Social

Un estímulo para vivir plenamente

  • Mujeres de distintos barrios la ciudad participan en un taller de la asociación de vecinos de Santa María en el que aprenden historia, arte, temas de actualidad y hasta defensa personal

Una de las sesiones de esta semana del taller de Habilidades Sociales, Memoria y Creatividad en la AVV de Santa María.

Una de las sesiones de esta semana del taller de Habilidades Sociales, Memoria y Creatividad en la AVV de Santa María. / Jesús Marín

Carmen y Manoli están deseando cada semana que llegue el martes y el jueves. Y como ellas, Maruja, Carmen y el resto de sus compañeras del taller de Habilidades Sociales, Memoria y Creatividad que se imparte en la asociación de vecinos del barrio de Santa María. Llevan ya tres años asistiendo y ninguna piensa en dejarlo, porque aprenden muchas cosas y se ha creado entre ellas un ambiente casi de familia. Además, están encantadas con los monitores. "A mí esto me da la vida. Me gustaría vivir 20 años más para seguir aprendiendo", comenta una de las Carmen.

El taller está abierto a toda la población, pero actualmente solo acuden mujeres mayores: una docena de ellas que residen en distintos puntos de la ciudad y que tienen mucha marcha, ilusión y ganas de aprender.

Cada sesión comienza con un rato de ejercicio físico dirigido por Jesús Ces, en el que "soltamos tensiones para que estén más relajadas en la parte teórica de la clase", afirma el monitor. Hacen ejercicios para fortificar las articulaciones y los músculos, y para mejorar la flexibilidad. También realizan estiramientos "y, de vez en cuando, les meto algún ejercicio de defensa personal para que ellas sepan defenderse y así van conociendo las limitaciones de su cuerpo. Les enseño a zafarse de un agarre", explica Jesús.

Después viene la parte teórica, en la que José Antonio Migueles Santander les enseña un poco de todo. "Seguimos un programa pero va fluctuando porque ellas también proponen temas", afirma este monitor. Entre los asuntos que tratan se encuentra el patrimonio y la historia de Cádiz, la literatura, historia del arte, gastronomía tradicional, la evolución de la moda, la televisión, temas relacionados con la salud y temas de actualidad. Próximamente, el monitor va a iniciarlas en la historia de la música clásica, "que relaja y eleva el alma".

Esta semana, estuvieron recordando cómo vivieron cada una el 23-F y abordaron "las repercusiones históricas que tuvo", según José Antonio Migueles, quien señala que en este taller "también aprenden a respetar los turnos de palabras y a estar receptivas a lo que hablan las demás, porque todo el mundo puede aportar sus ideas". "Ellas no se dan cuenta, pero cada vez voy subiendo el nivel y poco a poco van entrando en mundos que no se podían imaginar".

Como estas clases se han convertido casi en una reunión de amigos, hay veces que surgen problemas personales que tratan en el grupo. Pero tienen una regla: "Lo que se hable aquí, se queda aquí. Y si yo me entero de que se ha dicho algo fuera, esa persona queda expulsada", manifiesta José Antonio con rotundidad. "Porque esto no es un lugar de cotilleo", recalca una de las asistentes entre los aplausos de las demás.

El monitor destaca el interés que tienen estas mujeres por aprender y su afán de superación: "Algunas, por sus circunstancias, no han podido acceder a una educación básica y ahora es magnífico ver las ganas de aprender que tienen". Reconoce que prepararse cada día el tema que van a tratar e impartir el taller es un estímulo para él. Asegura que "ellas han sido un elemento sanador para mí. Yo soy superviviente de un tumor cerebral y ellas me han ayudado mucho. También son personas que me cuidan y las siento como parte de mi familia".

Varias de estas mujeres cuentan que gracias a este taller han aprendido a escribir e incluso a desenvolverse en su día a día. "Yo vine porque me quedé viuda de repente y entré en depresión. Esto me ha servido muchísimo para mi depresión y para hacer amistades. Yo sabía escribir muy poco, porque nunca fui al colegio, y estoy muy satisfecha con estas clases. No quiero faltar porque estoy aprendiendo muchísimas cosas, también para la vida", expresa Maruja.

A Manoli también le ha cambiado la vida desde que acude a este taller. "Yo estoy separada y no concebía sacar cabeza de mi separación. Un día pasé por aquí y entré. Cuando llegué estaba mal y ahora me como el mundo. Estoy feliz, con muchas ganas de aprender. Cuando no hay clase porque está malo el profesor, me disgusto mucho".

Y es que, como dice José Antonio Migueles, aquí aprenden de todo, "hasta a participar en la vida, cada una dentro de sus posibilidades; a vivir más plenamente el día a día y a estar en el mundo actual. Algunas vivían aisladas por la propia época que les ha tocado vivir. No salían de su rutina, de su casa y su familia, hasta les daba vergüenza hablar, y ahora participan en muchas cosas que no sabían que existían". "Y los años que nos quedan, vamos a vivirlos plenamente", concluye una de las mujeres.

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