Pablo simón. politólogo y editor de 'politikón'

"Vivimos un problema político ligado a la migración"

  • El experto analiza la actualidad sobre el fenómeno migratorio, en supuesta 'crisis', y la cotización de los partidos políticos al gestionarla

Pablo Simón, en una de sus últimas visitas a Cádiz.

Pablo Simón, en una de sus últimas visitas a Cádiz. / joaquín hernández kiki

-entre la prensa y los partidos políticos se ha formado la imagen de que España vive una 'crisis' migratoria. ¿Hasta qué punto es acertada esta afirmación?

-No estamos viviendo ahora mismo una avalancha, ni unas cifras incontrolables. Más que un problema de gestión de la migración, lo que sí hay es un problema político ligado a la problematizaciónde la migración. Es decir, el hecho de que durante este verano, como ya ocurrió en 2006 con la crisis de los cayucos, sea un tema que está entrando en agenda. Aunque no sabemos si se va a consolidar.

La izquierda tiene una dificultad casi en origen a la hora de delimitar con quien quiere ser solidario"

-¿Por qué se genera este mensaje, quizá alarmista?

-Todo empieza a entrar en arena política con violencia con el tuit de Pablo Casado, con la idea de que hay "millones de africanos" que esperan para saltar la valla. Luego en términos políticos, de refriega electoral, sí que es verdad que supone un elemento que puede ser interesante por parte de los principales rivales, tanto para Casado como Rivera, porque es un tema que conecta muy bien con el imaginario conservador. Es decir, la idea de dos elementos: el miedo a la seguridad y la idea de la competencia por los recursos con los migrantes. Mensajes que los partidos populistas de extrema derecha, por ejemplo, explotan con mucha eficacia en Europa.

-¿Aciertan entonces los que postulan que con Casado el PP se 'derechiza' ?

-Hasta cierto punto. Ahora su estrategia pasa por seguir el manual del Partido Popular en 2004, es decir, hablar de inmigración y de víctimas del terrorismo. Y aunque lanzarse en ambos frentes puede generar efectos contraproducentes de falta de consistencia, sí que es verdad que Casado, a diferencia de Sáenz de Santamaría, ha sido el único en decir que quería recuperar votos de VOX. Y eso puede dar a entender que está lanzando estos mensajes porque necesita parte de ese votante que se puede ir a una alternativa de extrema derecha que, en cualquier caso, son muy pocos votantes sobre el total del censo.

-Pero votantes de extrema derecha, a fin de cuentas...

-Sin lugar a dudas. Lo que quizá esté señalizando una cosa, la idea de que Casado no las tiene todas consigo para competir con Ciudadanos. Si la estrategia pasa por recuperar el votante en éxodo al partido naranja, el mensaje se tiene que moderar, es decir, bascular hacia posiciones más centradas y a favor de la regeneración. Un atrincheramiento en temas de inmigración y terrorismo puede, sin embargo, pasarle factura.

-Y, mientras tanto, Ciudadanos...

-Basculará hacia el centro. Lo que van a intentar para 'hacer daño' al Partido Popular, que parece que está basculando en muchas direcciones, es convertirse en la oposición al Gobierno. En parte, donde está la competición. Porque los únicos dos partidos que mejorarían resultados con respecto a 2016 son el PSOE y Ciudadanos. Tanto PP como Podemos perderían votos y escaños respecto a entonces. Entonces el 'truco' está en polarizar con el Partido Socialista para ensanchar en ambas direcciones.

-¿Qué partido, de los cuatro principales, gana más votos con la situación de las entradas irregulares?

-Lo primero que tenemos que saber es si la politización de la migración va a continuar o no. Si se llegan a los acuerdos con Marruecos, la afluencia de refugiados cae y se buscan arreglos, el tema sale rápidamente del tablero. Pero mientras tanto, PP y Ciudadanos tienen una posición más ventajosa para competir por este suelo. La izquierda tiene una dificultad casi en origen a la hora de delimitar con quien quiere ser solidario, y por ahí se cuelan sus adversarios. Y es verdad que el debate de la inmigración puede tener impacto, pero ese impacto no es simétrico en toda España.

-Afecta, quizá, en el corto y medio plazo y solo a las regiones donde la presión migratoria es mayor...

-Claro. El tema puede tener un impacto relevante en Ceuta y Melilla, evidentemente, y en Andalucía y Cataluña, que son los principales receptores netos de inmigración. Entonces puede ser un asunto que tenga una derivada distinta, es decir, que bascule hacia las elecciones andaluzas que probablemente hayan a la vuelta del verano. Y quizá ahí se empiece a hablar más de dónde se soporta o no la inmigración.

-Susana Díaz ha ido endureciendo el tono de protesta contra la administración de Pedro Sánchez, denunciando falta de apoyos con la cuestión migratoria. ¿Abre crisis interna en el PSOE?

-La Junta endurece su postura porque sabe que está en una posición objetiva de fragilidad. No quiere que la inmigración sea un eje en la campaña andaluza. Lo que necesita es mantener sus principales puntales, sobre los que se construye la hegemonía del PSOE andaluz durante los últimos 40 años. Es decir, hablar de temas sociales frente a partidos de derecha y el hecho de seguir presentando al PSOE como el 'campeón' de los intereses regionales.

-Antes mencionaba la dificultad de la izquierda para abordar estos temas. ¿A qué se debe?

-Se trata de un principio de manual. A los partidos de izquierda no les suele beneficiar el que entre este debate porque muchas veces, cuando gobierna, se ve obligada a adoptar posiciones más duras de las que inicialmente podría defender, en la oposición. La gestión de los flujos migratorios cumple con los derechos humanos, pero tiene una 'cara B': expulsar a aquellos que no cumplen los compromisos, gestionar los CIE -nada fácil-, etc. Y eso, al final, a la izquierda pragmática le suele causar más desgaste.

-Y hablando de izquierdas, Unidos Podemos baja en intención de voto...

-Podemos está en una situación muy complicada, con muy poco margen, y el problema es que está muy desdibujado. No tiene capacidad de hacer oposición real porque ha aceptado el marco de la izquierda-derecha, una decisión estratégica que toman de manera equivocada en Vistalegre II, y eso les posiciona en una esquina, sin margen de maniobra. Las confluencias territoriales son las únicas que aguantan, más o menos.

-¿En qué posición quedan las confluencias, entonces?

-Es un tema crucial. La marca Podemos cotiza a la baja y los líderes territoriales lo saben. Teresa Rodríguez, por hablar del caso andaluz, es consciente de que cualquier asociación al liderazgo de Iglesias resta. Y de ahí el registro de Marea Andaluza, que sirve para intentar generar un espacio propio. Es una buena estrategia hacia fuera, pero la cuestión es que hacia dentro genera mucha tensión al trocear el partido.

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