El inicio del curso en la Universidad

La enseñanza online no arranca

  • Estudiantes universitarios critican los fallos técnicos que dificultan la docencia no presencial

  • Coinciden en valorar positivamente el seguimiento que se les hace con el código QR

Estudiantes en la Facultad de Filosofía y Letras de la capital gaditana.

Estudiantes en la Facultad de Filosofía y Letras de la capital gaditana. / Jesús Marín

Los primeros compases del curso en la Universidad de Cádiz muestran a un estudiantado crítico con los problemas técnicos de la enseñanza online, pero satisfecho con las medidas de seguridad planteadas por las diferentes escuelas y facultades. No es la forma ideal de acometer enseñanzas que serán claves para sus futuros, pero la capacidad de adaptación de los universitarios sale a flote cuando más se necesita.

“Hemos tenido solo una clase online y no hemos podido acceder, no funcionaba el sistema. La versión online del confinamiento estuvo mejor”, destacaba ayer Rosalía Lorenzo en el patio de la Facultad de Filosofía y Letras. Esta estudiante de 3º de Estudios franceses y lingüística y lenguas aplicadas dijo esperar que “con el tiempo mejore todo, los profesores tampoco pueden dar más alternativas”, antes de añadir que “pedimos que suban los temarios al Campus Virtual ante el mal funcionamiento del online”. “Los profesores están agobiados. Unos te dan facilidades y otros menos”, apuntaba Clara Cepero, alumna de 4º de Estudios ingleses y lingüística. En la misma Facultad, Pablo García, alumno de 5º de Doble Grado de Estudios Ingleses y Estudios Franceses, admitía “problemas con las cámaras. Solo hay un micrófono para el profesor y si un alumno en presencial hace una pregunta, los que están online no se enteran”.

Uno de los problemas es llegar a tiempo a una clase presencial tras una online

África Nuño, una gaditana que estudia 2º de ADE (Administración y Dirección de Empresas) en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, aseguraba que “lo que más falla es la enseñanza online. Dependiendo del profesor, fallan las conexiones. Y cuando fallan las conexiones, la mitad de la clase, que está en casa, no puede seguirla”. En el mismo curso estudia José Antonio Salas. “Tenemos problemas online. Hay profesores que no saben usar el ordenador. Cuando empiecen las prácticas va a ser más complicado seguir las clases online”.

Otro de los problemas se localiza cuando se celebran seguidas clases presenciales y online, o viceversa. Es el caso de Rosalía Lorenzo en Filosofía y Letras. “Tengo una clase online de 8.30 a 10.30 y detrás una presencial. Si sigo la clase online desde mi casa, en Chiclana, no llego a tiempo a la presencial. Me tengo que venir temprano al piso de unas compañeras que viven cerca de la Facultad y seguir la clase online desde allí para llegar a tiempo a la otra”, contaba como caso ilustrativo. Según Pablo García “el Decanato no ha tenido en cuenta que si hay una clase presencial y la siguiente es online, no da tiempo de llegar a casa y hay que buscar un aula que se quede libre para seguir la clase o que funcione el wifi en cualquier rincón que elijas”. Su compañero Francisco Javier Fonseca señalaba que “afortunadamente la mayoría de las clases son presenciales, más de las que esperábamos”. Valoraba positivamente el aprendizaje asíncrono que han facilitado “algunos profesores”, que es como la enseñanza en diferido “porque suben la clase o la materia al Campus Virtual y puedes acceder en cualquier momento”.

Alumnos de Empresariales dicen que no hay problemas en cuanto a seguridad

En relación a las medidas de seguridad provocadas por la epidemia del Covid-19, los alumnos consultados difieren en sus opiniones según donde estudian. Para José Antonio Salas, alumno de ADE, “en higiene y seguridad está todo controlado”. “Lo presencial se desarrolla sin problemas”, apostillaba su compañera Laura García. En Filosofía y Letras Rosalía Lorenzo estima que la distribución de las aulas “es mejorable”. Explicaba que en el aula donde se imparte una asignatura caben 24 alumnos y hay 36 matriculados. “Nos tenemos que organizar nosotras y los que no pueden estar no tienen online, por lo que se pierden medio curso”. Por su parte Malú Cruzado aseguraba que “una profesora se trajo un metro para medir las distancias y no había más de un metro. Esta profesora es de riesgo, por patologías, y quería demostrar que no se cumplían las normas. Hay distancia con el de al lado, pero no con el de delante”.

En lo que coinciden los estudiantes es en agradecer la implantación del sistema de código QR que los identifica para posibles contagios. Clara Cepero, de 4º curso de Estudios ingleses y lingüística, destaca que es “un buen sistema de registro de entradas y salidas. Así te obligan a sentarte siempre en el mismo sitio. Si hay un positivo se sabe dónde estuviste y con quién”.

Por último surge una queja, todo un clásico en la vida del universitario gaditano: el hacinamiento en los autobuses interurbanos. Ahora este problema se vuelve más peligroso por cuanto es necesario respetar las distancias y evitar así riesgos de contagios. Pablo García, que viene a Filosofía y Letras cada día desde Chiclana, lamenta que “en el autobús no se respetan las distancias y a veces hay gente en los pasillos. Y se han recortado los horarios con respecto al curso pasado. Hay veces que mi última clase acaba a las 10.30 y tengo que esperar a las 12.00”.

Opiniones para todos los gustos entre los estudiantes. Mas una frase de Francisco Javier Fonseca, sin ser del todo optimista, arroja un poco de esperanza: “Nos lo esperábamos peor”.

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