Cádiz

Un centro de día sustentado en el trabajo de voluntarios

  • Luz y Sal, que hoy se inaugura, empezó a funcionar en San Martín en febrero de este año

El centro de día Luz y Sal, nacido de la estrecha colaboración entre Cáritas Diocesana y las Hijas de la Caridad, abrió sus puertas en el colegio de San Martín, en la plaza de la Catedral, el pasado febrero. Pero el proyecto arrancó antes, en junio de 2007, cuando a la espera de que acabaran las obras de adaptación de una parte del colegio, el centro de día comenzó a atender a las personas sin hogar en la calle Sagasta, en unas dependencias del Obispado. Hoy, a las 12 de la mañana, tendrá lugar la inauguración oficial de este centro y su bendición por parte del obispo, monseñor Ceballos.

La directora del centro, sor Antonia Toledano, y la trabajadora social, Montserrat Caballero, explican que Luz y Sal atiende cada día, de una manera estable a unas seis personas, aunque son muchas más las que llegan al centro demandando alguna necesidad o, simplemente, información. Es un centro, se insiste, que se sustenta por la labor de los voluntarios de Cáritas, cerca de 20, que de manera desinteresada acuden diariamente a este lugar para el que se acondicionó, de una manera acertada por cierto, una parte del colegio San Martín que las Hijas de la Caridad no dudaron en poner a disposición de este proyecto social y humanitario.

Las personas sin hogar son acogidas por la mañana con un café que sirve de excusa para sentarse alrededor de la mesa del amplio salón, construido en una parte del antiguo gimnasio del colegio, y charlar en torno a las noticias de la prensa. Después llegan los distintos talleres, todos impartidos por voluntarios de Cáritas y en los que aprenden encuadernación o informática. El centro también cuenta con una pequeña biblioteca.

La atención personalizada es fundamental. Tras la acogida por parte de un voluntario o de la trabajadora social, ésta se reúne con el psicólogo, un voluntario, y se establece un diagnóstico de la persona y un plan de actuación individualizado que se coordina con las otras entidades de la ciudad que atienden a las personas sin hogar, como los albergues y los comedores, los lugares en los que estas personas estarán cuando el centro de día esté cerrado.

Sor Antonia Toledano recuerda que el funcionamiento del centro fue explicado con detalle tanto a los padres del colegio, que queda contiguo a Luz y Sal, como a las tres asociaciones del barrio del Pópulo en el que se incardina, para que la información sobre su funcionamiento fuera muy clara.

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