La Universidad de Cádiz (UCA) ha acogido desde que empezó la invasión de Ucrania a cerca de medio centenar de personas, en su mayoría estudiantes, procedentes del país atacado por Rusia. Alumnos universitarios, profesores y trabajadores de centros universitarios se encuentran en los campus gaditanos tras haber huido de su tierra por culpa de una guerra que les ha obligado a cambiar de vida de manera abrupta. Una representación de esta comunidad ucraniana protagonizó ayer un acto en la UCA, en la Facultad de Medicina, en el que el rector, Francisco Piniella, y la consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, les brindaron el apoyo de sus respectivas administraciones, tanto de la comunidad universitaria como, en especial, los recursos del Instituto Andaluz de la Mujer al tratarse de un colectivo formado fundamentalmente por mujeres.

Piniella destacó el número de estudiantes de Ucrania acogidos en la UCA, donde tratan de continuar sus estudios. Ruiz, por su parte, resaltó el apoyo solidario que a este colectivo se está prestando desde la Junta de Andalucía.

Ariadna Mishuk representa a la perfección a este grupo de refugiados por culpa de la guerra. Doctoranda en la UCA, esta joven ucraniana habla castellano y, mientras estuvo en su país, ejerció de intérprete de algunos periodistas españoles que cubrían el conflicto. Ayer atendió a los medios que acudieron al acto de la UCA con sus compatriotas y explicó sus impresiones personales acerca de la acogida en España y de la situación límite que se vive en su país.

La joven Ariadna Mishuk.

“Sobre todo –dijo la joven– me siento muy agradecida por todo el apoyo, por todo el respaldo de la Universidad de Cádiz, porque estoy vinculada a ella, soy doctoranda y me siento muy apoyada por la Universidad, lo que es muy importante en estos tiempos tan difíciles que estamos viviendo en nuestro país”.

Respecto a sus compatriotas, Ariadna reconoce que cada uno de ellos “tiene su historia, cada uno viene de su ciudad, a cada uno le ha pasado una cosa... Yo me siento muy vinculada con Ucrania, mis pensamientos siguen estando allí, incluso sigo gestionando algunas entrevistas para los periodistas de España, porque en estos últimos meses he hecho de intérprete en las zonas para los periodistas españoles”.

Especialmente estremecedor resulta escuchar de su boca cómo es el estallido de una guerra, qué se siente y cuál es la primera reacción: “La guerra justo me pilló en la capital, en Kiev. A las 3.40 de la madrugada me desperté con las explosiones que escuché. Entonces, saqué de la ciudad, en mi coche, a varios periodistas españoles, porque justo el día anterior lo había dejado todo listo. Eso nos favoreció mucho: el depósito de mi coche estaba lleno, preparé algo de desayuno que llevé en la mochila... La gente que salió media hora después de nosotros había quedado lamentablemente atrapada en Kiev”.

Pero su odisea, según relata, no hizo más que comenzar: “Salimos, y el trayecto que normalmente en Ucrania dura ocho horas lo hicimos en tres días para llegar por carretera a la parte occidental del país, y eso con los bombardeos, los tanques... La situación en Ucrania sigue siendo muy difícil y muy violenta”.

Y concluye Ariadna: “Tenemos ganas de vencer, la única solución es ganar esta guerra. No esperábamos tanta violencia, todo lo que nos están haciendo los rusos, los bombardeos constantes de edificios residenciales, violaciones de mujeres y niños, saqueos constantes... Es muy triste esto”.