Entre las numerosas deficiencias que la Cámara de Cuentas ha encontrado en la tramitación y elaboración de los contratos que viene publicando el Ayuntamiento (al menos en lo relativo al año 2017, ejercicio que ha dado lugar a un demoledor informe que se hizo público el lunes) se señala también la valoración de los costes. En este sentido, se pone el acento en la falta de referencias que contextualicen el origen del cálculo del precio de salida de los contratos; algo que se agrava teniendo en cuenta la diferencia que existe en algunos casos entre el precio de licitación y el de adjudicación.

En concreto, la Cámara de Cuentas se centra en dos contratos. Uno, el del servicio de mantenimiento de aire acondicionado de las bibliotecas municipales Santa María, Celestino Mutis y Adolfo Suárez, que se adjudicó por un importe que es un 51,50% inferior al precio de salida (4.800 euros frente a los 9.900 euros presupuestados por los técnicos municipales); y otro, el del servicio de mantenimiento de aparatos elevadores de la delegación de Asuntos Sociales, cuya diferencia porcentual entre la adjudicación y la licitación es nada menos que del 74,78% (5.769 euros ofertados por la adjudicataria frente a los 22.879,20 euros por los que salió a licitación).

Recuerda la Cámara de Cuentas que la ley establece que el cálculo económico debe hacerse “teniendo en cuenta los precios habituales en el mercado, cuidando que ese precio sea el adecuado para el efectivo cumplimiento del mismo mediante la correcta estimación de su importe”, para lo cual se puede optar por consultar a proveedores, a los adjudicatarios actuales y anteriores o a licitaciones similares de otras administraciones. “En los expedientes analizados no consta referencia alguna a las actuaciones, fuentes, antecedentes o cálculos que se tuvieron en cuenta a la hora de preparar el presupuesto base de licitación y determinar de esa manera su adecuación al precio general de mercado”, expone el informe.

Esta ausencia de datos detallados que expliquen el origen de esos precios de licitación dificulta, según expone la Cámara de Cuentas, el determinar si esas ofertas pueden considerarse “anormales o desproporcionadas” o si el problema ha estado en una incorrecta estimación inicial del presupuesto de licitación.

En este caso, ante la duda planteada por la Cámara de Cuentas, el propio Ayuntamiento reconoce que se trata de “una incorrecta estimación inicial en el presupuesto base de licitación, que no se correspondiera con los precios del mercado”.