"Mi hijo se ha olvidado los deberes en clase. ¿Alguien me los pasa por aquí?". Y cuando dice por aquí, se refiere a whatsapp, al del grupo de madres y padres de la clase, de los más activos de nuestros smartphones. Algunas veces, con una afluencia de información excesiva o innecesaria.

Que whatsapp se ha convertido en una herramienta útil es un hecho. Pero mal utilizada puede restar, y mucho. Sobre todo, cuando se trata de la educación de los más pequeños de la casa, en el ámbito de la escuela, a veces canalizada por estos grupos de papás y mamás. Reenviar los deberes por whatsapp, corregir ejercicios y controlar hasta el último punto de las agendas de los pequeños se ha convertido en una práctica bastante común. Pero este interés de los progenitores por el 'perfecto' funcionamiento de todo cuanto hacen en el colegio puede ir en su contra, de su crecimiento como personas independientes y responsables, que sean capaces de controlar sus propios exámenes, sus propios deberes, su propia vida... ¿Qué sentido tiene pedir a otro papá que subsane el despiste de tu hijo por esta vía rápida?, ¿intercambiar información de sus deberes para que llegue flamante a clase?, ¿seguir todos y cada uno de sus pasos, cuando, en realidad, intentan andar solos?.

Muchos expertos ya alertan del peligro que conlleva el abuso prácticamente extendido de estos hábitos en el desarrollo de su autonomía, además de cuestionar el envío descontrolado de fotos y vídeos de los menores, aunque éste es ya otro asunto.

Es evidente que whatsapp juega a favor cuando se hace un buen uso del mismo. Y así lo reconoce Alberto Román, director del CP Reyes Católicos de Cádiz, que señala algunos vicios en su uso, pese a que permite a las familias del centro escolar a comunicarse de forma inmediata.

"Desde los comienzos educativos en los centros, en educación infantil, lo que busca el profesorado es la autonomía de nuestro alumnado. Nos cuesta mucho cuando los padres van alargando poco a poco ese cordón umbilical invisible que les une a sus hijos y que les obliga a revisar y aprobar todo lo que hacen sin dejar que éstos se equivoquen o desarrollen estrategias propias de afrontamiento a la tarea. Si nos convertimos en la agenda de nuestros hijos e hijas, en sus correctores de tareas y en sus examinadores constantes en estas primeras etapas educativas, no pueden pretender las familias que sus hijos maduren de acuerdo a su edad", describe Alberto Román.

"Por supuesto que las familias tienen que revisar el proceso educativo de sus hijos -añade-, e implicarse en él, pero dejando a éstos asumir responsabilidades acordes a su edad".

Esto, en el ámbito de lo estrictamente formativo. Porque el problema va más allá, cuando whatsapp se convierte, además, en el foro de debate y opiniones de los usuarios, o lo que es peor, un depósito de críticas. En este apartado, el director del CP Reyes Católicos incide en que es muy difícil detener esto, por lo que es importante el trabajo constante con las familias por parte de los tutores. Una labor en la que resalta la figura del padre o madre delegada, que suele gestionar el grupo de wathsapp del aula, y que "debe tener claro las normas del grupo, para que sea un espacio para recibir información relevante a su hijo, del centro y de solucionar posibles desinformaciones por parte de cualquier progenitor", explica. Todo lo que vaya más lejos de esto "se convertirá en un pequeño foro encubierto de críticas no constructivas que casi nunca llegan más allá de ese grupo, al crear incertidumbre y malestar entre los miembros de la comunidad educativa. No se trata de un foro de debate sobre modelos metodológicos de los docentes, ni de la organización interna del centro", dice, contundente.