Ángel Valls se adelantó a cualquier tipo de actuación judicial y antes de que la Justicia tuviera conocimiento de su desfalco se presentó en juzgado de guardia, el número 1 de Cádiz, y ante un sorprendido de Cádiz le explicó que iba allí a decirle que había cobrado una serie de cantidades fraudulentas por dietas en conferencias y seminarios. También le dijo que había utilizado material que había comprado, supuestamente para la UCA, en beneficio propio. Puso como ejemplo unas cámaras frigoríficas. Cuando el juez salió de su asombro le preguntó que de qué cantidad hablamos y Valls dijo una que sabía que no era la correcta: 20.000 euros. Ese era el dinero que estaba dispuesto a abonar de inmediato en cuanto el juez le proporcionara una cuenta, pero también se mostró dispuesto a asumir nuevas cantidades según éstas fueran saliendo. Al mismo tiempo, mostró su arrepentimiento por su mala cabeza. Valls sabía que lo habían pillado y estaba dispuesto a asumirlo todo. Lo único que quería que quedara claro era que él había actuado solo sin el conocimiento de su mujer. Poco después el expediente dela UCA llegaba a la Fiscalía, pero Valls ya se había apuntado el único punto a su favor que podía encontrar con todas las facturas al descubierto, la notitia crimini. es decir, él era el primero en haber puesto en conocimiento de la Justicia que había existido un hecho delictivo. Sin embargo, en el transcurso de la investigación la Policía puso en duda la versión de que había actuado solo y, de hecho, había facturas, pocas, firmadas por su esposa, también docente en la Universidad de Cádiz y, al igual que él, suspendida en su puesto. Para evitar la cárcel Valls tuvo que hipotecar sus dos viviendas, una en Valdelagrana y otra en Vistahermosa, construida con dinero en la UCA. Entre ambas viviendas Valls tiene un aval de 1.400.000 con los que podría reponerse la cantidad defraudada incluso en las estimaciones más altas de los auditores de la Universidad. Valls tiene movilidad y puede viajar al extranjero. En estos meses sigue cobrando por dar conferencias de su materia, en la que se le considera eminente.