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crónica de san juan de dios

El dilema de los jarrones chinos

  • Partido Popular. Su candidato a la Alcaldía, Juancho Ortiz, debe demostrar ya que es el auténtico líder

2"Una batalla perdida es una batalla que uno piensa que ha perdido". Jean Paul Sartre, el mago del existencialismo, tenía esta frase que bien se podría incluir en un manual de motivación o poner en una pizarra en la sede del Partido Popular en Cádiz.

En los primeros escarceos de Juancho Ortiz como candidato a la Alcaldía por el PP hay mucho de pasado y poco de futuro. Entre las filas de Cánovas del Castillo piensan que habrá mucha gente en la capital gaditana que sigue añorando el teofilismo, la gestión de un partido que repite mil veces todo lo bueno que hizo y que esconde bajo la alfombra lo malo, que también lo hubo.

Pero pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor es de un infantilismo supino, es no haber sabido leer lo que ocurrió en el año 2015, que la gente no compró ya su modelo ni estando Teófila Martínez al frente, por mucho que fuera la fuerza más votada, lo que les llevó a pasar por el purgatorio de la oposición.

Su esperanza puede ser que el ciudadano compare entre un gobierno y otro, tal y como se puede ver en el discurso de Juancho Ortiz, pero eso es apostar todos los ahorros al negro y lo mismo sale rojo porque el electorado en los últimos tiempos es muy volátil, y más en un tiempo donde la marca del PP anda metida en turbulencias a nivel local y nacional.

En Cádiz apostaron al caballo perdedor y encima la justicia amenaza a uno de los que formaba parte de la guardia pretoriana de Teófila, como también pertenecía Ortiz. Para colmo, la pérdida del Gobierno de la nación le quitaba la venta de determinados proyectos que se podían impulsar desde Madrid y del que ahora se va a ver beneficiado la bancada de enfrente.

Juancho debe entender de una vez por todas que es el candidato. Ya ha pasado el período de los agradecimientos a los que le han puesto en el foco. A partir de ahora es el jefe, el líder, la persona que debe aglutinar un proyecto y unas siglas que ha gobernado durante 20 años la ciudad y, como tal, es el que debe marcar el ritmo.

Cortar el cordón umbilical no es un signo de deslealtad sino de madurez política. El triunfo o el fracaso, pero siguiendo sus propias ideas. Arrepentirse por lo que haces, pero nunca por lo que dejaste de hacer.

No se trata sólo de encontrar caras nuevas sino de cambiar la estrategia de manera radical. De demostrar que puede ser un buen alcalde y no aparecer solo como uno de los chicos de Teófila y que sólo añora al pasado.

La fórmula que ha triunfado en Cádiz durante 20 años ya está agotada. Ahí es donde Juancho Ortiz debe reflexionar y, si quiere cambiar el rumbo, debería hacer una limpieza completa de sangre. Rodearse de gente que lo asesore y que le lleve nuevas ideas y no estén contaminados con el cuello girado al pasado. No significa renegar de lo que ha habido sino de mirar adelante de otra forma.

Felipe González decía que un expresidente de Gobierno es un jarrón chino en un apartamento pequeño. Es un objeto de valor pero nadie sabe dónde ponerlo. Juancho Ortiz no tiene por qué esconderlo pero debe entender que el que se presenta para los próximos cuatro años es él y no Teófila Martínez. Los ciudadanos van a pedirle responsabilidades a él y, si las cosas no van bien en las elecciones, al que van a cortar la cabeza será a Ortiz, no a ninguno de los otros.

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El Partido Popular buscó en Juancho Ortiz una renovación a medias. No tenía a Teófila como cabeza de cartel pero sí se elegía a una persona de su equipo. Futuro y pasado se unían y se buscaba una persona que no tuviera muchos enemigos ni a nivel político ni en lo personal.

Es un tipo con personalidad como demostró desde sus inicios como concejal allá por el año 2003 y también la tiene entre sus círculos de amigos y familia. Pero el brillo del pasado que tiene interiorizado lo tiene cegado para ver lo que viene por delante. Todavía está a tiempo de dar un volantazo. Aparecer en una foto a las claras del día denunciando un supuesto mal estado de limpieza de las playas o dar una rueda de prensa al lado de una valla no le favorece. ¿Que hay que mejorar en mantenimiento en la ciudad? Por supuesto, pero por ahí tampoco va a ganar mucha credibilidad. Todavía tiene tiempo.

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