Cádiz

Preparados para actuar

  • Los efectivos del Consorcio de Bomberos inspeccionaron el puente de la Constitución de 1812 antes de su apertura para conocer sus riesgos

La apertura del puente de la Constitución de 1812 el pasado 24 se septiembre ha supuesto un enorme cambio en las comunicaciones en Cádiz. Una tercera puerta por la que entrar y salir que ha facilitado los desplazamientos entre la capital y las ciudades del entorno, con una notoria reducción de tiempo para llegar al casco histórico gaditano o, en sentido inverso, al Río San Pedro y Puerto Real.

La puesta en marcha de esta mastodóntica infraestructura supone una variación en la rutina de buena parte de los gaditanos que deben moverse por la Bahía. Como toda novedad que afecta a la vida de los ciudadanos, es primordial que los distintos servicios públicos que trabajan velando por nuestra seguridad conozcan al dedillo sus entrañas para, si ocurriera algún incidente, poder actuar en él de manera planificada para paliar en la medida de lo posible los daños de que se puedan ocasionar, tanto materiales como personales.

Efectivos del parque de la capital del Consorcio de Bomberos de la Provincia de Cádiz visitaron el segundo puente días antes de su inauguración para conocer cómo es por dentro, cómo se deben moverse por él, qué riesgos existen, cómo deben actuar en él y comprobar si pueden usar sus equipos de rescate en esta infraestructura. Una inspección rutinaria que realizaron las 62 personas que forman las cinco guardias del centro capitalino y que se hace con cualquier edificio de cierta importancia para conocer sus sistemas de seguridad y poder planificar un protocolo de actuación. Además, el nuevo viaducto también afecta a los desplazamientos que deben realizar los bomberos, con la importancia que tiene el tiempo de reacción ante un incendio.

El jefe de la zona Bahía de Cádiz, Ignacio Pérez Prado, ha comprobado in situ junto al equipo del parque gaditano cómo deben trabajar en el puente. Cuenta que este trabajo se realiza “al ser una instalación nueva. Esperemos que no dé ningún problema, pero los bomberos tenemos que estar preparados. Los ciudadanos nos pagan por estar preparados y ojalá que no tengamos que realizar ningún servicio en él, pero lo que no puede suceder es que pase algo en la ciudad y no sepamos lo que tenemos en ella”.

Ante un viaducto que califica como cómodo y seguro, es vital detectar los riesgos que se pueden dar en él para trazar los protocolos de intervención. Por un lado, los problemas pueden venir en las tareas de mantenimiento del puente que se pueden realizar en el interior de las pilas y en el tablero. Por el otro, la principal adversidad es que se produzca un accidente de tráfico, como en cualquier otra carretera.

Las pilas

El segundo puente cuenta con dos pilas de 180 metros de altura en las que se sujeta todo el tramo atirantado. El interior de esta estructura está hueco, por lo que los trabajadores pueden acceder a él para realizar todas las labores que sean necesarias.

Cada pila cuenta con dos columnas que se unen en una torre. Los empleados acceden a través de unas puertas que está situada a ambos lados de la carretera. Por un lado, el ascenso se realiza a través de un montacargas, mientras que por el otro se realiza por una escalera. En la torre final, el ascenso se sigue realizando a pie.

La principal característica de la escalera es que está dividida en varios tramos por plataformas metálicas, por lo que una caída de un trabajador podría ser de unos tres metros de altura, como mucho.

Aun así, y aunque el riesgo es reducido, existe la posibilidad de que algún trabajador sufra algún percance. Si un empleado resultara lesionado o sufriera algún tipo de problema, según su gravedad se deberá actuar de una manera diferente. El acceso se realizará desde las puertas que se encuentran en la base de la pila para poder llegar con la camilla hasta el lugar del accidente, ya sea a pie o por el montacargas. Una vez dentro, se deberá decidir si se hace el rescate desde el interior o se llega hasta el punto más alto y se hace por el exterior. “Tenemos que valorar el viento, que es un riesgo añadido, y la lesión que sufre la persona para elegir cómo salimos”, explica Pérez Prado.

Tanto si se desciende o se asciende para salir, el accidentado deberá ser inmovilizado en la camilla y esta debe anclarse para realizar el desplazamiento. Si la salida es por el interior, la acción no entraña mayores riesgos. Si se hace por el exterior, el protocolo varía sustancialmente. El accidentado tendría que ser descendido en camilla. Para ello, se tiraría una cuerda que supera los 100 metros de longitud. Esta se fijaría en la grúa de mantenimiento que está en la parte superior de la pila y en el vehículo de rescate pesado que se situaría en la carretera.

Una vez fijada, un bombero se subiría con el accidentado para ir bajando poco a poco gracias a los descensores que cuenta en el equipo de rescate en altura.

La posibilidad de un incendio está prácticamente descartada en las pilas. El único riesgo estaría en el montacargas, ya que el resto de la estructura está formada por hormigón y metal.

el tablero

El otro lugar en donde se deben realizar tareas de mantenimiento es el interior del tablero. Aquí, al igual que en las pilas, los bomberos han constatado que no existe riesgo de incendio al no albergar instalaciones eléctricas. Aquí, los problemas pueden venir por la rotura de alguna tubería de la red de aguas pluviales o por algún tipo de percance que pueda sufrir un trabajador, especialmente un desvanecimiento por un ambiente que puede ser casi irrespirable.

Para ello, los accesos a este túnel se encuentran en ambos extremos del puente, en los que hay situadas unas arquetas para poder entrar en el tablero. Dentro de él, hay una altura suficiente para desplazarse a pie. Sin embargo, existen diferentes divisiones en las que hay un paso con un agujero de un diámetro aproximado de un metro. La galería tiene una longitud de unos tres kilómetros, por lo que el punto más lejano desde la entrada no debe superar los dos kilómetros.

La actuación dentro del tablero, tanto para el achique de agua como para el rescate de un trabajador, solo se puede ver condicionada por la atmósfera de este espacio. Para ello, los bomberos cuentan con equipos bibotella para contar con el oxígeno suficiente para llevar a cabo la intervención.

un accidente de tráfico

Si se produjera un accidente de tráfico dentro del segundo puente que necesitara de la intervención de bomberos, el protocolo a seguir no es diferente al que se hace en cualquier autovía.

Al lugar del siniestro acudiría un vehículo de rescate pesado con el material preciso para liberar a las personas que se encuentren en el vehículo accidentado y una bomba urbana pesada con una capacidad de 3.500 litros. Si se necesitara más agua, intervendría un camión nodriza de 7.000 litros para suministrar al resto de camiones. Para el repostaje existe un hidrante en el polígono del Río SanPedro. Próximamente, se va a instalar otro en la rotonda de acceso a Cádiz. Esto permitirá una intervención rápida para minimizar los daños.

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