En las últimas semanas, se ha acrecentado la tensión entre indigentes y vecinos en la calle Doctores Meléndez, que desde hace un tiempo cuenta con la presencia de sintechos en los llamados soportales de Capuchinos. Además, en esta zona les es posible resguardarse de la lluvia y de otro tipo de inclemencias meteorológicas, además de pasar el día a la sombra. Unas circunstancias que han motivado que los indigentes, que ya muchos de ellos fueron desalojados de los bajos del balneario de La Palma el año pasado, se hayan asentado en esta zona.

"Estamos teniendo problemas por un asentamiento que han hecho unos indigentes. El Ayuntamiento no nos hace caso, ni la policía. Estas personas han instalado mantas, enseres, perros. Lo tienen todo aquí", comenta un vecino de la zona, que prefiere permanecer en el anonimato debido a las últimas incidencias en esta vía pública.

El problema no es que estas personas busquen refugio, asegura, sino el ambiente hostil creado. "La situación es insostenible por la peste y por las broncas continuas, están hasta las tres de la mañana armando escándalo. Desde el viernes a las diez de la mañana estamos llamando al área de limpieza para que retiren los colchones que tienen allí, ya que el pasado jueves la Policía Nacional los echó por altercados, pero otra vez se han asentado de nuevo. La situación es increíble", cuenta con indignación este residente. El mismo sostiene que el pasado 25 de julio formalizó una queja en el Ayuntamiento, sin obtener respuesta alguna por el momento.

Por su parte, la AVV Gades La Viña confirma las denuncias ante el Consistorio por los problemas con los sintecho, también sin contestación. Catalina Cárdenas, la presidenta de esta asociación, asevera que se ha puesto en contacto, sin éxito en el acatamiento de las peticiones, con la Delegación de Medio Ambiente y con la Policía Local. "Vienen y limpian como pueden alrededor y ya está. Están continuamente meando detrás de los coches. Ya ni siquiera hago escritos, un montón de veces lo he denunciado y ya me aburro de denunciarlo", lamenta Cárdenas.

En sus palabras a este periódico, un residente, que vive frente a los soportales donde pernoctan los indigentes, se queja del hedor que impregna su casa venido de la calle y de los alborotos que se escuchan de madrugada. "Viviendo en un cuarto me llega el olor", declara. Una molestia que hace que tenga que cerrar las ventanas en pleno mes de agosto.

Debido a que la mayoría de estas personas permanecen allí cuando aparecen los camiones de limpieza, los operarios no pueden regar en las zonas donde se concentran los fuertes olores y acaban baldeando sólo los alrededores. El pasado jueves la Policía Nacional acudió por los fuertes gritos provocados por los sintecho, quienes estaban envueltos en una riña entre ellos, algo habitual según los vecinos. Los agentes los desalojaron del lugar pero no tenían potestad para retirar los enseres colocados allí por los indigentes. Los servicios de limpieza no llegaron a tiempo al día siguiente para retirar los colchones y otros objetos. "Cuando pasamos por allí, nos increpan. Un vecino salió cuando vino la Policía Nacional y al día siguiente dos de ellos lo amenazaron", expresó con frustración.

Desde la entidad vecinal Gades La Viña llaman a que se busque una pronta solución para evitar las peleas, los malos olores e incluso escenas de sexo en mitad de la calle que hacen que la convivencia entre vecinos e indigentes sea tormentosa y poco pacífica hasta el momento.