Cádiz

El futuro que está por venir

  • Una finca gaditana va a ser una experiencia piloto sobre cómo se debe reducir el gasto energético casi a cero gracias a la investigación de la UCA

Imagínese que esos vaporizadores que podemos ver en muchos bares para bajar la temperatura del ambiente se aplicara a la fachada de un edificio para refrescarla y cumplir el objetivo final de que sea innecesario tener que utilizar un aparato de aire acondicionado y así reducir el gasto en la energía. No es ciencia ficción sino es el presente. Esta técnica que desarrolló la Universidad de Sevilla hace 25 años para la Exposición Universal de 1992 la va a aplicar la Universidad de Cádiz a un proyecto muy distinto en un edificio de Procasa, la empresa municipal de vivienda, situado en la calle Doctor Marañón, 4. Con la empresa Acciona formarán el triunvirato que va a actuar en Cádiz.

Es un proyecto europeo de más de 8,5 millones de euros en el que hay 18 participantes de nueve países distintos para desarrollar cuatro proyectos demostradores en Europa, concretamente en Londres (Inglaterra), Lausana (Suiza) y Frederikshavn (Dinamarca), además del de la capital gaditana. Se da la circunstancia de que el de la calle Doctor Marañón es el único que se va a adaptar a un clima cálido, ya que los otros tres son para el frío.

En el proyecto europeo pionero participan 18 socios de nueve países distintos

En la UCA Francisco José Sánchez de la Flor es el profesor de la ESI que pertenece al grupo de investigación de Ingeniería Térmica, precisamente el que ha desarrollado esta tecnología que ahora se va a aplicar. Sánchez de la Flor relata que cuando salió la convocatoria y empezaron a adherirse diferentes universidades y miembros, "lo único en común es que queríamos actuar en la rehabilitación energética en edificios. Después le fuimos poniendo los apellidos y en este caso decidimos hacerlo sobre un bloque de viviendas". El investigador afirma que esto le da un plus de dificultad ya que es más difícil cumplir los objetivos para llegar a la eficiencia energética cero.

En el proyecto gaditano hay varios aspectos que le hacen ser único. El primero de ellos es que se trata de un proyecto de rehabilitación. Sánchez de la Flor explica que cuando se actúa en un edificio nuevo sobre planos da muchas más posibilidades, pero hacerlo sobre uno ya construido es más complicado.

El segundo requisito positivo y que ha sido bien valorado por la Unión Europea es que se trate de viviendas. Esto es también una dificultad añadida ya que en edificios públicos hay responsables de mantenimiento mientras que en este caso el cumplimiento de los objetivos depende también de la voluntad de los inquilinos.

También le hace especial que esta es una iniciativa piloto teniendo en cuenta que para finales del 2020 todos los edificios nuevos van a tener que contar con medidas que reduzcan las emisiones de CO2 y los lleven a consumos de energía casi nulos.

También está el hecho de que se trata de viviendas sociales, algo que va ligado en ocasiones a la vulnerabilidad energética. Por último se valora que el proyecto se haga en un clima cálido.

La Unión Europea persigue con este tipo de iniciativas reducir las emisiones de CO2 y, por otro, reducir su dependencia de otros países a la hora de comprar energía. Para cumplir esos objetivos ambiciosos hay tres medidas muy simples: consumir menos; que los equipos que consuman energía lo hagan de forma eficiente; y ya por último, tratar de que la energía que se consuma sea renovables.

En el proyecto concreto de Cádiz el ciudadano a pie de calle no va a notar nada raro desde fuera. A la fachada actual se le pondrá una segunda piel por fuera y entre una y otra irán los micronizadores o pulverizadores de agua que saldrán a través de tuberías muy pequeñas que permitirá un enfriamiento de los muros. A ello se le unirá unas compuertas que permitirá la entrada de aire mediante su apertura, según lo necesite el edificio en ese momento. Será un bloque inteligente y ahí está el quid de la cuestión, porque lo que tiene que hacer la Universidad de Cádiz es realizar el programa de control para saber cuándo estos equipos deben ponerse en marcha para refrigerar la fachada y reducir la temperatura.

Para que no haya problemas de humedades irán unas barreras de vapor y también en la parte inferior de la fachada irán unas canaletas para recoger el agua que pueda caer de la misma.

Esta es una parte importante del proyecto pero hay otra que resulta muy importante y es la implicación de los vecinos poniendo una serie de medidas muy elementales pero que les van a ser explicadas en una pequeña formación que recibirán antes de acceder a sus casas. El mantra es la ventilación, hacerlo en las horas correctas y un uso racional de los electrodomésticos.

El objetivo final es reducir al menos en un 60% el gasto energético con respecto a una vivienda normal. El gasto medio en una vivienda en Cádiz es de 43 kilowatios hora por metro cuadrado y año y lo que se quiere es reducir a 25. Para ello se va a dotar al edificio de sensores que darán datos para que se pueda ver si se van cumpliendo los objetivos. Antes del edificio, ya se ha hecho en una caseta situada en Alcalá de Guadaira donde pudieron corregir muchas cosas. Según el estudio que se ha realizado la inversión se podrá amortizar en 15 años .

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