre la musculatura y el sistema nervioso, producido por su enfermedad. Gabriel, como le ocurre a otras personas con espina bífida, tenía una pierna más corta (en su caso, el acortamiento era de casi cuatro centímetros) y un pie equino (una deformidad que provoca rigidez en el pie y le hacía andar de puntillas), pero eso no le impedía correr y jugar con sus amigos. "Se adaptó a su problema y actuaba como cualquier otro niño de su edad", asegura su padre, José Aníbal Fernández Gutiérrez.

Gracias a la apuesta reciente del Hospital Puerta del Mar por la ortopedia infantil, Gabriel Fernández Ramírez no tiene que trasladarse a otra provincia para ser tratado de su problema en la pierna. Se ha beneficiado de la incorporación de una nueva tecnología en el hospital gaditano y es el primer niño de la provincia al que se le ha implantado un sistema de fijación externa circular que "nos permite a la vez que vamos alargando la extremidad, ir corrigiendo la deformidad del pie", explica Juan José Domínguez Amador, traumatólogo especialista en ortopedia infantil del Puerta del Mar que está tratando a este menor.

Menores con problemas complejos ya no tendrán que tratarse en otras provincias

Domínguez comenta que el fijador que lleva el pequeño en la pierna debe ajustarlo cada día el propio paciente en su casa, siguiendo unas pautas que el médico da a la familia, y tienen cita una vez a la semana para comprobar que todo marcha bien. El proceso va guiado por un software informático, de tal manera que "si en la cita vemos que hay algún error en el ajuste del fijador, no hay problema: volvemos a meter los parámetros en el ordenador y automáticamente nos corrige y nos dice qué tenemos que ir haciendo", precisa.

En el caso de Gabriel, ha sido fundamental la utilización de las impresoras 3D adquiridas recientemente por el hospital gaditano. Con ellas, se hizo una reproducción del pie del niño antes de la cirugía y de esta forma, Juan José Domínguez pudo conocer mejor la deformidad que presentaba, además de planificar y practicar la operación para colocar el fijador. Esto permitió "hacer una cirugía más precisa y acortar el tiempo quirúrgico, disminuyendo de esta forma el riesgo de infección".

Gabriel escucha las explicaciones de su médico sentado sobre la mesa de la sala de Traumatología del hospital, junto a una reproducción en tres dimensiones de su pie en color azul eléctrico. Cuenta que él mismo se ajusta el fijador cada día y luego su padre comprueba que lo ha hecho bien. José Aníbal afirma que al principio lo ajustaba él, pero lo hacía demasiado rápido y el niño decidió realizar las modificaciones por sí mismo y, de esta manera, ir ajustando el fijador a su ritmo, en función del dolor que va sintiendo: "Es difícil porque hay que estar muy atento. Hay que hacerlo muy tranquilo, despacito", indica Gabriel, quien asegura que el primer mes le dolía mucho la pierna, "pero ya no". Su padre apunta que los dolores eran tan intensos, que el niño se despertaba por las noches y tenía que tomar medicación para calmarlos. Resalta la gran fortaleza que está mostrando su hijo en todo este proceso.

El director de la Unidad de Gestión Clínica de Cirugía Ortopédica, Traumatología y Reumatología del Puerta del Mar, José Antonio Andrés García, explica que el tratamiento que se le aplica a este pequeño consta de dos partes: alargar el hueso de la pierna que tiene más corta y corregir la deformidad del pie. "Para el alargamiento, es necesario hacer un corte en el hueso. Entonces, el niño se encuentra con que en esa zona hay una fractura y al tratarse de unos tejidos que se han alterado en la operación, este proceso de alargar la pierna es doloroso". Detalla que en el espacio que se ha abierto en esta fase, se va creando hueso. La segunda parte del tratamiento es la corrección de la deformidad del pie, que "se hace sobre tejidos sanos, que no están inflamados, y vamos estirando poco a poco para que esos tejidos se vayan adaptando y dando de sí", expresa José Antonio Andrés, quien añade que la corrección de la deformidad se realiza "de manera progresiva, sin tener que abrir. El niño lleva el aparato pero no tiene herida ni incisión porque no ha habido que abrir el pie, lo que supondría más riesgo de infección y más dolor". Esta es la fase en la que se encuentra ahora el pequeño, y la compagina con sesiones diarias de rehabilitación que para él son "una tortura" porque asegura que siente mucho dolor.

El jefe de Traumatología del hospital gaditano resalta que la nueva tecnología con la que cuenta el Puerta del Mar y que se está aplicando en el tratamiento de este menor "cambia el concepto de la cirugía, porque tradicionalmente, estudiábamos y tratábamos estas deformidades en dos planos y ahora podemos entenderlas en su conjunto, y operarlas con un sistema que permite hacer correcciones en tres planos". Asegura que esta técnica se utiliza en pocos centros de España.

Juan José Domínguez señala que Gabriel tendrá que llevar el fijador aproximadamente tres meses (ya lleva dos). "Una vez que se ha conseguido el alargamiento de la pierna, que los controles radiológicos constaten que ya hay hueso formado y se consiga la corrección del pie, le quitaremos el fijador. Según los datos actuales del software y la planificación actual, terminaríamos el tratamiento el 31 de julio". A partir de esa fecha, al pequeño se le quitaría el aparato que lleva en la pierna y previsiblemente, ésta seguiría su proceso normal de crecimiento.

El padre del niño muestra su agradecimiento al Hospital Puerta del Mar y a los médicos que han tratado a su hijo porque "siempre han puesto los medios para que el niño saliera adelante y tenga una calidad de vida cada vez mejor". De hecho, a pesar de llevar el fijador, Gabriel hace una vida relativamente normal. Él asegura risueño que hasta juega al fútbol con sus amigos.

Juan José Domínguez insiste en la apuesta que ha hecho el Puerta del Mar por la ortopedia infantil, algo que considera necesario porque "el niño no es un adulto en pequeñito. La fisiopatología del niño es totalmente diferente a la del adulto; también el comportamiento del tejido óseo y el periodo de recuperación. Por ese motivo, se necesitan equipos, materiales y técnicas especiales orientadas al niño". Señala que casos como el de Gabriel, "afortunadamente no son muy frecuentes, pero necesitan ser tratados y seguidos por la misma persona, porque son casos complicados que requieren un aprendizaje y una experiencia". Precisamente este seguimiento hace que se cree una relación médico-paciente más estrecha de lo habitual: "Ves mucho al niño y a la familia, lo ves crecer y es imposible no tener una relación especial", reconoce este traumatólogo.

Gabriel es el primer menor al que se le aplica este novedoso tratamiento en el Puerta del Mar, pero a partir de ahora, más pacientes podrán beneficiarse de él.

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