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Turismo y movilidad

El casco histórico de Cádiz rebosa

  • El aumento del turismo y la gente que quiere llegar a la parte antigua de la ciudad hacen que los aparcamientos públicos estén completos y haya un tráfico infernal complicado por las obras

Cola de coches para acceder al aparcamiento de Canalejas, que tiene el cartel de completo.

Cola de coches para acceder al aparcamiento de Canalejas, que tiene el cartel de completo. / Jesús Marín

Coches y coches dando vueltas como un hámster en la rueda de su jaula. La circunvalación del casco histórico de la capital gaditana se ha convertido en una especie de prisión para los conductores. El año pasado ya a partir de la segunda semana de agosto se notó un crecimiento exponencial de la circulación y, por lo tanto, problemas para aparcar ante la imposibilidad de dejar el vehículo, ni siquiera en uno de los aparcamientos en la parte antigua de la ciudad.

A la una de la tarde no sólo no había plazas en casi todos los aparcamientos sino que los conductores esperaban en sus coches pacientemente en las colas, algunas de ellas, como la de la avenida del Puerto invadiendo la circulación rodada, lo que complicaba aún más la situación.

El cartel de completo se conviertió en la norma. No hay plazas en el citado de la avenida del Puerto, ni en el de Adif, donde un empleado impedía que se pudiera formar una cola de espera, al igual que ocurre en la plaza de San Antonio. En este precisamente, otros años provocaba que la cola bloqueara a todos los vehículos que pasaban por allí y, a veces, la espera llegaba hasta la calle Buenos Aires. Mismo resultado sin plazas en el Club de Tenis, Valcárcel, el Campo del Sur, Campo de las Balas y el de la Cuesta de las Calesas.

En los únicos sitios que había algo eran en los de superficie que son más desconocidos, tales como el del interior del Muelle Ciudad, el del pesquero y el de la Punta de San Felipe, aunque en todos ellos tampoco había excesivo espacio.

Coches buscando aparcamiento con otros que no lo hacen, transporte público y obras se convierte en un cóctel explosivo. Las obras de la banda de rodadura en el tramo entre el edificio de Náutica y el colegio Santa Teresa con solo un carril habilitado y regulado por un semáforo, hace que se ralentice muchísimo la circulación. A ella hay que unirle la que hay en la plaza de España y alrededores, donde también hay algún estrechamiento que otro.

El transporte público es otra de las víctimas y especialmente, la línea 7, donde los usuarios se quejan del tiempo enorme que tardan en llegar a sus destinos debido al tráfico que hay por la mañana.

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