Hay fechas que siempre quedan para la posteridad. Momentos que nunca se olvidan aunque el calendario siga su camino. Hechos puntuales, históricos, que cuando cumplen un aniversario concreto vienen de nuevo a la mente y permiten revivir los mejores recuerdos. Además, si ese aniversario es reciente, los sentimientos afloran con mayor fuerza. Pues en estos términos, de forma generalizada, celebró ayer la cofradía de La Palma la fiesta del 1 de noviembre. Un acontecimiento especial cada año que en este 2012 venía marcado profundamente por el 25 aniversario de la coronación canónica de la Virgen.

Dos momentos marcaron especialmente esta efeméride. De un lado, el pontifical que a las doce del mediodía se celebró en la Catedral y de otro la procesión que a las seis menos cuarto de la tarde puso camino de regreso al barrio de La Viña.

La Virgen de la Palma presidía ayer sobre su paso el altar mayor de una Catedral llena de público, donde la cofradía rememoró la coronación canónica de 1987. El obispo Rafael Zornoza presidía la celebración, a la que acudieron una docena de sacerdotes; la alcaldesa, Teófila Martínez, con los concejales Juan Antonio Guerrero y Pablo Chaves; el subdelegado de Defensa, Vicente Pablo Ortells; el comandante de la Guardia Civil en Cádiz, Antonio Tocón; el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, Francisco González; el director del Secretariado Diocesano de Hermandades, Alfonso Caravaca; el vicepresidente del Consejo, Juan Carlos Jurado; y representaciones de la práctica totalidad de hermandades de la ciudad, entre otros.

El coro parroquial de La Palma puso el acento gaditano de la celebración con las guitarras, bandurrias, laúdes y voces que interpretaron la Misa Típica Gaditana. Y muchas mujeres llenaron de colorido la nave central de la Seo con las mantilla con que iban ataviadas.

En la homilía, Zornoza tuvo un recuerdo especial por este 25 aniversario, mencionando a algunos de los sacerdotes que predicaron la novena previa a la coronación o al obispo Antonio Dorado, que presidió aquella celebración. Y también se refirió a la coincidencia del maremoto de Lisboa con la festividad de Todos los Santos, para ahondar en el mensaje de que los santos "son hombres y mujeres que se fiaron de Dios y transformaron sus vidas". "¿Cómo podíamos volver a coronarla? -preguntó el obispo- Ofreciendo nuestra colaboración a la Virgen, profundizando en la fe. Y purificándonos mediante la confesión y la eucaristía. Agarrémonos al Crucifijo y al estandarte de la Virgen y pidámosle que nos ayude a ser santos", reflexionó Zornoza.

A la una y media de la tarde finalizó la celebración eucarística en la Catedral, que resultó del todo solemne y en la que se bendijo el lazo conmemorativo del 25 aniversario que desde entonces luce en el banderín de coronación de la cofradía. Y cuatro horas después, las puertas de la Seo volvieron a abrirse para que la Virgen de la Palma iniciara su regreso al barrio de la Viña. Con la marcha Palma Coronada interpretada por la banda de música Maestro Dueñas, el paso comandado por Antonio Valero inició su andar, elegante, por las mismas calles que cada Lunes Santo recorre el Cristo de la Misericordia y la Virgen de las Penas.

Hermandades como el Nazareno o Las Penas acompañaron a la cofradía viñera en este itinerario de regreso, en el que se vivieron momentos destacados en el que sobresalió la llegada de la imagen a la calle de La Palma, completamente engalanada con colgaduras, reposteros y fotografías de la Virgen -realizadas por distintas entidades y devotos y que lucían en balcones y fachadas-, a la que acompañaron hasta su entrada en el templo diversas petaladas. Esta fue la forma en la que La Palma se reencontró ayer con su historia más reciente y celebró un día que hace 25 años quedó grabado para siempre en la memoria de los cofrades.