Andalucía

El espectáculo cae en picado

  • El recorte del programa del Festival Aéreo por la falta de permisos de varios números espectaculares deja a medias el evento. El público acudió de manera masiva a la playa.

Acrobacias fueron las que tuvieron que hacer los organizadores del VI Festival Aéreo para reprogramar el cartel después de las bajas que sufrieron a escasas horas del inicio del evento, tras la no concesión de los permisos para el vuelo por parte de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) a los participantes privados. De 13 números que había hace dos días se quedaron en siete.

El público, un año más, respondió de manera masiva a la llamada de los aviones y helicópteros, pese a que la espectacularidad del cartel había caído en picado. Nada de Patrulla Águila, que ya no estaba de inicio, ni de varios escuadrones como los Plus Ultra o los Eurostars, que proporcionan emociones fuertes con las piruetas, acrobacias y cruces de aviones. De todos modos, grandes colas para acceder a la capital gaditana que se prolongaban desde el Puente Carranza y posteriormente los locales de hostelería estaban completos.

A falta de espectacularidad, el programa derivó en gran parte hacia la divulgación, a enseñar al público cómo se hace el rescate de una patrulla de Infantería con aterrizaje incluido en la playa o un salvamento en alta mar con el Helimer.

El espectáculo se prolongó durante casi dos horas, pero si algo ganó fue en agilidad, ya que otros años el vacío entre número y número era superior. En esta ocasión, casi no había respiro y tan pronto como acababa uno empezaba el otro.

Día magnífico de playa fuera con aviones o sin ellos. Temperatura extraordinaria y el agua como un plato que sólo se veía alterada por la fuerza de los rotores de los helicópteros o las turbinas del Harrier.

En el Hotel Playa, mientras tanto, en dos habitaciones contiguas, por un lado un dispositivo de dirección del espectáculo aéreo y en otro mandos de los distintos cuerpos como la Policía Nacional, Guardia Civil, Policía Local y Protección Civil. En caso de una emergencia, estarían todos juntos para poder dar una repuesta más ágil.

Como todos los años, todo el frontal del Hotel Playa Victoria fue acotado para hacer todas las operaciones de aterrizaje y para que hubiera una zona de seguridad. De hecho, a la mínima que se acercaban los helicópteros, se levantaba toda la arena.

La jornada comenzó con un helicóptero de la Armada sobrevolando la playa Victoria, desde el que descendieron a la arena cuatro miembros de Infantería de Marina a pulso mediante una maroma y quedaron en posición. Posteriormente fueron recogidos por la misma máquina con un cabo en parejas de dos y sin llegar a subir a bordo.

El moderno helicóptero de la Armada SH-60B dio numerosas pasadas con desplazamientos laterales y picando y elevando el morro. Este vehículo es el que se utiliza para labores en el Océano Índico contra la piratería.

Más helicópteros. El de los Geos y un cuarto, el Helimer de Salvamento Marítimo, que se valió de uno de sus barcos para hacer una demostración de cómo se puede hacer un rescate de alguien herido en alta mar.

El Harrier como siempre es uno de los momentos espectaculares con el avión completamente suspendido en el aire y girando sobre su propio eje. Sin embargo, en esta ocasión en espectacularidad le hizo la competencia un F-16 de las Fuerzas Aéreas Belgas, con piruetas y la expulsión de una especie de llamaradas desde su cola como si fueran fuegos artificiales.

El punto y final lo puso la precisión de la Patrulla Papea, paracaidistas que desde una gran altura conseguían caer en el punto que se había marcado en rojo en la playa.

Fue día también para reconocimientos, como las metopas que entregaron en pleno espectáculo lo Grupos especiales Operativos (GEOS) una vez que saltaron desde el avión el Cuerpo Nacional de Policía y los miembros de la Patrulla Papea de paracaidistas. Al finalizar el acto, también hubo placas de agradecimiento tanto a la Armada como al Ejército del Aire.

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