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Desescalada en Cádiz

La reconquista de la primavera perdida

  • Ambiente de compras y mucha precauciones en la vuelta de El Corte Inglés en Cádiz

  • En uno de los gimnasios que ha vuelto a la actividad, entrenamientos de 50 minutos máximo y cita previa para que no haya más de 10 personas

Una mujer se prueba una chaqueta vaquera en El Corte inglés de Cádiz este lunes.

Una mujer se prueba una chaqueta vaquera en El Corte inglés de Cádiz este lunes. / Julio González

"Defiende la primavera". Bajo este título reivindicativo los enormes escaparates del Centro Comercial Bahía de Cádiz de El Corte Inglés reciben al público que llega al enorme espacio del barrio de Astilleros. Más bien se trata de una reconquista de la primavera porque nos han robado el mes de abril, como la canción del maestro Sabina. La ciudadanía lleva un cartel en la espalda que pone día 1 de la Fase 2. Como si de un videojuego se tratara, pasamos de nivel, aunque en la capital gaditana lo de la apertura de las playas al baño todavía se ha quedado en el Game Over de la anterior fase.

Y tratando de reconquistar la primavera, los gaditanos entran en El Corte Inglés. Donde hasta la semana pasada cruzaban un pasillo que los llevaba directamente al Hipercor, ahora ven la luz, empleados, artículos bien puestos y otros muchos clientes. Precisamente la apertura del supermercado durante los días más duros del estado de alarma han servido de entrenamiento para esta segunda fase a la que accede el resto del centro comercial.

Sólo queda por abrir al completo el espacio gastronómico que está situado en la segunda planta. La cafetería-restaurante que es propia de El Corte Inglés ya se encuentra funcionando con las limitaciones que afectan a la hostelería y se espera que para el próximo lunes lo haga el resto.

En el funcionamiento normal que se puede hacer en cualquier centro comercial hay muchos gestos cotidianos que ahora se tienen que adaptar a la nueva normalidad. pongamos por ejemplo que a usted le gustan unos pantalones y acude al probador para ver cómo le quedan. Una vez que lo ha hecho, ve que no le sientan tan bien como esperaba. Hasta ahora esa prenda se quedaba en un perchero y poco después volvía a estar expuesta a los clientes en su lugar habitual.

Ahora todo es mucho más complicado. Esos pantalones pasan a unas dependencias que están situadas en la primera planta de El Corte Inglés, donde están todas las secciones de ropa y moda, y allí es sometida a un proceso de desinfección con unas planchas de vapor y unos rayos ultravioletas. Y cuando usted deje el probador, un empleado tendrá que entrar y proceder a su limpieza completa. Toda precaución es poca.

Otro ejemplo. Si acude a cambiar una prenda, esta tendrá que pasar por el mismo proceso que la anterior y la percha también habrá de ser desinfectada, mientras que la bolsa será directamente destruida.

Una empleada de El Corte Inglés, con mascarilla y guantes, con uno de los maniquíes. Una empleada de El Corte Inglés, con mascarilla y guantes, con uno de los maniquíes.

Una empleada de El Corte Inglés, con mascarilla y guantes, con uno de los maniquíes. / Julio González

Antes de entrar se pueden ver carteles en cada uno de los accesos con una serie de normas básicas, entre ellas la de llevar mascarillas en el interior del centro comercial. Lo primero que se encuentra el visitante al llegar es un bote con gel hidroalcohólico por el que es obligatorio pasar para desinfectar las manos. Los empleados de seguridad que están en cada acceso se encargan además de controlar el aforo para no superar el 40%.

El cien por cien de la plantilla ya se encuentra operativa y tras más de 70 días cerrados, han empezado a ver a sus clientes en esta nueva normalidad que llaman los políticos. La mañana en El Corte Inglés ha estado más o menos animada, sobre todo en la parte de la telefonía, donde incluso la gente tenía que hacer una cola muy ordenada.

Muy cerca de allí se encuentra la piscina municipal de Astilleros, que este lunes también volvía a abrir. ¿Para todo el mundo? No, de momento es para personas federadas y pertenecientes a clubes y también a gente con discapacidad. Todo se hace por cita previa a través del Instituto Municipal de Deportes y nadie puede acceder dentro hasta que no es recibido en la puerta por uno de los empleados municipales. 

En el Gimnasio Origen, su propietario Manu Mariscal recibe a los clientes que van llegando a sus instalaciones. Lo de la hora libre se ha acabado por el momento y hay que acostumbrarse a una nueva realidad. Hay que llamar previamente al gimnasio para reservar plaza en las horas que está disponible en unas instalaciones que están abiertas desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche.

Uno de los usuarios del Club Origen, este lunes durante su entrenamiento. Uno de los usuarios del Club Origen, este lunes durante su entrenamiento.

Uno de los usuarios del Club Origen, este lunes durante su entrenamiento. / Julio González

El máximo de personas que se puede acceder es de diez personas para cumplir con las normas sanitarias, Los entrenamientos tienen un máximo de 50 minutos de duración y cada vez que se coge una mancuerna o un aparato hay que desinfectarlo, un gasto bastante importante para el gimnasio.

Para acceder al mismo hay que pisar con las zapatillas en un recipiente con desinfectante y no queda otra que tener puesta la mascarilla en el interior. Uno de los usuarios de este gimnasio hacía ayer pectorales y reconocía que tenía ganas de volver de nuevo, a pesar de que ha tratado de mantenerse como ha podido en su domicilio para no perder la forma. Este gimnasio es uno de los pocos que ha abierto, ya que otros muchos van a tardar una semana más en ponerse en marcha.

En el Paseo Marítimo hace viento. Hay gente sentada en las terrazas de los bares pero antes de la hora de la comida apenas nadie pasa al interior, a pesar de que en esta fase 2 ya pueden hacerlo. Hay que reconquistar la primavera y después de estar tanto tiempo confinado, la gente no quiere las fronteras de las cuatro paredes y prefiere ver la playa y la inmensidad del mar. Libertad sin más.

La playa se está acotando con una serie de varillas. ¿Será lo que nos queda por venir cuando las playas de la capital gaditana se abran al 1 de junio? Dos ciudadanos se hacen esta pregunta mientras que a la una de la tarde pasa corriendo una persona a la que se le ve que el efecto del calor y el viento le está pasando factura. Ya no hace falta tampoco ceñirse a las horas que marcaba la fase 1, pero eso implica también soportar altas temperaturas.

Pero volvamos a la playa. Ese acotamiento no es ni más ni menos que las obras que ha iniciado la Demarcación de Costas en diversas playas de la provincia para ponerlas a punto. En Cádiz, en concreto, afectan a La Victoria y a Santa María del Mar.

Lo que sí que no dejan de verse son usuarios de soslayo, aunque hoy no entraba tanta gente en el agua a refrescarse como días atrás. Otros sí se van ya sin ningún pudor con la toalla y se tumban al sol, algo que no se puede hacer por el momento.

Pasamos de fase pero cada vez vamos más protegidos desde que entrara en vigor la semana pasada la obligatoriedad de llevar mascarillas en los lugares donde no se pueda cumplir la distancia mínima de dos metros.

La Fase 2 se llama también apertura al público de las dependencias administrativas. A cuentagotas los funcionarios han ido volviendo a sus puestos de trabajo, mientras que la ciudadanía que quiera hacer cualquier tipo de gestión ha de hacerlo mediante la cita previa. Torres más altas han caído, pero vamos camino de la reconquista final, aunque esta sea muy lenta y no nos podamos confiar.  

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