Volar en BIBO

perversionesgastronómicas

Vista de la sala del comedor de BIBO.
Vista de la sala del comedor de BIBO. / Jb
José Berasaluce Linares

07 de enero 2017 - 02:08

Los brazos no aletean. Son acaso una cola que el corazón quisiera lanzar al firmamento

(Miguel Hernández).

Volar es el eterno sueño del hombre y simboliza la libertad, nuestra inspiración y el deseo de trascender de lo común. De todas las formas de volar el globo es uno de los más románticos. Hunde sus raíces en el siglo XV con las quimeras de Leonardo da Vinci, aunque el primer vuelo aerostático de la historia es la experiencia dirigida por los hermanos Montgolfier en Versalles en 1783 que le permitirá por fin al hombre cumplir su sueño: ¡volar!

Sigmund Freud creía que los sueños en los que se vuela expresan el deseo de tener relaciones sexuales, aunque superadas las teorías freudianas el investigador de filosofía de la Universidad de Cádiz, José Luís Moreno Pestaña, en su reciente libro La cara oculta del capital erótico, sostiene la necesidad de re-erotizar la comida como un acontecimiento donde se comparte un lugar común y se favorece la construcción de un espacio erótico de manera que los efectos de la vida en pareja (entiéndase lo que se quiera por pareja) produce beneficios en las conductas alimentarias saludables.

No hay nada más sutil, complejo y seductor que sentarse a la mesa con alguien al que se desea. Si además se hace en presencia de 7.000 bombillas que evocan, en clave sofisticada, el alumbrado de la feria de Málaga, el resultado te puede hacer volar esa noche.

Es lo que nos puede ocurrir en el nuevo restaurante BIBO Madrid, situado en la Castellana y que representa un magnífico proyecto del grupo Dani García que acaba de abrir en la capital para reivindicar raíces andaluzas y su carácter más viajero. La sala está presidida por un gran globo aerostático de color blanco en el centro de una barra circular como la pista de un circo que sirve de bienvenida al visitante. El espacio se crea a lo grande como un escenario neoyorkino de Broadway pero de repente aparece un gran atún en una urna que te revela la personalidad contradictoria del chef malagueño.

La carta es deslumbrante, dadaísta y tiene la mejor y más completa oferta de jereces de Madrid por copas, que además lo acompaña una Oda al Atún Rojo de Barbate con tataki y tartares a precios muy competitivos de altísima calidad. El brioche de rabo de toro es una delicia servida en bandejitas de casa rica. Las crudités de verduras baby te transportan a una escena del sombrerero loco de Tim Burton y el T-bone de atún a la parrilla le ofrece un maravilloso bocado del atlántico.

Andaluces marineros que tampoco renuncian a ser carnívoros y completan su cocina con un lomo alto de black angus a la parrilla que solo puede sobrevivir con una carta de postres en la que destacan la Nutella para Morir y el Sol de Marbella.

El biestrellado García debuta en Madrid a precios asequibles y trae en la mochila sus grandes éxitos como la Ensaladilla rusa con huevos fritos de codorniz (6,5 euros), junto con clásicos como el Gazpacho de cerezas (7,5 euros) o la Tapa de yogur de foie (8,5 euros). El precio medio puede alcanzar los 65 euros por persona. En definitiva se trata de la marca casual BiBo, que mezcla brasería, local de tapas y steak house.

Dani presume de ser un chef inquieto y creativo. Reivindica la narrativa de la novela El Principito para imaginar un mundo nuevo a través de la magia. Tras su obra culinaria hay un deseo de viajar constantemente y querer vivir en un cuento.

Un niño grande que comparte de manera democrática la ilusión por volar con una cocina divertida, creativa y loca. Ya es posible volar en Madrid. Aterricen en BIBO.

es un espacio de opinión que ofrece un punto de vista crítico acerca de la industria agroalimentaria, de la restauración, de la

stats