Magos de oriente Ronda de visitas y cabalgata

Los Reyes no saben de crisis

  • Como cada año las sonrisas de los niños fueron el objetivo de los Magos en la jornada del día 5 que incluye un programa de visitas, entre ellas al Puerta del Mar, y la tradicional cabalgata

En tiempo de Reyes no hay crisis, porque los niños no entienden de esas cosas. Padres, tíos y abuelos olvidan estos días que aprieta el bolsillo con un sólo propósito, lograr la sonrisa de los que apenan levantan unos palmos del suelo. Esa es la única finalidad de los días 5 y 6 de enero, hacer sonreír a los pequeños, y no tan pequeños.

Melchor (Carlos Medina), Gaspar (Martín José García) y Baltasar (Ángel Vidal) se emplearon ayer a fondo para lograrlo. Y no sólo en la cabalgata, la parte más vistosa de la agenda de actos reales, si no en la que puede considerarse, como así lo dijo ayer Baltasar, la parte más importante, la de las visitas a distintas instituciones y, especialmente, al Hospital Puerta del Mar; "es la otra cara de la vida, y de la jornada, frente a los juguetes, la alegría y la ilusión, la enfermedad".

Y es que este es el trance que cada año más emociona y gratifica a los reyes, pero también el que más temen. Es el momento en el que tienen que poner todo su empeño para que Raúl, Andrés, Laura o Naia olviden que llevan días, o meses, en cama sin poder jugar. Aunque les cuesta arrancar, no es difícil, les basta con extender los brazos o entrar por la puerta, entregar un regalo o dejarse tironear las barbas para que se iluminen las ojos y el silencio y las penurias se vuelvan carcajadas y alegría en los pasillos del hospital. La recompensa es mucho mayor que el esfuerzo, al escuchar un "gracias, rey" o al ver la cara de la niña que se asoma por la puerta de su habitación esperando que le toque el turno.

Quizás por todo eso, y por el resto de momentos emotivos que ayer vivieron también en Afanas o en la residencia de mayores Alvernia, destacaba ayer Gaspar que la misión de "encarnar a los reyes", pues asegura que no se disfrazan de ellos sino que se 'hacen' ellos, "es muy, muy gratificante y algo que no debe perderse nunca". También Melchor señalaba que "esto hay que vivirlo" a la vez que confesaba emocionarse cuando los mayores le piden momentos de alegría en los años de vida que les quedan y los niños se aferran a su capa.

Como cada año, la jornada de los Magos de Oriente empezó bien temprano con las visitas pertinentes, incluida al Ayuntamiento, el recorrido en autobús por Extramuros y, como no, la cabalgata.

El desfilar de carrozas salió puntual de Ingeniero de la Cierva en una momento en que las nubes empezaban a disiparse para presagiar una cabalgata libre de lluvia.

La Estrella de Oriente (Eva Cerezo) habría el cortejo como buena guía de sus majestades, seguida por otras diez carrozas y varios grupos de animación, entre ellos los encargados de hacer andar a unos gigantes insectos inflables. Además de las carrozas reales de oro, incienso y mirra y la del Cartero Real (Juan Mera), hubo gatos y perros, duendes y bolas de Navidad unidos a la tradicional lluvia de caramelos, este año aptos para celiacos.

Un compendio que satisfizo a los niños, fáciles de agradar, pero que volvió a recoger las críticas de muchos mayores que año tras año esperan nuevas ideas y recursos para lograr una cabalgata más vistosa.

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