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Patrimonio reservado

El escondite de la Camorra

  • 'Diario de Cádiz' visita los restos de la fachada del edificio del Casino de la Camorra francesa, descubierta hace un año entre los muros del antiguo colegio Arbolí

Entre los muros del Centro Municipal Arbolí, el que hasta hace pocos años era el colegio Jaime Balme -conocido popularmente como Arbolí- se levanta parte de una preciosa fachada de un antiguo e ilustrado edificio de la ciudad. Se trata del escondite y único testigo en pie del que pudo ser el Casino Francés de la Camorra.

Así lo confirma el profesor de Historia Juan Antonio Vila, que hace apenas un año lo redescubrió en uno de los patinillos de este colegio construido posteriormente (1960) en la que fuera calle Empedrador, y al que se accede una vez se deja atrás el hermoso ficus que alberga el patio de recreo del mítico centro gaditano.

El edificio pudo albergar a los músicos de la Compañía de la Ópera italiana de Cádiz

Desde los respiraderos de los cuartos de baño puede verse la delicada estructura realizada "en piedra arenisca de la Sierra de San Cristóbal, por lo que la manufactura pudo ser de Cádiz" que dibuja la esbelta figura de una pilastra romana que asciende hasta formar el arranque de un arco de medio punto. Un arco que parece reproducirse hasta en cinco ocasiones bajo los ladrillos que forman el pasillo de la planta superior, y que repite perfectamente y de forma seriada las dimensiones y altura del arco. "Hay que tener en cuenta que el arquitecto del colegio fue Sánchez Esteve, que era conservacionista, por lo que probablemente permanezca todo intacto ahí debajo".

Ya en la azotea, a la que nos conduce un apasionado Juan Antonio Vila, se observa mejor el arco y otros elementos decorativos labrados en piedra, "en forma de guirnalda, que era muy típico del neoclasicismo". Pero el edificio también asoma en el mismo suelo de esta terraza, donde se conserva la parte superior de los capiteles de las pilastras romanas, así como una cornisa semiderruida. "Si están los capiteles, debe estar la fachada completa tras la cámara de ladrillos", añade. Pero para confirmarlo es necesario una cata. De hecho, el arqueólogo municipal ya ha visitado este espacio, informa, que podría incluso ponerse en valor en algún punto , pues ahora se visita previo permiso municipal de la mano de Juan Antonio Vila.

Pero... ¿qué se sabe de la estructura primigenia? ¿Qué distinguidas dependencias albergaba? Aún se desconocen los planos y al autor, pero según las investigaciones realizadas hasta el momento, sólo se han localizado fotos de un libro de Fernando Guilloto de las antiguas estancias de su etapa como Escuela de Comercio (entre 1906 y 1919), "pues este edificio ha albergado numerosas sedes culturales y educativas". Unas imágenes de sus salones donde se informa de las medidas que tenían. Reproduce el que fue el salón de actos, "cuyas medidas corresponden con las medidas de la fachada rescatada", aparte de otras cinco estancias correspondientes a aulas, biblioteca y laboratorio químico.

Pero previamente, en las guías gaditanas del siglo XIX ya se hablaba de la Casa de la Camorra, que se describía con "un hermoso jardín, en cuyo interior contaba con un magnífico salón de casi 21 metros de largo por 7 de ancho y algo más de 8 metros de altura". Una descripción que incluía "los cinco grandes arcos que alternaban dentro y fuera con pilastras de orden romano, siendo la parte exterior de piedra de grano y la parte interior de estuco" y que vuelve a poner de manifiesto las mismas dimensiones. Por lo que "sin duda" se trata de este edificio.

Pero, ¿cuándo comienza realmente su historia? Según este historiador, entre 1761 y 1778 "el edificio albergó a los componentes de la orquesta de la Compañía de la Ópera Italiana". Concretamente a 26 músicos fundamentalmente de instrumentos de cuerda, y mayoritariamente italianos. "Parece que los escándalos musicales y de sus palabras motivó el calificativo de la Casa de la Camorra". Porque la acepción "despectiva con que conocemos hoy la palabra fue posterior".

De esto aporta un documento del Archivo Provincial de Cádiz que señala el derribo de un edificio en 1762 en la calle Empedrador número, 5, "probablemente para construir las viviendas donde albergar a los músicos de la Compañía del Coliseo de la Opera".

Finalizada la época operística en la ciudad -allá por 1778 la actividad del Coliseo de la Opera desapareció- debido "probablemente a factores económicos y a la enorme competencia", estima, "un grupo de franceses adquirieron este solar para labrar en la calle Empedrador un edificio con funciones recreativo culturales donde se reunía un gran número de representantes de la colonia francesa que se estimaba en torno a 900, de los 60.000 habitantes que tenía la ciudad". En este apartado, Vila confirma que este edificio se construyó "en recuerdo de su Teatro de la Tragedia Francesa, que estuvo ubicado en el Mentidero, en el edificio que ocupó Diario de Cádiz en la calle Ceballos, y que también contaba con un amplio salón con proscenio y una gran fachada de cinco arcos de medio punto que se abría a un jardín interior".

Sobre este uso primitivo hay discrepancias. Otra voces apuntan directamente al Teatro de la Ópera Italiana, lo que este profesor de Historia desecha, entre planos y documentos almacenados en su tablet. Así, se escuda principalmente en el aforo del espacio operístico italiano, "que según datos encontrados en las actas municipales, constaba de 58 palcos y un elevado aforo con capacidad como para vender 1.700 entradas para una fiesta de baile de Carnaval en 1768", apunta. En cambio, las medidas del Salón Bajo de la Camorra ofrece siempre en las guías una anchura de 7,5 metros y una profundidad de 25 metros, "por lo que sería difícil ubicar a tantas personas".

También lo argumenta con la ubicación del edificio de la Ópera tanto en la maqueta de Cádiz, como en el plano de la ciudad de Josep Caballero de 1772, que lo sitúa en torno a lo que hoy es C&A y sus almacenes.

Pero si fue casino o teatro, no está reñido con el sinfín de usos culturales y vinculados también al Carnaval que el edificio ha presenciado a lo largo de su larga historia. De casino, a almacén vestuario -cuando fue confiscado en Guerra de la Independencia-, pasando por liceo, ateneo, cabaret, casa del pueblo, sede de la Tía Norica, Colegio, Conservatorio... Dicen incluso que en su salón bajo actuó Frank Kistz y Manuel de Falla, y que el coro del Tío de la Tiza entonó por primera vez Aquellos duros antiguos, en su época de Círculo Modernista. Son algunos de los secretos mejor guardados de la Casa de la Camorra en Cádiz. (Más información en http://coleccionocalendarios.blogspot.com.es/)

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