La figura del beato Fray Diego José de Cádiz es conocida (aunque posiblemente no del todo valorada) en la ciudad. La existencia en la calle Bendición de Dios, donde la cofradía del Prendimiento tiene su capilla, de la habitación en la que vivió José Francisco López-Caamaño y García Pérez -como se llamaba este capuchino- supuestamente en las mismas condiciones que hace ya más de dos siglos es más que conocida. Pero el Beato Diego visitó numerosas iglesias, predicó a multitud de hermandades, dejó en huella en bastantes sitios a lo largo y ancho de la ciudad e incluso de la comunidad autónoma.

Uno de estos rincones es la iglesia de San Antonio, donde hay constancia documental y física de la estancia del beato. Y con motivo de su festividad ayer, se instaló en el altar mayor un pequeño altar dedicado a la figura de este fraile con algunas curiosidades.

Además de la pequeña imagen de Fray Diego José que se venera en San Antonio (en la capilla del Patrocinio), en este altar extraordinario instalado con motivo de su festividad se colocó un banco de madera en el que cuenta la tradición que estuvo sentado el beato cuando predicó desde este templo, así como la convocatoria de la predicación de las misiones de 1798, que estuvieron a su cargo.

Efectivamente, en ese año se dirigió el Beato Diego de Cádiz a los fieles desde un balcón que entonces había en la fachada principal de San Antonio. Allí, en la actual subida al coro, se sentó en un banco que siempre ha permanecido allí y que tiene tallado en su respaldar el recuerdo de este hecho.

El párroco, Óscar González, presidía ayer una eucaristía dedicada a la festividad de Fray Diego José de Cádiz (a petición de un grupo de feligreses) y explicaba que con este curioso altar se ha querido recordar la figura de este importante capuchino que nació en Cádiz en 1743 y murió en 1801, así como su paso -al menos en una ocasión- por la parroquia de San Antonio, mostrando estos elementos habitualmente menos accesibles para el público en general.