El cortejo procesional del Corpus resultó lento y de hecho se prolongó durante más tiempo que el pasado año, de once de la mañana a dos de la tarde.

Aunque la brisa de poniente alivió el calor, a las dos de la tarde no se podía estar al sol y la temperatura era alta, hasta el extremo que los cargadores de la Patrona levantaron las caídas del paso para que entrase algo de aire.

Sin embargo la refrescante medida se contradijo con el ritmo al que realizaron el camino de regreso al convento de Santo Domingo, hasta el extremo que por la calle Pelota indicaron a la banda del Maestro Dueñas que interpretase La Madrugá, una marcha discutible para un traslado y más aún si el calor empieza a convertirse en sofocante y lo más importante es llegar cuanto antes.

Pero lo peor fue que con ese ritmo también provocaron que el traslado de la imagen del Señor del Milagro desde la plaza de la Catedral al santuario dominico se llevase a cabo más tarde de lo previsto y llegara al compás de Santo Domingo casi a la hora de la sobremesa.