La Viña, como cada 1 de noviembre, debería haber sido este domingo una auténtica fiesta, pero la epidemia del coronavirus ha propiciado que la festividad de la Virgen de la Palma se haya limitado a una misa en su templo viñero. Ni rosario penitencial ni procesión de alabanza. Una eucaristía que se programaba a las 10.30 horas para no interferir con la hostelería de la zona y que fue presidida por el obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza. Con un 50 por ciento del aforo, con la Virgen en su camarín en lugar de lucir en su paso y con la música del coro dirigido por Juan Antonio Verdía, Tampoco, como es habitual, cantó el coro parroquial la Misa Típica Gaditana como prevención para que no entraran en el templo más personas de la cuenta.
Días antes el Ayuntamiento de Cádiz, atendiendo a las restricciones decretadas para frenar la epidemia, denegaba a la Archicofradía de La Palma el permiso para ocupar la vía pública celebrando el rosario de las 7.30 horas hasta La Caleta para la bendición de las aguas, recordando la intersección de la Virgen en el maremoto de 1755, y la función votiva (misa) en la misma calle. Con estas premisas, la hermandad se vio obligada a celebrar únicamente la eucaristía en el interior de la iglesia palmera.
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