Cádiz

Solo en el casco histórico se atienden a 600 familias de manera periódica

  • Las necesidades siguen creciendo para una Cáritas cada vez más desbordada

La cifra de familias que de manera periódica atiende Cáritas en el casco histórico sigue creciendo. Tanto es así, que el año terminó con medio millar de familias y en los dos meses que han transcurrido en este 2011 ya se ha incrementado en otro centenar más.

Estas cifras suponen un aumento considerable con respecto a la actividad que desarrollaba Cáritas en épocas de bonanza económica. Así, Carmen Gámez comenta que años atrás se atendía aproximadamente a una cuarta parte de lo que se hace ahora. Y el notable aumento de familias no ha venido acompañado, en el otro extremo, de variación alguna en los ingresos económicos de Cáritas. "¿Qué cómo se financia esto? Por puro milagro", sentencia Gámez.

La financiación de Cáritas se reduce a la colecta de los primeros domingos de cada mes -"que es bajísima", puntualizan-, a las cuotas de socios que tienen establecidas algunos grupos parroquiales, a donativos puntuales de particulares y a las ayudas que se solicitan a empresas o administraciones. "Esta Navidad, por ejemplo, los empleados de Cajasol nos hicieron entrega de 600 euros de una campaña que hicieron por su cuenta", explica la responsable de Cáritas del casco histórico y de la parroquia de La Palma.

Con estas ayudas, además de los alimentos básicos que entrega el Banco de Alimentos, se programa toda una acción encaminada a atender todas las necesidades de aquellos que llaman a la puerta.

Reparto de alimentos cada quince días para familias con niños pequeños y cada mes para las que no tienen pequeños en sus casas. Asesoramiento sobre las ayudas, subvenciones y otras medidas de las que se puedan beneficiar aquellos que presentan problemas. Y todo tipo de entrega de necesidades: material escolar, libros, pago de recibos, mobiliario para una casa...

Para conocer mejor cómo funciona un grupo de Cáritas, Carmen Gámez explica que en el caso de La Palma el horario de atención al público es todos los jueves a partir de las siete de la tarde. "Y pueden darnos fácilmente las diez de la noche" entregando los alimentos, recibiendo a nuevas personas que se acercan a Cáritas como última vía de salida a su desesperación...

Pero en realidad, el voluntario de Cáritas trabaja todo el día. Algunos de ellos tienen encomendado la visita a las casas para comprobar el buen desarrollo de determinadas personas. Otros están continuamente entrevistándose con abogados o pagando recibos de luz o de agua en las ventanillas de las entidades bancarias o en las oficinas correspondientes...

La situación llega a ser desbordante. De hecho, Gámez reconoce que le gustaría contar con más tiempo para escuchar bien a las personas, para poder atenderlas mejor. En definitiva, para que Cáritas fuera capaz de hacer una mejor labor de la que ya hace. "A veces parecemos funcionarios", concluye.

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