Cádiz

Román: "Yo luché por el proyecto cuando tenía la responsabilidad. Ahora les toca a otros actuar"

  • Firmante del convenio cuando era presidente de Diputación, afirma que "se veía venir"

Rafael Román puede considerarse el padre del proyecto de hotel en Valcárcel. Él firmó en 2003 el convenio de Zaragoza Urbana cuando era presidente de la Diputación. Y la situación personal, política y de ese contrato ha derivado en otra totalmente distinta actualmente. "Yo luché por ese proyecto cuando tenía la responsabilidad. Ahora les toca a otros actuar", afirma Román, que califica lo ocurrido con la promotora de Valcárcel como "una mala noticia" que "últimamente se veía venir, desgraciadamente".

El concejal del Ayuntamiento (PSOE) considera que al proyecto que lideró "no se le ha juzgado en sí, sino por su procedencia, al promotor... Se le han puesto tantas pegas a ese proyecto que al final el tiempo transcurrido ha coincidido en esta época de crisis, que se le ha echado encima". Por eso, confesaba Román ayer que "me muevo entre la pena y la rabia, porque era un proyecto en el que yo creía y en el que el promotor creía". Eso sí, "no voy a buscar culpables", aseguraba a este periódico, aunque recordaba que en el pleno del Ayuntamiento del pasado viernes "todavía me dijeron que tendría que dar explicaciones por el hotel" cuando la Corporación debatía un punto sobre la Escuela de Hostelería. Eso significa que la guerra política por el proyecto de Valcárcel ha sido muy dura estos últimos años, y quizás haya influido en el devenir de este equipamiento. Pero Román lo tiene claro: "Ya no tengo que dar explicaciones".

¿Y ahora qué? "La Diputación verá cuándo es el momento de lanzar un nuevo proyecto", responde Román, que recuerda que el suelo de Valcárcel ya está calificado como parcela hotelera y que tiene unos usos concretos "que duramente negoció el promotor con el Ayuntamiento".

A su juicio, lo de Valcárcel ha sido "el ejemplo de cómo no hay que hacer las cosas". "Hay una inversión a la que se le ha dado el tratamiento contrario al que procede cuando viene un inversor dispuesto a gastar 50 millones de euros en la ciudad y conservando y respetando el patrimonio", explica, lanzando una última coletilla. "Ocurre lo mismo que con la Plaza del Mar".

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