Cádiz

¿A quién se le da con el badajo?

El sainete no tiene desperdicio alguno. Para la historia de esos tomos donde se escriben las "cosas imposibles", las de "no se las cree nadie", hay que dejar constancia de que ocurrió en Cádiz.

En cierta ocasión oí a un destacado cofrade gaditano, que todos los problemas que tenía la carrera oficial de nuestra Semana Santa venían provocados porque la Catedral estaba mal puesta. Tan memorable memez la consideraba como insuperable, pero ahora ha surgido otra que nada tiene que envidiarle.

Aquí sucede que quitan de la torre de Levante de la Catedral (la que está más cerca del Pópulo) hasta cuatro campanas, enormes todas ellas, y ahora resulta que quien manda en el primer templo diocesano, el cabildo catedral, no se entera. Genial. Y eso que hizo falta para retirarlas una grúa imponente y un camión para cargarlas.

Pero hay más. Llega la Junta y dice que las campanas la tocarán los curas pero en ellas mando yo y sin mi permiso no hay traslado que valga para arreglarlas. Así que me digan qué van a hacer.

Cádiz, Cádiz puro. No bastaba y sobraba con la bronca entre Ayuntamiento y Junta a la hora de buscar protagonismo, sino que ahora también entra en juego el Cabildo Catedral. Por cierto, alguien le tuvo que decir al Ayuntamiento que iba a entrar ese pedazo de grúa en la plaza de la Catedral. Y si el Cabildo no sabía nada y la Junta se enteró de todo por la radio, ¿acaso estaba enterada Cajasol que es la que lo paga todo? No creo. ¿Acaso el señor del pedo que quiere mandar en todo? Tampoco lo creo. Pues ya tenemos otro misterio en esta ciudad increíble por lo bonita que es, única por su historia y a la que no hay que recomendarle ningún talante, pues demasiado hace con aguantarse y no liarse a badajazo limpio con más de uno.

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