Cádiz

El comercio local de Cádiz se defiende desde las redes sociales, donde Instagram es el rey

  • Algunas tiendas de moda ya cierran por internet hasta un 30% del total de sus ventas

  • Instagram se ha convertido en la mejor plataforma para llegar desde este sector a una clientela semiconfinada  a concsecuencia de las restricciones horarias vigentes

Cádiz vende online

Cuando cierra la puerta de su tienda –ahora, desgraciadamente, a las seis de la tarde, justo cuando debía tener un pico de clientela–, Jiajia Xu continúa su jornada laboral y se convierte en una pizpireta modelo cuasi profesional y en una simpatiquísima y persuasiva influencer capaz de venderle una boa de plumas a un párroco. O una chaqueta roja con tachuelas y la cara de Mao a una votante de Vox.

Una legión de casi 9.000 seguidoras –y seguidores– en Instagram y casi otros tantos en Facebook esperan con impaciencia el próximo vídeo de Jiajia con las últimas novedades llegadas a Chic Glam Boutique, fruto de una selección previa muy personal. Más que clientas –y clientes– tiene ya adeptas.

A Jiajia se ve que le encanta probarse y aconsejar con la profesionalidad de una diseñadora de la Pasarela Cibeles y el desparpajo fino de una gaditana de La Viña. Ni canta ni baila –a veces sí– pero no se la pierdan vendiendo. Porque lo que más le gusta a Jiajia es vender. Por encima de todo, esta mujer de origen chino criada en Andújar y en Córdoba, hija de emigrantes que se dejaron la piel entre woks, es una exigente mujer de negocios que no duda en estirar el día todo lo que puede. Y el negocio atraviesa unos momentos difíciles para los que sólo tiene una fórmula con tres ingredientes: trabajo, trabajo y trabajo. En la tienda y en las redes sociales, ahora, más que nunca. Hasta el punto de que las ventas por internet ya representan el 30% de su volumen total de facturación. Un arma, el de las redes sociales y el de la venta online, con las que se está defendiendo buena parte del comercio local de unas restricciones horarias que les asfixian, justo ahora que acaban de arrancar las campañas del Black Friday y de la Navidad.

“Abrí la tienda ya hace cinco años y al año siguiente empecé poquito a poco a trabajarme las páginas en internet, a enseñar la ropa y, poquito a poco también, he ido consiguiendo cada vez más seguidores. Es la otra parte de mi trabajo, cuando cierro la puerta;a veces me quedo hasta las doce e incluso sigo en mi casa...”, cuenta con entusiasmo Jiajia.

Yo trabajo más Instagram que Facebook, porque se ven más y mejor las fotos cuando vas a buscar algo... me gusta más... las clientas eligen o se interesan por algo y me hablan por privado; ahora estamos a punto de abrir la página web...son muchas cosas las que llevo por delante: que si las redes, que si los envíos...enviamos en Cádiz capital, a Puertatierra o a donde sea, por solo dos euros... hay que buscarse la vida, e internet es el futuro. Y si te lo trabajas más, te siguen más y es más comodidad para la gente... lo importante es que la gente vea lo que estás vendiendo, su calidad. Yo me pruebo todas las novedades y cuento si me combinan así o asao... así me lo trabajo yo... Cádiz me gusta mucho, tanto que pienso quedarme, aunque cueste tanto arrancar aquí...”

Marta Porcel, de Nena Melena, en su tienda de la calle San Pedro. Marta Porcel, de Nena Melena, en su tienda de la calle San Pedro.

Marta Porcel, de Nena Melena, en su tienda de la calle San Pedro. / D. C.

Nena Melena es otra de esas pequeñas tiendas encantadoras, con personalidad propia, ropa muy especial y trato personalizado más que agradable, que, sin descuidar la venta presencial, que consideran fundamental, ha apostado también por la venta online. Marta Porcel abrió en 2017 en la calle San Pedro junto con otra socia, que hace un año encontró otro trabajo relacionado con sus estudios. “Hace dos años que tenemos tienda online. Ahora la cosa está un poquito parada con esto del semiconfinamiento. Hemos quitado los gastos de envío y a ver si así va funcionando un poquito mejor la cosa, que está muy paraita, que la gente no sabe muy bien para donde tirar...”, reflexiona en voz alta Marta, antes de cambiar la mascarilla por una amplia sonrisa de carmín para la foto. Acumulan unos 11.000 seguidores en Instagram

“Funcionamos a través de nuestra web, a la que se puede acceder desde Instagram y desde Facebook –explica– La mayoría de los pedidos se hacen desde la web o por conversaciones que tengo con las clientas por redes sociales. Trabajo con una mensajería y los encargos tardan menos de 24 horas en llegar. El coste normal es de 5 euros, que es lo que me cuesta a mi, pero ya digo que ahora no lo estamos cobrando... Podemos estar vendiendo un 30% por ese canal, cuando antes oscilaba entre un 10% o un 20%...”

