Cádiz

En el PP andaluz las que mandan son las mujeres

  • Cinco candidatas frente a tres hombres en una jornada con muchos jóvenes y muchas ganas de ganar otra vez

Al Palacio de Congresos de Cádiz, sede del acto oficial del PP, se llegaba siguiendo unas pegatinas que, a modo de un pie con la frase 'Yo voy', llenaban la acera de la Cuestas de la Calesas (la candidata de Huelva, Fátima Báñez, le dijo a Teófila que Cádiz estaba muy bonita y limpia. Serían que no había visto tanto papel pegado en el suelo). También se llegaba siguiendo la senda de un más que elevado número de jóvenes que, más tarde, llenaron el auditorio principal del Palacio. Y muchas señoras elegantemente vestidas (¿dónde están el resto del año?). Como todo acto político que se precie también hicieron acto de presencia varios autobuses con militantes a bordo. E incluso unos niños, que aguantaron estoicamente las cerca de tres horas de intervenciones políticas (once en total).

Pero lo que de verdad protagonizó el acto, más allá de la propia presentación pública de los candidatos populares y el baño de críticas con el que se marcharon Manuel Chaves y José Luis Rodríguez Zapatero, fue la presencia masiva de mujeres al frente de las listas. Además de Teófila Martínez, el PP andaluz tendrá como seguras diputadas (pendientes de conocer en unos días las listas definitivas en todas las provincias) a Concha de Santa Ana (Granada), Fátima Báñez (Huelva), Celia Villalobos (Málaga) y Soledad Becerril (Sevilla). Cinco mujeres frente a tres hombres candidatos: Rafael Hernando (Almería), Rafael Merino (Córdoba) y Gabino Puche (Jaén). Los hombres del PP ya tiemblan ante su futuro.

Villalobos y Becerril dejaron patente su veteranía y las tablas como políticas con gran capacidad para conectar con el público. La primera logró, y después sólo lo consiguieron Teófila y Arenas, que los presentes la vitoreasen puestos en pie; por su parte, la política sevillana mostró su calidad en uno de los discursos más serios de la jornada. Teófila Martínez, jugando en casa, salió por la puerta grande. Como era previsible, se emocionó y acabó casi ronca. "¡Ole mi Teo!¡Ole mi número uno!", le decían. Como a Arenas. Y también como a Rajoy que estuvo presente mediante un vídeo, pero los gritos de fervor sonaban como si hubiera estado aquí.

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