La totalidad de las exposiciones organizadas con motivo del IX Congreso de la Lengua Española de Cádiz han quedado inauguradas después de que los Reyes de España hayan visitado hace unas horas las cuatro muestras que se reparten por el edificio municipal de la Casa de Iberoamérica, un espacio en el que don Felipe se ha interesado por su arquitectura instantes después de hacerse la foto de familia, la segunda en lo que va de día, en el patio porticado de la antigua Cárcel Vieja gaditana. La nueva colección municipal de arte iberoamericano, la exposición 'Miradas académicas' de la Real Academia Española de la Lengua, la muestra 'Libros y autores del Virreinato del Perú' y una exposición sobre 'El libro de las maravillas del mundo de Jean de Mandeville', las cuatro repartidas por las distintas salas de la Casa de Iberoamérica, son la exposiciones que se podrán ver en Cádiz hasta el 25 de junio, legado temporal de este congreso, y que don Felipe y doña Letizia han recorrido hoy.

Llegaron los Reyes a la Casa de Iberoamérica unos 15 minutos antes de las dos de la tarde. Medio centenar de personas que esperaban en el exterior vitorearon a los monarcas, que fueron los primeros en llegar al edificio municipal. Un leve retraso en la llegada desde el Teatro Falla de parte de la comitiva, entre ellos el alcalde José María González, obligó a alterar momentáneamente el orden protocolario del acto. Al no poder hacerse la foto de familia, los Reyes pasaron a ver la exposición de la RAE, situada en la planta baja.

Una vez con todas las autoridades en el recinto, el patio principal porticado de la Casa de Iberoamérica fue el escenario para la foto de familia. Tras ella, don Felipe departió unos minutos con los presentes interesándose por la arquitectura del edificio que antaño acogió la Cárcel Real de Cádiz. Cerca de los monarcas estaban el alcalde, el ministro José Manuel Albares y también Luis García Montero, director del Instituto Cervantes.

En algo más de media hora, los Reyes visitaron las otras exposiciones instaladas en la Casa de Iberoamérica para salir del edificio sobre las dos menos veinte y atender brevemente a las personas que esperaban pacientemente frente al edificio municipal. Don Felipe y doña Letizia fueron vitoreados por el público presente. Se acercaron a ellos, en medio del programado sobresalto de los escoltas, y los saludaron. Una mujer, que había pedido a voz en grito a los Reyes que fueran a verlos, se quedó la mar de satisfecha tras dar la mano al Rey cuando el reloj enfilaba las tres menos cuarto: "Ea, ahora a casa a poner la olla rápida". Había logrado su objetivo después de esperar casi dos horas tras las vallas policiales de protección.