Informe sobre el transporte en la ciudad. autobús

La ciudad que se mueve

  • El primer Plan de Movilidad Urbana Sostenible de la ciudad estará listo a finales de año. El autobús sigue siendo el medio de transporte más usado y mantiene las cifras de la última década

Más de 3.500 personas utilizan el autobús urbano para moverse por Cádiz. La cifra permanece estable desde hace más de una década, como estable sigue la cifra de usuarios de este medio de transporte cada año en la ciudad: 12 millones de personas. No está mal, teniendo en cuenta que la capital ha perdido en este tiempo más de diez mil habitantes. Sólo Granada, donde hay una nutrida vida universitaria, tiene un nivel de ocupación del transporte urbano más elevado que Cádiz entre las grandes ciudades andaluzas.

Esta estabilidad en las estadística va pareja con una continuidad en el diseño de las comunicaciones en la ciudad. En los últimos años se han planteado proyectos que, o bien no se han desarrollado en su totalidad o bien simplemente no se han ejecutado. Se ha hablado de una reestructuración de las líneas, de una apuesta por los carriles para bicicletas, de una ampliación de calles y avenidas peatonalizadas. Cierto que se ha mejorado de forma sustancial la flota de los autobuses urbanos y la información que sobre sus rutas recibe el usuario tanto dentro como fuera del vehículo; es cierto que los metros de carril bici han aumentado y que cada vez hay más espacio urbano por el que pasear. Pero la propia característica urbana de esta ciudad anima a dar pasos más decididos en todos los campos relacionados con la comunicación interna.

Desde el mes de mayo de 2012 la empresa Etralux, por encargo municipal, está elaborando el que será el primer Plan de Movilidad Urbana Sostenible en la historia de la cuidad. El objetivo es que el documento esté terminado a finales de este año. El gobierno municipal se muestra lacónico, por el momento, a la hora de aportar información sobre el desarrollo de este plan limitándose a afirmar que "cumple los plazos" en su redacción.

El documento se supone será ambicioso, una auténtica radiografía de la movilidad en Cádiz. Por lo pronto, los primeros meses de trabajo se han centrado, o por lo menos así estaba previsto, en la recopilación de datos estadísticos: número de vehículos, vías con mayor o menor densidad de circulación, uso del transporte público por días y por líneas, la entrada y salida de coches de la ciudad, los aparcamientos en superficie y los subterráneos, las posibilidades de peatonalización de determinadas vías y la inclusión en las mismas de carriles para las bicicletas.

El Plan, igualmente, debe de tener en cuenta reordenaciones en la ciudad incluidas en el nuevo PGOU que tendrán una incidencia más que notable en la movilidad: la apertura del puente de la Constitución de 1812, la conclusión de la avenida transversal (que el Ayuntamiento quería utilizar para poner en marcha una línea circular, aunque habrá que definir si esta medida es útil en una ciudad con distancias tan reducidas) y la duplicación de la de Astilleros, la peatonalización del tramo del paseo marítimo comprendido entre el Hotel Playa y La Cortadura o la reforma integral del antiguo polígono exterior de la Zona Franca. Todo ello, una vez ejecutado, tocará de lleno a las comunicaciones, como pasará también si alguna vez se construyen en Loreto-Puntales el Hospital Regional y la Facultad de Medicina (que incidirá también en los autobuses interurbanos). E incluso analizará las zonas con mayor contaminación acústica de la ciudad.

El Plan de Movilidad, que atenderá a las valoraciones ciudadanas, plantearán actuaciones a desarrollar en cinco, diez o quince años y en su desarrollo tendrá también mucho que vez el último proyecto municipal: la ciudad inteligente, a fin de utilizar las nuevas tecnologías en la mejora del funcionamiento y comunicación exterior de los medios de comunicación.

Mientras todo ello llega el autobús sigue reinando en la ciudad sin discusión posible.

