Tribuna

Pascual, no se ofenda hombre, que no era con usted la cosa. Ni con Dios.

Estimado señor Saturio: En referencia al sermón que ayer me dedicó en estas páginas quisiera decirle que me ha resultado extremadamente tierno el paternalismo que me regala, como si nos conociéramos de algo, como si fuera yo su sobrina. Supongo que eso de que le llamen "padre" le hace sentirse familia de cualquiera. Resulta encantadora la condescendencia con la que algunos señoros de cierta edad, como usted (como ve no me concedo la licencia de tutearle) le hablan a las mujeres cuando "se van de la lengua". Por otra parte, asombra la audacia con la que, como quien no quiere la cosa, habla usted por todo Cádiz. "Nosotros los gaditanos" "te dejamos vivir entre nosotros", ¡vaya!, ¡gracias Pascual, de corazón! A esta humilde admiradora suya desde hoy, la votaron en 2015 casi el 30% de las personas que votaron en Cádiz, representando a la primera fuerza política en esta ciudad en la que usted, en un alarde de clemencia, me permite vivir. Yo sin embargo, sería incapaz de arrogarme la portavocía de una ciudad entera, supongo que usted habrá obtenido muchos más votos, que no sean los de pobreza, obediencia y castidad, para ejercer de portavoz con tanto desahogo. Utiliza usted en su filípica palabras gruesas cuando me dice "Esto de vivir en contra de todos pero viviendo de todos es mal camino, Teresa". Admiración de nuevo y sonrojo. Le imagino levantando el vuelo de su sotana mientras me agita su dedo índice. He de suponer, que usted sin embargo, vive de sí mismo, en mi terrible infantilismo no entendería si no que me reprochara usted un salario público. Supongo que su forma de vida no tiene nada que ver con el dinero de los contribuyentes.

Reconocidos todos los méritos de sus magnánimas y sabias palabras y el enorme impacto que han tenido en esta sierva suya le voy a pedir, con toda la humildad, que me acepte una corrección. Supongo que su holística tarea que agrupa la guardia de la fe, la portavocía colectiva, la representación unívoca de la moral ciudadana gaditana y la política, formará parte también de su ministerio total esa ciencia tan mundana que es la informática. Cual sobrinilla que ayuda a su tato Pascual, con esa familiaridad que usted me regala en toda la tribuna, permítame aclararle un concepto confuso con el que usted se expresaba en su, por lo demás, brillante invectiva. Hablaba usted en su diatriba de "unas declaraciones de Teresa Rodríguez escritas en la página que el alcalde mantiene en alguna red social aludiendo al actor Willy Toledo". Pascual, se llama tuit, es un tuit que puse en mi perfil de twitter, nada que ver con el alcalde, que al contrario que usted con todo el pueblo de Cádiz, no suele hablar por mí. He de suponer que la recriminación que algunos párrocos hacen a José María González sobre mis palabras tiene que ver con ese tratamiento infantilizante que usted me da y claro, quien debe responder de mí pues serán mi padre y mi esposo, aunque supongo que sabrá que vivimos "en pecado". Y hablando de pecado, tito Saturio. Mencionaba usted en su resplandina la blasfemia. Esa costumbre tan popular y que está tan fea de cagarse "en dios" (así, con minúsculas y entre comillas, sin pensar en ningún dios) o en die que es más fino pero viene a ser lo mismo. Igual que en el padre, en la …. madre o en los muertos de quien toque (sin pensar en parientes o en personas fallecidas concretas). Que es pecado es algo que sabe usted mejor que yo, igual que el concubinato en el que vivimos el alcalde y yo. Que está feo es algo de lo que soy consciente. Así pues, blasfemar es pecado, blasfemar está feo pero mi pregunta es ¿blasfemar debe ser un delito tipificado en el código penal? Ese fue el motivo real de mi, por otra parte, grosero tuit, llamar la atención, efectivamente padre querido, sobre lo anacrónico en un país democrático del siglo XXI del delito de blasfemia. ¿Se imagina que estuviera sancionado decir palabrotas?, ¿que fuera delito hacer burla?, siempre habrá gente que pueda alegar que siente "herida en su sensibilidad". ¿Se imaginan que todo lo que es pecado fuera delito? Padre Pascual, usted es dominico y le supongo crítico, aunque sea en la intimidad, con los desmanes de su orden durante la Santa Inquisición, periodo en el que el catecismo llevado a ley implacable asesinó a incontables personas por herejes. Como sé lo que viene después le adelanto que condeno rotundamente los desmanes del estalinismo de los cuales también los míos, como en su caso Giordano Bruno, fueron víctimas.

Mi tuit no iba por usted, ni por Dios, señor Pascual, iba por el sentido común, iba por la defensa de la libertad de expresión también para la grosería, incluso si no nos gusta no podemos castigarlo, padre Pascual, porque eso es totalitario y da lugar a monstruosidades como la Santa Inquisición o la barbarie estalinista. Usted, padre Pascual, me encomienda en su matraca de ayer que aprenda a "saber callar", yo no le voy a decir que no se "meta en política" aunque no voy a privarme de señalar que lo ha hecho. Y, situados los dos en el mismo plano de debate político y de valores que usted le atribuye solo al dogma y yo hago extensivos a la solidaridad más universal, he de decirle que le echo de menos cuando se trata de reprimir declaraciones racistas, campañas de odio contra las personas pobres, contra las más débiles, esas personas a las que se consagran tantos miembros de su comunidad de fe. Le eché de menos tratando de amortiguar el discurso de Pablo Casado este verano cuando aprovechaba la llegada de pateras para decir que aquí no había derechos para los pobres y las perseguidas, o amonestando al portavoz popular gaditano, el señor Saldaña, que decía que la atención a los inmigrantes le quitaba recursos a los necesitados nativos. Ahí no lo escuché. Sin embargo, sí vi a cientos de personas vinculadas a la fe cristiana en una silenciosa ayuda constante a quienes llegan a nuestras costas huyendo del hambre y de la guerra. Con el mismo ingenio con el que me manda callar, con la misma aguda condescendencia faltona, me encantaría verle condenar un día el odio a los pobres. Yo no le voy a querer imponer nunca el "voto de silencio".

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