“Estamos en las redes sociales y en internet, pero espero que el futuro no sea ese, porque en este tipo de comercio lo que gana es el tú a tú, el aconsejar, el hablar con la persona, el crear un vínculo con ella, mostrarle cuál es la elaboración de cada prenda, que no se está llevando una normal, sino que tiene un trabajo detrás... yo siempre les hablo de mis prendas y me gusta mantener una relación directa con mis clientas”.

Marta selecciona cuidadosamente el género y además diseña su propia firma de ropa bajo la marca que da nombre a la tienda. “Ahora estamos con los jerseys de punto, que los hacemos nosotras a mano y están funcionando muy bien... y en verano ponemos más falditas, más tops, más prendas fefresquitas... sólo trabajamos con marcas españolas, con nuevas emprendedoras, todas mujeres... nos dedicamos a la moda ética, sostenible y de comercio justo, asegurándonos de que todo el mundo tiene un sueldo digno por fabricar el producto y eso es algo en lo que hago hincapié a los clientes... que en una compra online es muy difícil apreciar la calidad de la prenda y todo lo que tiene detrás...”

A Marta, el cierre a las 18:00 horas le ha roto las tardes, que era cuando tenía más clientela. “La mayoría de mis clientas trabajan por la mañana y suelen comprar por las tardes, así que las ventas están ahora más complicadas, pero aquí estamos, aguantando el tirón... por la tarde me llegan muchos encargos, de prendas que han visto en Instagram y que me han pedido que se las guarde”.

Uno de los conjuntos que muestra en Instagram El Vestuario. Uno de los conjuntos que muestra en Instagram El Vestuario.

Uno de los conjuntos que muestra en Instagram El Vestuario. / D. C.

Magali Fedriani Freire, de El Vestuario, sí que está convencida de que internet no es que sea el futuro, sino que es el presente de su negocio, aunque, por supuesto, mantiene abierta su tienda en una esquina muy bien posicionada entre las calles Cánovas del Castillo y Valverde. Con más de 25.000 seguidores en Instagram ha enviado vestidos para fiestas y eventos a Londres, París, Mónaco y Bélgica. “La tienda la abrimos en 2011, cuando mi madre, Luisa Fedriani, que tenía una peluquería, la unió con la tienda de ropa. Luego nos mudamos al Hotel Atlántico, a donde se suponía que se iba a mantener una gran galería comercial. Al finsl se quedó en un proyecto a medias, y nos volvimos al centro”, recuerda Magali.

“En redes sociales empecé con Facebook, pero en moda funciona mucho mejor Instagram, que es mucho más visual, y allí estamos desde 2014...”. Magali dice no sabe por qué El Vestuario tiene tantos seguidores. “Yo me lo intento currar bastante, haciendo textos interesantes, fotos bonitas... Todo lo hago yo; para mi es fundamental que seamos nosotras quienes controlemos las redes sociales; creo que los community despersonalizan un poco los comercios pequeños, valen para los grandes, pero si buscas un poco de cercanía con la persona que está detrás, es mejor controlar las redes nosotras...”

“Siempre hemos vendido mucho por Instagram; trabajamos con una agencia que le lleva la prenda a la clienta a su casa, y eso nos permite asesorarlas... siempre hemos tenido muy bajo porcentaje de devoluciones”, explica. Pero ¿se han incrementado las ventas con estos nuevos horarios? “Fluctúan bastante, porque estamos dedicadas sobre todo a los eventos y todos los meses no son iguales... nuestro fuerte siempre ha sido de marzo a septiembre, y para la campaña de Navidad nos reinventamos un poco y metemos algo de producto más casual... alguna vez las ventas por Instagram han llegado a ser un tercio del total... y es una cantidad bastante interesante sin tener una web propia. Curiosamente, los nuevos horarios no han hecho subir las ventas online... Ahora estamos a punto de sacar una página web... y aunque no somos partidarias del Black Friday, que es una práctica americana mal importada y me parece una falta de respeto hacia la clienta que ha venido la semana anterior a comprar algo y que lo vea rebajado a la semana siguiente, este año sé que la gente está muy susceptible con el tema de la crisis y haremos un código descuento en promoción de lanzamiento..."

"Sin web, me limitaría a la clientela de Cádiz. Con la web puedo llegar a cualquier parte del mundo. Y con 25.000 seguidores en Instagram, tengo más posibilidades de que más gente conozca la web”, dice convencida Magali.

Hay quien prefiere que las cuentas en redes sociales las gestione un equipo especializado. Como Catchalot, una cadena de zapaterías gaditana con tiendas en la provincia, pero también en Madrid, Huelva y Córdoba, que acumula a día de hoy 27.300 seguidores en Instagram.

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