Aunque la crisis económica ha afectado algo, muy levemente, a las cifras de utilización restando pasajeros en el horario vespertino (menos gente que acude a la zona comercial), el gaditano es "muy de autobús". "En Cádiz existe desde siempre una cultura muy profunda en cuanto a la utilización de este sistema de transporte. Es una ciudad con una configuración longitudinal que facilita líneas ágiles y de fácil conexión, además de contar con buenas frecuencias de paso si no hay incidencias en el tráfico, además de la dificultad de aparcamiento en el casco histórico y comercial si no se quiere utilizar los estacionamiento subterráneos, que suponen un alto coste", destaca a este diario un experto en tráfico urbano.

Cádiz cuenta con una flota de 48 autobuses que en los últimos años se ha renovado en su totalidad, pendiente del inicio de un nuevo proceso de renovación a partir de 2015 (año en el que terminará la concesión a Tranvías de Cádiz a San Fernando y La Carraca, la empresa que siempre ha controlado este servicio en la capital). Actualmente se está en pleno proceso de puesta en marcha del Sistema de Ayudas a la Explotación (SIE). La mayor parte de los autobuses informan ya, de forma acústica y visual, de las paradas de cada línea, a la vez que se espera que desde el próximo verano comience a funcionar el sistema de tarjetas de pago del que ya disfrutan los usuarios jubilados. Para ello se está esperando a que se actualicen las tarifas, que suben por primera vez tras la congelación del billete ordinario durante los últimos años. En este sentido, se reclama una mayor variedad de bonos de viaje, como ocurre con otras ciudades.

El SIE va a permitir también en cuestión de unos meses el seguimiento de los autobuses a través de internet y por aplicaciones similares a las que se utilizaron en Semana Santa para el control de paso de cada una de las cofradías que procesionaban por las calles de la ciudad.

Aunque el gaditano es "muy de autobús", también ha mantenido relaciones complicadas con el mismo, especialmente los vecinos de barrios como Loreto, Puntales o La Paz se han quejado de forma periódica de un servicios deficitarios, normalmente debido a incidencias en el tráfico. Otro tanto pasa con los estudiantes universitarios que residen fuera de la ciudad y que exigen mejores comunicaciones con el Campus de Cádiz. Curiosamente, este colectivo ha pedido un intercambiador entre el tren y el autobús más efectivo en la plaza de Sevilla, cuando para ello lo ágil sería utilizar la conexión entre el apeadero de San Severiano y la parada de la línea 2 allí existente.

El veterano autobús mira de reojo a la instalación en Cádiz del tranvía urbano. Su definición será una de las misiones del futuro Plan de Movilidad, aunque el gobierno de Teófila Martínez ya ha dejado clara su apuesta por el mismo y por su puesta en marcha antes de que concluya el actual mandato corporativo, en 2015 (como ya se indica en estas mismas páginas).

El tranvía como medio de transporte moderno (al estilo de las grandes capitales europeas) y limpio es defendido por varios colectivos ciudadanos. En su momento, incluso, se creo una dinámica plataforma que consiguió que el Ayuntamiento asumiese parte de sus planteamientos. Quienes rechazan el tranvía consideran que su coste es muy elevado (40 millones de euros costó en Vélez-Málaga) y tendría un uso muy limitado al centrarse en el paseo perimetral del casco antiguo. Demasiada oferta para demanda tan limitada, aducen.

Si para unos es complicado meter el tranvía en la trama urbana, para otros la lucha se centra en la apuesta por el carril bici. El ejemplo más claro de la efectividad de este proyecto lo tenemos en Sevilla, considerada como una de las ciudades donde mejor funciona este sistema en toda Europa. No solo es un signo de modernidad y de sostenibilidad, sino que también, con una buena planificación, puede atraer a colectivos con alto nivel adquisitivo, como pasa con pasajeros de los cruceros que cada vez en mayor número se bajan del barco y se montan en una bicicleta para conocer la ciudad.

Aunque es cierto que el número de carriles bici ha aumentado en los últimos años, la utilización de tramos de acera para compatibilizar el paso con el de los peatones ha provocado malestar entre quienes utilizan este vehículo y quienes van a pie. Habrá que definir y diseñar mejor futuros carriles, como sí se hizo con el paseo marítimo de La Paz o con vías como la avenida de Valencia.

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