Cádiz

"Yo estaba engañado; ella es una auténtica profesional de la estafa"

  • Luis García asegura que él sólo actuaba en las ventas de pisos como testigo y que no recibía pago alguno · "Yo no podía imaginar que él no estaba devolviendo el dinero dado como señal", dice Ana Suárez

Luis Manuel García aseguró ayer en la Audiencia Provincial que él "estaba engañado", dijo que desconocía que no eran devueltas las cantidades entregadas como señal por compradores de pisos que se echaban atrás y definió a su compañera de banquillo, Ana Suárez, de manera tajante: "Ella es una auténtica profesional del engaño y de la estafa".

Ana Suárez relató otra versión bien distinta de los hechos que han llevado a ambos ante un tribunal como acusados de un delito continuado de estafa. Dijo que el dinero de las señales se lo quedaba él, que ella ignoraba que él no reintegraba a los compradores las cantidades aportadas en las ventas de viviendas fallidas, que Luis García actuaba como gestor inmobiliario y que la engañó. "Jamás he firmado un contrato sin que él me dijese que había devuelto la señal de una venta anterior", afirmó la acusada.

El juicio comenzó ayer con esos dos testimonios contradictorios. El fiscal solicita cinco años de prisión para cada uno de los dos procesados. Considera que ambos se dedicaban a poner en venta viviendas, a cobrar la señal a los compradores que se interesaban por ellas y que después no devolvían esas cantidades. Las viviendas, salvo una, pertenecían a Ana Suárez. Un mismo piso era ofrecido a compradores diferentes y cada uno de ellos abonaba la correspondiente señal.

Los hechos se remontan a 2008. Luis explicó ayer que conoció a Ana como cliente. Que él tenía una inmobiliaria y que vendió un piso de ella. Se hicieron amigos, relató, y luego él hizo de testigo y acompañante en la venta de varias viviendas que ella tenía en Cádiz. Sí, él se encargaba de poner anuncios en internet, imprimía los contratos en su inmobiliaria e incluso acudía con ella cuando el comprador firmaba el contrato y entregaba la señal, contó Luis. Es más, hasta la ayudaba a contar el dinero y después la acompañaba hasta la casa de la madre de ella a llevarlo, afirmó. Allí, dijo, ella se metía en una habitación en la que tenía un pastor alemán y dejaba en ella el dinero.

Todo eso lo hacía sin cobrar absolutamente nada, explicó. Y no, no investigó nada porque los asuntos con los compradores eran cosa de ella, aseguró Luis, quien comentó que él hasta hacía de conductor para ella.

A preguntas de su abogado defensor, Luis dijo también que ella se convirtió en su "guía espiritual" y que él se lo creyó. Que ella le decía que personas fallecidas le habían encomendado que lo guiase a él en la vida. Y que guarda mensajes de móvil y grabaciones que muestran ese aspecto esotérico del caso. Decidió conservarlos. ¿Por qué? "Guardé los mensajes para escribir un libro sobre lo que me estaba sucediendo".

"El dinero de las señales que daban los compradores se lo quedaba él. Ese dinero se quedaba en la inmobiliaria. Él me decía que eso no se tocaba: que si la venta no proseguía, ahí estaba para ser devuelto; que si la venta se producía, entonces de ahí salía su comisión. Él era mi gestor inmobiliario. Me vendió un piso. Lo hizo muy bien. Y luego le encargué que vendiese los que yo tenía en Cádiz", dijo Ana Suárez.

¿Por qué quería vender esos pisos y por cantidades inferiores a la hipoteca que pesaba sobre ellos? Porque quería deshacerse de las hipotecas sobre sus propiedades cuando supo que tenía una enfermedad grave y que no podría trabajar al ritmo que lo hacía hasta entonces, explicó la acusada. Tenía dos clínicas y decidió reducir el negocio. ¿Y por qué no se asesoró con su padre, que era promotor?, le preguntaron. Porque no quería que sus padres supiesen de su enfermedad.

Ana dijo que confiaba en Luis. Totalmente. Que él le decía que un cliente había fallado y que siempre pensó que él reintegraba las cantidades que habían sido aportadas como señal.

Cuando ambos fueron detenidos, ella declaró ante el juez instructor algo que ahora niega: que ella se quedaba con el dinero de las señales.

La mujer explicó que si dijo eso fue porque Luis le aseguró que no ocurría nada, que todo era un lío montado por una denuncia falsa de su ex esposa y que ella le contó al juez lo que le dijo el entonces abogado de él que declarase. En aquellos momentos, no sabía nada de lo que realmente sucedía, aseguró ayer.

El juicio continuará hoy. Ayer declararon algunas personas que se interesaron por la compra en Chiclana de una casa propiedad de Luis García y su ex esposa y que se echaron atrás. Uno es un guardia civil; otro, un policía nacional. Éste dijo que avisó a sus compañeros de Delincuencia Económica de que había observado algo raro.

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