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"Podía ser contraproducente que los niños siguieran encerrados"

  • El psicólogo Gabriel González de la Torre aconseja planear con ellos las próximas salidas

  • Para el especialista, los espacios abiertos serían la opción ideal, con tramos de afluencia acotados

Aunque los niños ponen en marcha su resiliencia, el encierro les priva de numerosos estímulos.

Aunque los niños ponen en marcha su resiliencia, el encierro les priva de numerosos estímulos. / Alberto Domínguez

"Me sorprende lo bien que lo están llevando". Esa ha sido una frase común entre padres con niños pequeños durante la crisis del coronavirus. Una frase que mide muy bien una de las cualidades innatas a la infancia: la resiliencia. "Eso no quita que estén en una situación anómala -apunta el psicólogo Gabriel González de la Torre, especialista en Neuropsicología Clínica y Factor Humano-. Está también el ambiente de miedo, ellos saben que algo sucede: que no pueden ver a los amigos, que no pueden ir al parque. Y ya no es sólo que ellos lo interpreten, sino que lo ven en sus familias. La diferencia con los adultos es que ellos personificarán un poco a ese virus". 

Ahora bien, aunque los niños tengan "mucha capacidad de adaptación" y el confinamiento les haya dado algo positivo, como es el pasar más tiempo con los padres, "no debemos olvidar que se están privando de otras cosas: de la interacción con sus iguales, del mundo exterior y el aire libre, de la dinámica de las clases y sus rutinas. Se les han arrebatado un montón de estímulos del exterior: era necesario que salieran porque necesitan eso".

Y no es una cuestión de edades: "Para cualquier edad, encerrarse es una mordida. Esa estimulación externa es positiva para todos: incluso los adolescentes, que parecen los grandes olvidados de esto, tienen sus problemas al respecto y también les afecta que se les haya cercenado su interacción con los demás". 

Aún es pronto sin embargo para elucubrar qué efectos puede tener, si los tiene, en los niños la dinámica de encierro y el clima de aprehensión: dos elementos que parece serán invitados intermitentes, al menos, a medio plazo. "Estamos ante algo completamente nuevo, una situación que nunca antes habíamos manejado -continúa el especialista-. Ignoramos sus consecuencias: lo que sí sabemos es que seguir encerrados en casa podía ser contraproducente."

"Una de las cosas que más me llaman la atención respecto a toda esta crisis, y no lo he visto desde las autoridades, es que no hayan puesto a ningún psicólogo infantil a hablar del tema de las consecuencias de la pandemia, de las peculiaridades y de las formas de actuar -indica-. Sería un especialista el que tuviera que hablar sobre qué hacer con los niños, no el vicepresidente el que se dirigiera a ellos. ¿Por qué? Porque un psicólogo puede contemplar todos los escenarios. Si no se ofrece un plan bien programado y acotado, en este y otros aspectos, da lugar al temor. De hecho, seguro que hay padres que se sienten inseguros y no sacarán a sus hijos".

Un ejemplo al respecto, los niños pueden llevar juguetes: "Los niños siempre llevan juguetes. Mejor sería concretar aquellos juguetes no recomendables, como una pelota".  Otra cuestión,  la de los espacios abiertos, como las playas. "que yo hubiera visto como la más lógica, con tramos de control de afluencia". "Ante las próximas salidas, tan inusuales, lo mejor sería hablar con los niños sobre lo que vamos a hacer -aconseja el psicólogo-. Planear el paseo, por dónde vamos a ir, con qué podemos jugar o no, qué vamos a llevar: esa pauta les da seguridad aunque vean que las cosas no son las habituales". 

"Hay flecos sueltos que indican que habría sido mejor hacer una planificación más sistemática -insiste-. Que especificaran las salidas por tipos de población, niños pequeños, más mayores, opciones de los padres separadas, embarazadas o bebés y, para uno de estos grupos, realizar un plan". 

 

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