La marea está alta y llega hasta los mismísimos bloques en la zona que se encuentra entre las playas de Santa María del Mar y La Victoria, en el tramo que va desde la escalera de caracol en dirección hacia Cortadura. Este es el lugar de la polémica, donde el aliviadero de pluviales que llega hasta el mar se encuentra en malas condiciones y con unas protecciones con riesgo de derrumbe.
Es el tramo en el que el equipo de Gobierno anunció la pasada semana que se iba a aumentar la seguridad para que no se produjera el paso de personas por los bloques ni que se pusieran a tomar el sol pegados a los bloques.
Con la marea alta que había por la mañana, una mujer plantó su silla en los bloques, con carteles muy cerca que indican el peligro de la zona y la prohibición de transitar por ella y tomaba el escaso sol que había entonces.
Otra que alrededor de las seis de la tarde se dirige a su domicilio y ha subido por la escalera de caracol, asegura que nadie le ha llamado la atención para que no tomara el sol donde lo había hecho, ya en la arena pero pegada a los bloques.
Piensa que los carteles son para impedir subirse en los bloques y que sí se puede tumbar en la arena, lo que indica que puede haber un poco de desinformación con el asunto.
Más llamativo era en esta misma tarde del lunes, cuando un niño correteaba con sus gargajillos (zapatillas de plástico para protegerse de las rocas) por los bloques ante la mirada de sus progenitores. Los carteles eran los mismos que para la mujer que había estado por la mañana, pero igualmente eran desobedecidos.
A pesar de que la tarde de playa es espectacular, no hay demasiada gente en ese tramo, entre otras razones porque la lengua de arena tiene una veintena de metros apenas y, en cuanto sube la marea hay que irse de allí porque desaparece la playa. De hecho, con la marea alta es imposible conectar entre Santa María del Mar y La Victoria si no se sale al Paseo Marítimo.
Los usuarios de este tramo de playa buscan allí la tranquilidad de la que no pueden disfrutar en otras zonas que se encuentran más masificadas y, además, al pegarse a los bloques se resguardan más del viento en el caso que lo haga. Y hay una tercera función y es que en una zona con la arena mojada, lo utilizan para colocar las bolsas y la ropa para que no se pongan húmedas.
El Ayuntamiento de Cádiz y la Junta de Andalucía mantienen una disputa para que se lleve a cabo una nueva obra que venga a solucionar los problemas de la protección del aliviadero de pluviales. Según el Consistorio, la Junta ya ejecutó mal la obra que se concluyó en el año 2011 y desde el principio dio problemas. Estas obras se hicieron merced a un convenio entre las dos partes firmados en 1994 por la que se repartían una serie de obras relacionadas con el saneamiento.
La Junta, por su parte, asegura que la obra se hizo bien, que no tienen ningún vicio oculto y que el convenio se extinguió en 2017 de manera voluntaria por las dos administraciones. Desde el Ayuntamiento se dice, sin embargo, que no se tiene constancia de ello.
Todo esto va a provocar que finalmente el asunto acabe en los tribunales a partir de una demanda que va a poner el equipo de gobierno municipal en el mes de septiembre.
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